Estrecho de las Hoces, el lugar más salvaje del Guadiana, ahora en peligro
La
naturaleza salvaje del oeste ibérico está en verdadero peligro. En general
salvada de la agresividad de la moderna agricultura, por su carácter montuoso y de suelos poco aptos para aprovechamientos
agrarios, ahora viene a sufrir el embate de una minería especulativa que se ha
lanzado de golpe a por multitud de lugares que, parece pura coincidencia, son
de los mejores de la naturaleza española.
Todo parece responder al unísono a un momento de aprovechamiento hasta el límite de
los recursos del suelo que se puedan “poner en valor”. Vemos las salvajadas de
un capitalismo desbocado que va por países tercermundistas imponiendo su ley
del más fuerte, provocando guerras, cambiando gobiernos o destrozando grandes
áreas salvajes y nos parece que es una película de países pobres y gobiernos
corruptos.
Pero cuando vemos que, dentro de un secretismo generalizado, por todo el oeste español, desde Galicia hasta
Huelva, existen centenares de proyectos mineros, prometiendo el oro y el moro,
comprando alcaldes, tirando de “puertas giratorias” en las administraciones
autonómicas y cebándose en áreas que han ido convirtiendo en vacíos demográficos,
donde la contestación social va a ser mínima, es fácil comprender que el
peligro es muy serio.
Voy a
hablar solo de unos pocos casos muy concretos, en el oeste de Ciudad Real, el
epicentro de la mayor área salvaje peninsular, aunque esto sea solo reconocido
por los cazadores y por unos pocos amantes de la naturaleza, viajeros o
naturales, directos o indirectos, de esta fantástica región. A pesar de sus dimensiones apenas es conocida, quizás por sus duros veranos, por ser el paraíso del latifundio o por la ausencia de altos picos o de lugares suficientemente emblemáticos.
A esta región que yo le llamaría "Oretania", por aproximación a un sinónimo de los Montes de Toledo (amplia región perteneciente al obispado de Toledo que excedía en mucho los límites provinciales) y su parte ciudarrealeña afectada es la de Los
Montes, donde Montes de Toledo y Sierra Morena, entran en contacto a través de
decenas de serrezuelas paralelas a las anteriores aunque mucho menos nombradas.
A escasos metros de este vallejo, con sus alamillos oretanos, viene la escombrera de la mina
Parte de "Oretania" y la zona donde van las minas del oeste de Ciudad Real, al sur de Cabañeros, en el mismo corazón montuoso de toda esta región
Esta "Oretania" limita a norte y sur con el Tajo y el Guadalquivir, aunque tiene continuidad más al norte, por Monfrague y otras muchas
sierras cuarcíticas apalachenses idénticas; al
oeste en Badajoz, tiende a difuminarse, a partir de la Siberia y la Serena,
humanizándose en Tierra de Barros y el Bajo Guadiana; y se estira hacia el este, en Sierra Morena y sus estribaciones, por Jaén y hasta los límites albaceteños.
Biogeográficamente
la región está bien definida como la Subprovincia Luso-Extremadurense de la provincia Mediterránea-Ibérica-Occidental que en la
práctica es el país de las dehesas que pueblan sus escasas llanadas y
los pies del maremágnum de sierras y serrezuelas que conforman gran parte del zócalo hercínico ibérico.
La gran área salvaje del suroeste ibérico, rodeada de dehesas y llena de todo tipo de proyectos mineros
En el
oeste de Ciudad Real, al menos que se sepa, hay tres proyectos mineros en
distinto grado de aprobación, en Abenójar, Fontanarejo y Arroba (Arroba de los Montes-Puebla de Don Rodrigo). El de Abenójar, en la magnífica finca de la Encarnación y contra la voluntad de su propietaria, parece que está ya aprobado. Hay que tener en cuenta que la Ley de Minas, es de tiempos casi autárquicos, en los que se promovía claramente la minería. Hoy esta Ley, se ha convertido en una práctica herramienta puesta al servicio de los inversores, para la imposición de la minería sobre otras actividades económicas.
Valle del Guadiana en su unión con el Tirteafuera
El proyecto de la mina de fosfatos en Fontanarejo, parece haber pasado el trámite de Declaración de Impacto Ambiental, tras colarse un estudio medio-ambiental que parece diseñado específicamente para pasar este trámite, sin tener en cuenta los altísimos valores ambientales de la zona o la cercanía, menos de 10km, del Parque Nacional de Cabañeros.
Justo al otro lado de este cordal, va la explotación minera de Arroba-Puebla
El proyecto de Arroba de los Montes (Puebla de Don Rodrigo) lleva consigo un impacto enorme, con una escombrera gigante proyectada sobre una de las laderas más rica en grandes deslizamientos de toda Castilla la Mancha y con la mina a cielo abierto en la cabecera del arroyo Vallecristo que vierte al corazón mismo del Estrecho de las Hoces, uno de los espacios naturales más salvaje y espectacular de toda la región.
Gran deslizamiento de mediados de los años 90, justo donde quieren poner la escombrera
Toda esta gran región española es la única que no posee en su vecindad ninguna autovía, ninguna ciudad de gran tamaño, ninguna actividad industrial (a no ser la de un Puertollano en declive) y ninguna importante área agricola, solo la apicultura y la caza, tienen aquí un paraíso. Una región de cielos oscuros, sin la menor contaminación lumínica, apta para entrar la iniciativa Starlight de la Unesco para la observación astronómica.
Tuve recientemente la oportunidad de dar una charla en el bar La Era de
Fontanarejo, sobre los importantes valores naturales de estos municipios y sus
inmediatos alrededores, para que se conozca y valore mejor aún, la gran riqueza natural que tienen estas tierras y que sus habitantes sopesen, si merece la pena arriesgarse a perderla.
Llevo años pidiendo e informando en este blog sobre el que debería
ser el Parque Nacional del Guadiana que desde las Tablas de Daimiel y Ciudad
Real capital, hasta los grandes pantanos extremeños, debería reunir en él todo
un elenco de espacios naturales protegidos, de una u otra manera, desde Cabañeros al norte, hasta
Valle de Alcudia-Sierra Madrona, al sur.
El aromático arbusto Myrica gale en el bonal de Barranquillos en Fontanarejo, abajo el bonal de la Sierra del Hontanar, no muy lejos de la proyectada escombrera
Mezcla de quejigares y encinares en una ladera de umbría
Hoy la moderna minería ya no es subterránea, es a cielo abierto,
abriendo un cráter en el terreno de enormes proporciones y de costosa recuperación,
con grandes infraestructura como un lugar de molienda, tratamiento y obtención
del mineral y las vías de comunicación al exterior o entre éstas y el gran vertedero de estériles
y productos de desecho.
Todo esto no afecta solamente a
las parcelas que sufrirán la instalación del boquete minero y demás infraestructuras, sino a todo el
conjunto de la región. Las continuas explosiones, el movimiento de tierras y los
transportes, afectarán al régimen hídrico superficial y subterráneo, a la
contaminación atmosférica (incluso radioactiva) con sus partículas en
suspensión y demás molestias, a la ganadería, a la caza, a la
apicultura, a la cría de especies en peligro de extinción, al paisaje, e influirán muy
negativamente a otras actividades nada desdeñables como la caza, la pesca, el
turismo rural, etc., precisamente uno de los activos más importantes de toda
la región y aun por desarrollar, en relación al altísimo valor ambiental de
todas estas localidades a caballo entre Badajoz, Toledo y Ciudad Real.
Conozco bastante bien esta lejana
región y no dejo de asombrarme cada vez que vuelo por allí con nuevos lugares y
rincones que no dejan de confirmarme que es uno de los mejores sitios naturales
de toda la península, y sé de lo que hablo. Esta vez la sorpresa la tuve coronando
el Cerro del Águila, ladera arriba de lo que va a ser el cráter de la mina, caminando
sobre miles de extraños icnofósiles, reconocidos recientemente como del gusano
gigante Daedalus desglandi. Lugar propuesto como Lugar Geológico de Importancia Internacional.
No fue la única sorpresa, la otra fue, aunque ya
había oído algo, la existencia, cerca de la proyectada escombrera de la mina de
Arroba, en Peñas Pardas, de muestras de un excepcional megalitismo prehistórico,
como una gran cabeza de ídolo que se ha convertido en el símbolo de la
plataforma No a la Mina.
Observando un trozo de fósil en la cumbre del cerro del Águila
El ídolo megalítico de Peñas Pardas, no muy lejos de la proyectada escombrera (foto Jesús Víctor)
La charla versó sobre la geomorfología
y vegetación de la zona que responde a la gran variedad topográfica, siendo
dominante el encinar luso-extremadurense, seguido en umbrías y áreas de suelos más profundos por los abundantes quejigos, y algo más dispersos, apareciendo también en lo alto de las cuerdas, alcornoques.
Son comunes en las solanas las variantes termo-xerófilas
(acebuchares, lentiscares, mirtos, o incluso agracejos -Phillyrea latifolia - arbóreos, etc.) y verdaderamente especiales las variantes higrófilas que dan escasos robledales mesomediterráneos, a veces sustituidos por hoy ya escasos castaños. Pero más especial aún es la presencia de abedulares y, los muy parecidos álamos carpetanos, una variante silícea de Populus alba que solo crecen en esta región.
Estos árboles son las mayores especies que crecen en los abundantes bonales de la zona, ecosistemas que por sí solos, con su especificidad, hacen única a esta región española. Solo unos pocos están protegidos, como el de Barranquillos o el de la Sierra del Hontanar, muy cercano a la escombrera, como otros menores que incluso poseen la única localidad de la bella Serapias perez-chiscanoi de Ciudad Real.
Especies puntuales y poco comunes en todo el centro de España que aparecen en esta región son: Betula pendula subsp. fontqueri var. parvibracteata, Alnus glutinosa, Corylus avellana, Coronilla juncea, Adenocarplus complicatus, A. telonensis, Frangula alnus, Cistus psilosepalus, Cytisus multiflorus, Genista triacanthos, etc. Por otra parte, gran importancia botánica tienen casi todas las especies (muchas de ellas protegidas) de los bonales: Myrica gale, Erica lusitanica, Erica tetralis, Genista anglica, G. tinctorea, Serapias perez-chiscanoi, S. cordigera, Fuirena pubescens, Rhincospora alba, Pinguicola lusitanica, Drosera rotundifolia, Lobelia urens, Sphagnum spp., etc.
Alcornocales, no muy lejos del gran alcornocal de El Zumajo
Castaños de la ladera de umbría del cordal donde va la mina de fosfatos
Los blancos fustes de los alamillos carpetanos en el arroyo Castillejo
La única población ciudadrealeña de esta Serapias será destruida por las obras. Abajo la carnívora Pinguicola lusitanica
La geomorfología no desmerece en
nada y realza y promueve toda esa variada vegetación anterior. El Guadiana muestra
aquí, el curso medio fluvial mejor conservado de todos los grandes ríos ibéricos,
dibujando una amplia red de grandes meandros, algunos casi coalescentes,
dejando algunas lagunas aisladas por cierre del meandro, como la de Valparaíso;
los meandros encajados del San Marcos o los del Tirteafuera en Abenójar; grandes
hoces fluviales como el Estrecho de las Hoces (Puebla de Don Rodrigo), el
estrecho de Tablacaldera (Luciana-Abenójar), el estrecho de Valdehornos (Navalpino)
o la cresta cuarcítica zigzagueada por meandros encajados de Valle Moreno.
Aquí se encuentra el
mayor conjunto de rañas de Europa; las calizas paleozoicas de Hojalora; la
laguna volcánica de Michos; los asomos volcánicos de Valdelapedriza y El
Castaño; las llamativas pedrizas de sus laderas, etc.
Paisaje de llanuras colgadas (rañas), digitándose hacia el Cíjara
Meandro del Guadiana a jpunto de "atajarse". Abajo extraña sucesión de meandros cortando el eje de una sierra en Valle Moreno
Pedrizas abundantes en estas serrezuelas cobijando a veces grandes quejigos (abajo) o cornicabras (arriba)
Figuras de protección de esta
región son: el Parque Nacional de Cabañeros, la reserva Fluvial de (el abedular) de Riofrío, la laguna de Michos. Sus numerosos Bonales (Puebla de Don Rodrigo, Sierra del Hontanar, Barranquillos, el Alcornocal, Zarzalagorda, el Chorro, etc.) y numerosos Lugares de Interés Geológico que aparte de los mencionados meandros y hoces del Guadiana, también cuenta con el de los fosfatos de Fontanarejo.
Un Guadiana casi virginal antes de la Puebla de Don Rodrigo
No me quiero extender más porque hay muchísimo que me dejo en el tintero, como por ejemplo, los lugares de alto valor que además de éstos, deberían entrar en la lista de lugares protegidos, etc. Pero quien sí que merecen protección, son las personas que viven aquí y que aman su tierra, ahora casi obligados a posicionarse de un bando o del otro, cuando lo que quieren es vivir en paz y tener la oportunidad de poder trabajar en su tierra, sin que ello signifique su destrucción.