A la derecha la cañada y el caballón del canal de desague con carrascas. Al fondo brecha de salida del agua
Ya
he hablado aquí sobre esta magnífica laguna volcánica, sobre su belleza y sobre
sus problemas a pesar de ser Monumento Natural, la magnífica noticia es que
ahora mismo está siendo restaurada por la Junta de Comunidades. Acabo de ver a
un bulldozer trabajando en la desaparición del lamentable canal de drenaje que
bordeaba todo su perímetro. Ahora la laguna cogerá la amplitud que le
corresponde naturalmente, sin ningún obstáculo artificial.
Laderas cercanas de un variado monte mediterráneo de carácter térmico (lentiscos, coscojas, acebuches, etc.)
Ahora,
como en toda laguna temporal, solo falta que llueva; ya lo ha hecho hace poco y
de forma torrencial, parecía que septiembre se iba de rositas, “secando las
fuentes” como dice en su primera alternativa el refrán, pero en los tres
últimos días del mes cayeron unos cien litros, con un reparto tipo lotero,
pero por lo asurcado del mantillo del suelo en los piedemontes cercanos, se ve
que aquí cayó bien, además el enorme canal de drenaje excavado en la roca para
desaguar la laguna, todavía tenía bastante agua.
Ladera arroyada por el chaparrón de finales de septiembre
Esta
laguna que en propiedad debería llamarse la laguna del volcán de Peñarroya, por
encontrarse al pie de dicho volcán y haber sido originada en relación al mismo
evento geológico. También tiene el sobrenombre de laguna de las Maestras,
porque no hace mucho tiempo perteneció a la familia de unas maestras que había
en Alcolea. También, a pesar de lo que rezan algunos mapas
oficiales, esta laguna pertenece al término municipal de
Corral de Calatrava aunque esté cerca de Alcolea de Calatrava. Pero
siempre han sido los vecinos de esta localidad los que más se han movilizado y
su ayuntamiento quién más ha presionado para llegar a este feliz desenlace.
Las rocas volcánicas de la cumbre del Peñarroya hacen honor a su rojo nombre
Hace
unos días dando una vuelta en bicicleta para echarle un ojo a la laguna. Subí
desde el arroyo de la Zarza, donde está una de las mejores áreas de corazas
ferromagnesianas del Campo de Calatrava, una roja y durísima formación rocosa de
bloques de todo tipo empastados en una matriz ferro-magnésiana, originada por
fuentes hidro-termales producto de un vulcanismo de baja actividad. Poco después atravesé la parte final de las coladas de lava que del Peñarroya se dirigen
hacia el sureste, una zona temible con suelo mojado, pues se forma un barro
fatídico, más parecido a un pegamento que se va adheriendo a calzado o a las
ruedas y que acaba atascando a quien lo atraviesa.
Rocas formadas por la coraza ferromagnesiana resaltando en el paisaje
Finalmente
dí vista a la laguna y oido a los ruidos de la maquinaria y comprobé asombrado
que casi todo el borde de la laguna estaba modificado, había desaparecido el
caballón que aislaba la laguna para desviar perimetralmente el agua. Ahora solo
se veían las huellas del bulldozer que en un movimiento oscilante de idas y
venidas de forma radial a la laguna, había hecho desaparecer el surco y el
caballón.
Me encuentro con el camino interrumpido por la labor de la máquina, pero ya no hay canal
En
ese margen de maniobra también había desaparecido el camino paralelo al canal,
pero la última vez que pasé por aquí, con agua, tuve que ir por la hierba fuera
del anegado camino. Si ha desaparecido es por una buena causa y ya el uso hará
el camino por donde más práctico sea.
Reverdecida por las últimas lluvias, al llegar salió volando una bandada de avefrías
Por
la parte occidental de la laguna transita la Cañada Real Soriana al pie del monte, ahí todavía seguía faenando la máquina. Ahora veía cortadas una
anacrónicas chaparras que habían nacido en el caballón, con los pies siempre por
encima del agua. La mayor podría llegar a tener unos 25 años, lo que da idea
del tamaño del caballón o lo que es lo mismo, de la profundidad del canal.
La mayor encina que fue capaz de vivir en el caballón entre el canal y la laguna
Ahora
la laguna podrá extenderse hasta la cañada y las encinas tendrán que instalarse
lejos de los niveles máximos de la laguna y no en artificiales caballones. Las
grandes y viejas encinas al pie de la umbría de esta serrezuela de las
Medias Lunas que ya existían antes del drenaje perimetral y el “gran cañón”
artificial que enviaba el agua al Guadiana (cortando el collado que separaba
ambos valles), llegan hasta el llano del vaso lagunar y marcan el antiguo nivel medio de
las máximas crecidas de la laguna, en su ancestral pugna entre lluvias y
evaporaciones.
Desagúe de toda la laguna, al fondo montón de tierra del cierre del canal perimetral
Investigando
un poco me dijeron que esto era fruto de la presión constante ejercida por el
ayuntamiento de Alcolea junto con colectivos ecologistas y particulares a la
Junta de Comunidades por redondear una protección que clamaba al cielo porque,
si no la más bella, una de las más bellas de todo el gran conjunto lagunar de
los cráteres explosivos del Campo de Calatrava, se encontraba en ese estado tan
cercenado y polémico a pesar de ser Monumento Natural. Sí que ha habido
presión y la Junta era proclive a una restauración, pero los tiros han venido
de rebote, y aunque alguien haya salido ganando más, sin duda hemos ganado
todos.
Magníficos acebuchares en la bajada de la laguna hacia el Guadiana
D.
Pedro de Borbón y Dos Sicilias, no sé si en su nombre o como gestor e
intermediario de otro terrateniente, adquirió la laguna a sus antiguos
propietarios con vistas ha realizar una permuta de unos terrenos públicos, (un
pinar sin gran valor) en la finca de El Tocón en Almodóvar del Campo. Permuta
que vio con buenos ojos la Junta y que realizó con prontitud, al igual que ha
tardado poco en iniciar la tan necesaria restauración.
La cicatriz de la desparición del canal se borrará en cuanto llueva y crezca la hierba
Este
es un ejemplar precedente de la reversión de una situación anómala a su estado
natural, en un par de días y por muy poco dinero, una máquina borra por
completo los canales de drenaje de una laguna. Canales que nunca se debieron
haberse hecho, ni haber cortado la montaña para desaguar, ni haber hecho una
“mina” para desempeñar el mismo cometido. Cuanto dinero se habrá invertido en
destrozar un pequeño paraíso para poner en producción cerealista de secano y con
descanso en barbecho, unas tierras que cuando no había sequía había exceso de
agua y que casi valían más como pastizal natural.
Las encinas del fondo, en la umbría, marcan el probable límite máximo de la laguna
Esta
laguna es una joya botánica y faunística como muchas otras en la vecindad,
desde los antediluvianos Tríops (mini cangrejos de herradura), a la escasísima
planta acuática Damasonium polyspermum,
de fructificaciones estrelladas, pasando por toda la gama de aves lacustres y
de paso (avocetas, cigüeñuelas, anátidas, avefrías, cigueñas blanca y negra,
etc.).
Rara y estrellada Damasonium polyspermum en la que puede ser su localidad más norteña
Ha
quedado demostrado lo fácil que es si hay una mínima voluntad, en teoría todas
las láminas de agua, aunque sean estacionales, son Dominio Público Hidráulico,
no concibo como la mayoría de ellas están en manos privadas, aún habiendo sido
promovidas a Monumento Natural por la Junta de Comunidades. Es fácil, son muy
pocas hectáreas y sustentan paraísos de biodiversidad y son auténticas y bellas
“almas del paisaje”, aparte de pertenecer al acervo cultural de todos los habitantes del Campo de
Calatrava.
Un par de días de bulldozer bastaron para revertir una lamentable historia de décadas
¿Para cuando el resto de las cercanas lagunas calatravas?, como la
del Bú cerca de Alcolea, la de La Camacha, entre Picón y Alcolea, la de
Valverde, entre este anejo y Alcolea, la del Lucianiego, en el collado antes de
bajar a Piedrabuena, y un largo etcétera algo más alejadas y, como clamaba en
otra entrada, con lo perpetrado a todo el cauce inicial del Guadiana, ¿para
cuando el relleno de todas sus zanjas de drenaje?
Camino del Quijote, Cañada Real y Camino Natural del Guadiana, todo pasa por la laguna
Dios
quiera que llueva, que todos veamos una laguna de Peñarroya pletórica de vida
y, por qué no, unos Ojos del Guadiana Vivos. No hace falta tanto, con que
llueva lo que climatológicamente es lógico, podríamos verlos manar y llenar de
vida estas sedientas tierras.
Restaurado puente de Las Ovejas en el cercano Guadiana