El pasado viernes 15 de octubre tuvo lugar en el magnífico emplazamiento del castillo de Calatrava la Vieja la I Jornada de Sostenibilidad dedicada al agua de Castilla la Mancha, "Encuentros del Agua". Exitosa jornada organizada por la Asociación Naturalista Tablas de Calatrava, reuniendo a aquellos que algo tienen que decir (políticos, técnicos, gestores, agricultores y ecologistas) en torno a un agua que es de todos, incluso de los portugueses.
Se trata de los
primeros Encuentros del Agua, supongo que la palabra encuentro se debe al muy
loable intento de esta asociación para corregir el pertinaz "desencuentro" entre
unos y otros que ha llevado a esta lamentable situación del medio natural, en
todo lo relacionado con el agua en Castilla la Mancha, incluidos estandartes como el Parque
Nacional de las Tablas de Daimiel o las lagunas de Ruidera. Idea valiente, realizada a contracorriente de la realidad actual, en
la que el desastre ecológico cada día es más indisimulable, véase el conflicto del agua de las Tablas de Daimiel,
véase el conflicto de aguas solicitadas para riegos vs. agua disponible, véase
los numerosos informes sobre el robo del agua en España, esta gente intenta lograr el entendimiento colectivo para un futuro, al menos, más verde.
A pesar de todo, y muy
importante, señalar que todos los invitados a la mesa han respondido y
colaborado, tal es el poder de convocatoria de esta asociación a la que envidio
su eficacia. No hablo ya de científicos y ponentes, que también, sino de las mayores
autoridades castellano manchegas en materia de agua: el Consejero de
Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, el presidente
de la Diputación de Ciudad Real, José Manuel Caballero Serrano o el presidente
de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, Samuel Moraleda Ludeña y, como
no, el alcalde de Carrión, Dionisio Moreno Antequera, que tras sus palabras de bienvenida, dio paso a Cirilo Martín Fernández-Espartero, presidente de Tablas de
Calatrava con un discurso claro y rotundo, como es él que es casi más del campo
de Carrión que del pueblo.
Incluso quien no pudo venir, aportó presentación
telemática, como Miguel Ángel Hervás, Co-director del magnífico Parque
Arqueológico de Calatrava (y Alarcos) en el que tiene lugar este encuentro, con
una lección magistral sobre los molinos de ribera y su importante papel en la historia y
ecología de la zona. La otra lección magistral corrió a cargo de Rafael Ubaldo Gosálvez
Rey, director de GEOVOL y recién venido del volcán de la Palma que nos habló de la
relación del agua y el fuego del vulcanismo con: “Surgencias de agua en el Campo
de Calatrava, Hervideros y Chorros”.
Samuel Moraleda nos habló del papel de la Confederación Hidrográfica en la gestión del agua del Alto Guadiana, apuntó el enorme desfase entre oferta y demanda, pero no entró en detalles sobre posibles recortes a los riegos; Jesús García del Valle, director de AQUONA empresa en crecimiento exponencial en gestión y tratamiento de aguas, habló sobre “la Gestión Sostenible de los Recursos”, y del papel que llevan a cabo dentro y fuera de su empresa al respecto. Ángela González Moreno, vicerrectora de Innovación, Empleo y Emprendimiento de la UCLM del llamado Erasmus Rural en “UCLMrural: Universitarios ante la Despoblación”. Y sorprendente y muy bien recibida la charla de Ramón Muñoz de Cuerva, gerente de Bodegas Naranjo que, aunque cargada de buen humor, desde su papel de agricultor y productor de vino, habló claramente del absurdo de apostar por la cantidad en lugar de la calidad en las explotaciones manchegas; por el ahorro de agua y el buen uso de la técnica, en un sector como el vinícola, en el que su familia lleva varias generaciones.
Mención aparte fue el discurso de la máxima autoridad en la sala, el consejero Francisco Martínez Arroyo. Magnífica charla bien intencionada, pero hecha para quedar bien ante auditorios favorables. Un discurso largo, pero sin contenido, con lugares comunes adaptado a los tiempos y a la temática: conjugar desarrollo y medio ambiente, economía circular, desarrollo sostenible, la terrible sequía (mantra no apoyado científicamente), el papel del agua en el desarrollo y así un montón de sonoras, pero huecas palabras que apuntaban a la necesidad de tener más aguas para tener más desarrollo, que presentaba como un gran logro a agradecer, la prolongación de Tubería Manchega, más y más hacia el oeste en breves plazos sucesivos. Incurrió en algún desliz, como que el que el Parque Nacional se hallaba más abajo de las Tablas de Calatrava. Yo que llevo siguiendo sus discursos, desde el inicio de la dichosa tubería, veo que son siempre los mismos, con ligeras adaptaciones locales, pero mostrando, a mi juicio y claramente, el servilismo de la Junta de Comunidades hacia la verdadera autoridad regional, la asociación de jóvenes agricultores ASAJA y otros terratenientes que, por cierto, de jóvenes no tienen nada y saben más por viejos que por diablos.
Al final por apreturas de agenda debidas a otro evento que se inauguraba en Ciudad Real, la feria de la caza y turismo rural (Fercatur), marcharon la mayoría de los políticos invitados, antes de que pudiese tener lugar el ansiado debate sobre el agua manchega. Retrasos acumulados por dilaciones consecutivas en las alocuciones, hicieron que apenas hubiese lugar a alguna puntualización y ya, pasadas las dos y media, marchamos a las bodegas Naranjo donde Ramón nos tenía preparados a todos, vinos y viandas para que guardásemos un buen recuerdo de Carrión de Calatrava y sus paisanos, donde entre saludos, charlas y anécdotas, se dio un feliz final a las primeras Jornadas de Sostenibilidad Tablas de Calatrava "Encuentros del Agua".
La Asociación Naturalista Tablas de Calatrava es un grupo de vecinos de Carrión de Calatrava, formada por gente de todo tipo y condición, que gracias a su buen hacer, siempre ha contado con el apoyo del consistorio, del pueblo y de empresarios locales. No son ni talibanes del ecologismo, ni dejan de decir las cosas como son, ni cómo se debe; han estudiado todo su municipio a fondo, sus variables ecológicas, la fauna, la flora, los ríos, pozos y arroyos, su historia y su gran patrimonio histórico. Han conseguido movilizar a la población en restauraciones, plantaciones, limpiezas, conferencias, teatralizaciones medievales, actuaciones, fiestas y celebraciones. Por eso en cada convocatoria suya, el pueblo se vuelca y disfruta o participa gustosa y activamente de sus actividades, ya sea para disfrutar de veladas medievales en el castillo o para trabajar arduamente levantando hornos de yeso, limpiando cañadas o restaurando puentes casi arruinados, como es su último trabajo en curso.
El problema del agua en la Mancha es durísimo, pero nadie parece verlo ni desde que empezó en los 80’, ni ahora. Se sigue huyendo hacia delante con este tema, es decir, el que venga atrás que arree. Es decir, todos sigue regando o siguen aumentando las superficies de riego, bien es verdad que ya no se riega a lo bestia, como en los tiempos del maíz o la remolacha, pero el viñedo se ha pasado en su mayoría a riego y espaldera y siguen en ello. Todo este aumento de riego a pesar de que ya en aquellos remotos tiempos del 1987 se declaró sobreexplotado el acuífero 23. Aún sigue vigente la romántica idea de que el agricultor es ese austero campesino que trabaja de sol a sol para sacarle partido a la tierra, pero está pasando como con los pastores, están en extinción.
Hoy muchos propietarios son inversionistas, locales o foráneos o
trabajadores liberales que suman a sus urbanos sueldos, las ayudas de la PAC
que reciben de sus heredados cultivos o viñedos, incluso a veces salen a las capitales
a protestar con tractores de más de cien mil euros. Aún siguen quedando algunos
agricultores, cada vez menos, que sí deberían ser los únicos beneficiarios
de las ayudas europeas o de la administración, el gasoil rebajado y el agua sin precio. Esa es la escasa agricultura social que debería ser prioritaria, la que mueve mano de obra y une a las personas a su tierra, el resto son rentistas y explotadores en busca del
máximo beneficio, caiga quien caiga, como ha caído la naturaleza o está cayendo el
acuífero.
Hace un par de meses a través de la Asociación
Ojos del Guadiana Vivos, cuyo lema e interés está en su mismo nombre, me publicaron
en El Diario un artículo titulado “A vueltas con la tubería manchega” sobre el
cual quería hacer una entrada en este blog y que, con la celebración de estos
Encuentros del Agua, me ponen ahora en bandeja. Quizás me extienda demasiado,
pero creo necesario que el complejo entramado de la situación hídrica de la Mancha, extensible a buena
parte de la España seca, se conozco en su justa medida, quizás se note que
cojeo del lado ecologista, frente al desarrollismo a
cualquier precio, pero creo que pocos podrán contestar la lógica realista que subyace en todo el
escrito. Gracias y perdón por la longitud del mismo.
LA TUBERÍA MANCHEGA
La tubería de la Llanura Manchega ya es una realidad que va avanzando poco
a poco hacia las zonas occidentales manchegas para transportar agua detraída de
la cuenca del Tajo, esta temporada algo más boyante gracias a Filomena que en
la usual situación de escasez de los últimos decenios. Esta tubería “será clave
para resolver los problemas de abastecimiento en toda la provincia con un
aporte extra de agua superficial que permitirá acabar con el uso de agua
subterránea de los acuíferos”, según ha dicho recientemente el Consejero de
Agricultura, Francisco Martínez Arroyo.
Pero una tubería no tiene porqué ser necesaria para solventar el
abastecimiento humano en La Mancha, y sin duda, las afirmaciones del optimista
consejero, son cuando no una exageración idealizada, un atentado contra la
lógica del ciclo hidrológico natural y un flagrante incumplimiento de la
Directiva Marco del Agua que es quien regula las líneas generales del uso,
consumo, disfrute o precauciones respecto al uso del agua en España y en toda
la Comunidad Europea.
Como suponíamos, esta tubería pretende la cancelación y descarte de la
solución más simple y más lógica de suministro, los pozos de abastecimiento en
cada municipio interesado. Bajo los suelos manchegos tenemos la enorme fortuna
de poseer un gran pantano subterráneo, sin pérdidas por evaporación, para un
suministro que debería ser de calidad, obligada para el consumo humano, pero no
menos, para el consumo agrícola. Este descarte del agua para consumo humano de
nuestros acuíferos, no se pretende que sea una ventaja para su recuperación,
para que vuelvan a abrirse los Ojos del Guadiana o para que los ríos manchegos
recuperen algo del enorme terreno y calidad perdida, no. Esa agua, nuevamente,
va a ser para aumentar los regadíos, en muchos casos para crear productos
excedentarios cuyos costes, véase subvenciones, destilaciones de crisis, etc., que se pagan entre todos los contribuyentes.
Desde 1987, cuando se declaró sobre-explotado el acuífero 23, el regadío a
pesar de ello, no ha hecho más que crecer, entrando desde entonces decenas de
miles de pozos dentro del adjetivo “ilegales”, de éstos, la gran mayoría se han
legalizado, otros continúan en la ilegalidad y el mismo consejero es de la
opinión de que ahora, con el uso de la Tubería Manchega, se les puede legalizar
de una vez por todas, “solucionando” así un problema largamente arrastrado.
Pero, lógicamente, no es la solución y tampoco se es ilegal por no
haber tenido los pertinentes contactos necesarios.
Los explotadores agrícolas no paran de presionar a las autoridades, de un
signo u otro, para que se garanticen sus riegos, se legalicen sus pozos, se
aumenten superficies o dotaciones de regadío y la administración, tras carísimos
intentos fallidos o pervertidos respecto a sus intenciones originarias como
Planes Especiales, Compensaciones de Rentas, Derechos de Riegos, etc., se ha
echado claramente a un lado, ha ido autorizando lo que ya venía actuando desde
hace años y ha dejado hacer al mercado a su aire, dejando por el camino unos
ríos y un medio ambiente ya casi olvidados, y a los pequeños y medianos
agricultores, abandonados en medio de la selva de los grandes propietarios y los
fondos de inversión.
El problema no son los “ilegales”, ni siquiera los foráneos fondos de
inversión metidos a agricultores, el problema es que no hay agua, no solo eso,
es que nunca la habrá, porque se trata de una demanda inflada y creciente,
siempre muy por encima de la capacidad de recarga del acuífero. Pero quién le
pone el cascabel al gato, quién se arriesga a ejercer de diana de los ataques
de las organizaciones agrarias, quién se arriesga a perder apoyo político o
electoral. No tenemos agua ni para todo, ni para todos y esa es la pura y simple
realidad.
Todas las previsiones, todas, apuntan a una reducción de las
precipitaciones y a un aumento de las temperaturas, aumento que se traduce en
mayores requerimientos hídricos. Pero es que tienen que ser siempre los
agoreros de los ecologistas, los que hagan el papel que tendría que hacer
cualquier gobernante con dos dedos de frente y con un mínimo de visión de
futuro, o estamos en el muy popular “el que venga atrás que arree”. ¿Es que
nadie ve venir el desastre?
Pero mientras tanto en el campo, cada vez hay más alambres y más regadíos;
incluso cultivos que se van imponiendo por ser mediterráneos y tolerantes a la
sequía veraniega, también se riegan, teóricamente con riegos de apoyo para que
no se sequen, pero es que, si los apoyas más, producen más, luego a regar se ha
dicho, además, por tratarse de leñosos, tienen derechos de riego garantizados.
Sin duda, es la agricultura el sector fundamental en nuestros pueblos
manchegos, pero hay muchas formas de hacer agricultura, de mantener a la gente
en el campo y la sociedad tiene que ser consciente de ello y no dejar actuar
libremente a los agentes interesados manejando la situación y el territorio en
base a su lógica empresarial y partidista. Es mucho el dinero que la sociedad
pone y que, parece como si fluyese de Europa como un maná, cuando todos
formamos parte de las cuentas que mantienen esa agricultura que está acabando
con el medio ambiente e incluso con su propio futuro agrario.
El agricultor también es víctima y objetivo de muchos actores, según algunas organizaciones agrarias víctima de una Confederación Hidrográfica confundida y manipulada por los ecologistas, pero realmente como dicen las novelas, solo hay que seguir el dinero. Hasta hace poco, las cosas han ido saliendo bien, siempre sin mirar al futuro o al medio ambiente, las rentas han ido creciendo, las subvenciones tanto por insumos, como fruto de una PAC europea y lejana, que no sabe ni de realidades locales ni de picarescas, fluían y eran más que interesantes. Ese dinero, en gran parte institucional y europeo, ha hecho que sobre el agricultor hayan planeado como buitres, cajas y bancos (facilitando en exceso el endeudamiento e hipotecando al agricultor), vendedores de maquinaria, técnicos agrícolas y representantes de fitosanitarios (prescribiendo sin contestación, abonos, herbicidas, tratamientos, fertilizantes, etc.) o políticos que siempre que han podido les han usado, etc.
También, y todo hay que decirlo, el agricultor no es tonto, y si alguien hallaba alguna argucia legal, atajo o coladero, este truco se imponía, pues pasaría por tonto quien no lo hiciera, haciéndolo los demás, las numerosas sanciones pagadas, en litigio o a pagar, así lo atestiguan. Pero cuidado, los agricultores pueden ser el chivo expiatorio de un futuro poco halagüeño, pues es posible que se aminoren los grifos del dinero fácil, que llegue una PAC menos generosa, que se imponga un mercado menos subvencionado, que haya que competir Fondos de Inversión, que el agua, no solo empiece a cobrarse a todos, como lleva exigiendo desde hace años la Comisión Europea, sino que su precio deje a bastantes regantes por el camino. Entonces muchos querrán hacer efectivo y reclamar deudas y probablemente, los rendimientos del trabajo irán, mayormente, a pagar los compromisos adquiridos. Es ahí donde de verdad van a hacer falta ayudas, ayudas a quienes, esta vez, las van a necesitar de verdad.
Tener bajo nuestros pies una de las mayores reservas de agua es un lujo
que no nos podemos permitir desperdiciar, ni estropearlo con un exceso de
nitratos o fitosanitarios usados sin mesura en superficie o con aguas urbanas
sin depurar. Hay que pensar en el futuro, en un futuro con poca agua, que va a
afectar a todas las cuencas, no pensando que si nos quedamos sin agua vamos a
tirar de Tubería Manchega, pues es probable que también se queden sin agua en
la cabecera del Tajo, una cabecera que se debe, en principio al Tajo y que,
pocos se lo han planteado, pero que va a servir, no para que a Toledo o a
Talavera les llegue su propia agua, sino para abrevar
al gigante madrileño, una comunidad que no quiere ponerse barreras, aparte
de bajar los impuestos a sus empresas, y no tiene reparos en llevarse
el agua de ríos, propios y ajenos, pero que ahora apunta claramente al Tajo y para ello se está ampliando la potabilizadora en Colmenar de Oreja. ¿Quedarán excedentes
en la cabecera del Tajo para derivar a la Tubería Manchega una vez atendida la
demanda madrileña o la perteneciente a dicha cuenca hidrográfica?
La apuesta no es la Tubería Manchega, la apuesta son los acuíferos, su
cuidado y mantenimiento como garantía para un abastecimiento humano, agrícola y
medio ambiental. No de grandes infraestructuras, sino de plantas
potabilizadoras para las poblaciones manchegas y con pequeñas redes locales de
suministro. Para ello hay que empezar ya a regular sin demora el uso de
fitoquímicos en la agricultura, subvencionar el cultivo ecológico y penalizar
los excesos de consumo, tanto los agrícolas como los demás. Prohibir el uso de
pesticidas en el control de las malas hierbas, tanto en el campo como en
las cunetas, pues todo acaba yendo a parar al acuífero, un acuífero cuyos
niveles estén en estrecha relación con el agua disponible para el consumo
agrario, buscando siempre el equilibrio reflejado en Plan del Guadiana que
pretende un afloramiento anual de agua, poco más que testimonial, pero de
importancia, por los secos Ojos del Guadiana.
No queremos el agua ajena, ni siquiera para el Parque Nacional o la Reserva
de la Biosfera, queremos usar nuestra agua, un agua de calidad que garantice la
salud de nuestra población, de nuestra economía y de nuestros ecosistemas, todo
lo demás serán conflictos con otras comunidades o peor, con nuestros
hermanos del Tajo. Por supuesto, que es necesario la modernización de redes y
sistemas de riego y cualquier otro apoyo tecnológico que ahorre agua, así como
el que todos los actores estén de acuerdo a la ley y que se tengan en especial
consideración, las explotaciones verdaderamente sociales o prioritarias.
La naturaleza también necesita su espacio, la desaparición de las grandes
llanuras de inundación manchegas, así como de numerosas lagunas y lagunillas ha
conllevado, a parte de una enorme pérdida de biodiversidad, la de enormes
superficies de recarga que se han convertido en superficies de consumo y eso a pesar
de ser áreas improductivas. El mero cultivo de subvenciones, sin atender a la
potencialidad natural o a la vocación agrícola del terruño, ya es en sí una
aberración a la lógica que finalmente repercutirá, no solo en el medio ambiente, como ya lo ha hecho y sigue haciendo, sino en la economía y en la sociedad que así estamos generando.
Aunque vengan tiempos difíciles, la Mancha tiene futuro, lo único que hay
que hacer es apostar claramente por él y eso lo tenemos que hacer entre todos,
aunque muchos tengan que dejar de ganar parte de lo que hasta hoy venían
ganando, pero es que estamos jugando con el futuro de todos. La tubería
manchega no es la solución, puede paliar problemas puntuales de suministro,
pero bien puede convertirse en el portazo definitivo a la lucha por conseguir
un acuífero limpio y lleno, para suministros, riegos, aguas superficiales o que los ojos del Guadiana pierdan su ceguera.