El límite superior del bosque, el “Timberline” de los países
anglosajones, nos remite directamente a la idea de alta montaña que a diferencia
de la baja o media montaña y obviando discutibles criterios altitudinales, es
aquella que posee una franja altitudinal superior carente de vegetación
forestal natural. Es significativo el nombre alemán de esta línea: “Krummholz”
que literalmente significa madera retorcida, debido a las duras condiciones que
tienen que soportar los últimos árboles del bosque, pues aparecen enanizados,
retorcidos e incluso, tocados por el rayo.
Esta zona, muy desnaturalizada en los últimos tiempos, presenta unas características ecológicas que la hacen diferente y peculiar. Es ecológicamente un medio fronterizo, un ecotono, la zona intermedia entre dos mundos, entre dos medios vegetales dinámicamente muy diferentes, el arbóreo y el arbustivo.
Pedreras inestabilizadas por el hielo y la escorrentía en
los tubos de Cabezas de Hierro
Aquí la crudeza climática y los procesos geomorfológicos
asociados, marcan un límite altitudinal, más o menos neto, al desarrollo de la
vegetación de gran talla. A partir de esta línea solo en refugios, bajo
condiciones microclimáticas más favorables, podremos encontrar algún arbol. El
relevo de lo forestal lo toma la vegetación arbustiva con lo que las
características edáficas, lumínicas y microclimáticas cambian por dejar de ser
nemorales, aunque tenemos la riqueza combinada de esos dos mundos.
En la Cantábrica pasamos
del bosque a un gran brezal-tojal con escobas
El clima se caracteriza por un descenso generalizado de la
temperatura, la acción persistente del viento y la mayor cuantía de las
precipitaciones, siendo las invernales mayormente en forma de nieve. Las precipitaciones
se ven potenciadas por la altitud y, en muchos casos, también por el efecto de
pantalla orográfica frente a la circulación general de los vientos dominantes.
Tras el fuego las fuertes lluvias del sur de Gredos
erosionaron brutalmente estas laderas
Al disminuir la temperatura y aumentar la precipitación,
dentro del macrobioclima mediterráneo se hace posible la existencia de
numerosas especies de carácter atlántico o eurosiberiano. En muchos sistemas
montañosos del centro y norte ibérico, en razón al incremento de la altura
pasamos directamente de estar bajo un macrobioclima mediterráneo al templado,
lo que lleva asociado todo un cambio vegetacional y una neta frontera
biogeográfica en esas mismas laderas.
En las montañas templadas el límite del bosque viene marcado por los abedulares, situados
por encima del hayedo
Los factores climáticos aquí, salvo el aumento de
precipitaciones, son limitantes de la actividad vegetal y ponen en marcha procesos
apenas relevantes en áreas inferiores, como son todos aquellos relacionados con
la congelación del agua en el interior del suelo. Los ciclos diarios o
estacionales de congelación/deshielo actúan enérgicamente sobre la capa superficial del suelo inestabilizándolo o sobre el material rocoso,
cuarteándolo y arenizándolo; Ciclos de mayor duración crean en el interior
del suelo vejigas o hinchazones de proporciones muy variables, fenómeno
llamativo principalmente en las zonas húmedas, siendo capaces de, por gravedad,
movilizar masas de terreno.
Lóbulo solifluidal de barro y césped fluyendo entre pinos que sufren el
"efecto bandera" del fuerte viento dominante
La congelación de los suelos queda amortiguada por la
presencia de la vegetación, aunque un régimen hídrico potenciado por
precipitaciones puntualmente importantes y los deshielos pueden combinase peligrosamente. Esto queda patente
cuando desaparece la cubierta vegetal y se producen, avalanchas de terreno,
acarcavamientos o grandes surcos torrenciales que hacen desaparecer la rica capa
superficial del suelo. Estos materiales arrastrados colmatan las pozas de las
gargantas y, río abajo, el fondo de los pantanos.
Estos pinos sujetan con sus raíces el suelo y los materiales
rocosos en el borde de la garganta
Esta es la zona con mayor biodiversidad
de la montaña, pues la condición fronteriza y su variada topografía crea un gran
mosaico de microhábitats. Los ambientes van de lo rupícola a lo megafórbico, de
lo heliófilo a lo esciófilo, de las condiciones más xéricas, impuestas por la
exposición a los agentes atmosféricos: sol, vientos, una rápida escorrentía,
etcétera; a las más higrófilas: umbrías, abundancia de manantiales, sombras
topográficas,.. Por esto aquí aparecen cercanos reductos de la flora cacuminal y de la flora de cotas inferiores.
Abedulares sobre el pinar de Lillo marcando el límite del
bosque
Es por esta mezcolanza de ambientes ecológicos una zona de
hibridación; especies adaptadas a uno u otro medio se encuentran aquí en
vecindad; no en el mismo nicho ecológico, pero en nichos que están muy
próximos: son áreas idóneas para la especiación. Por ejemplo, en Gredos el caso
de las santolinas o de los tomillos. Santolina oblongifolia de cotas altas y S.
rosmarinifolia de las bajas, coincieden en el timberline donde es frecuente
encontrar individuos intermedios S. virescens; otro tanto ocurre con los tomillos,
el supraforestal Thymus bracteatus,
contacta con el T. mastichina, de zonas inferiores, resultando un tomillo con
olor a melisa que es el Thymus bratichina, dado por híbrido pero, en mi
opinión, una nueva especie en toda regla, y así numerosos ejemplos.
Santolina virescens, intermedia entre la oromediterránea S. oblongifolia y la
supramediterránea S. rosmarinifolia
Numerosos
elementos norteños se dejan ver en este límite: tejos, acebos, serbales varios,
abedules, etc.; así como especies relictas: roble albar, pinos cascalbos y
silvestres en el sistema central; pinos negros o moros y sabinas rastreras en
el Ibérico; pinsapos y quejigos alpinos en las sierras andaluzas y especies
alpinas en el eje cántabro-pirenaico. A nivel arbustivo se produce una
dominancia explosiva al reducirse la
competencia arbórea. También existe potencialidad hibridógena y generadoras
de especies, mezclándose arbustos de
cotas superiores e inferiores. Ej: Cytisus oromediterranus x C. multiflorus: Cytisus
praecox.
Santolina oblongifolia rodeada de Thymus bracteatus y una
solitaria y supramediterránea Festuca elegans
El caso
del Sistema Central Ibérico es paradigmático de la fragilidad del
timberline. A Gredos, en sentido amplio,
llegan ganados de regiones vecinas e incluso distantes, lo que finalmente ha resultado en que solo
existan bosques en las áreas bajas, en las de importancia ganadera marginal, en la
vecindad de los pueblos o en la retícula del parcelario, donde se mantiene algo
de la primitiva riqueza forestal. Ni que
decir tiene que los mejores pastos casi coinciden con el área de timber,
aunque hoy, hay que sumar a los recurrentes incendios de piornal (climácico o serial), la plaga de los incendios forestales, el mayor desastre
ecológico en los veranos contemporáneos.
El
límite del bosque por la acción antrópica es un tema controvertido, no como en
el Guadarrama, donde por encima del piso del roble existe un claro piso del
pino silvestre, apareciendo algunos tortuosos pies de pino incluso por encima de los 2200m.
Según recientes investigaciones hasta no hace mucho existió en Gredos un límite
forestal de pinar, el resto de los pinares de pino silvestre actuales,
(Hoyocasero y Alto Tormes), son pinares probablemente naturales pero
favorecidos por el hombre frente al robledal.
Paso del robledal al piornal en lo alto del Pinajarro en el
timber del valle de Ambroz
El roble
es quien tomó el relevo al pinar silvestre en la paulatina dulcificación del
clima a mitad del Holoceno. El robledal tiene un límite forestal difuso en
torno a los 1300-1500m. pero no es difícil encontrar pies en localizaciones
rupestres que rozando los 2000m., en ambas vertientes y en puntos de difícil
acumulación de nieve, factor que parece ser más restrictivo a nivel climático
que el descenso de la temperatura con la altitud. En la mitad occidental de
Gredos de influencia atlántica dominan los robles, mientras que en su mitad
oriental, más continental, dominan los pinares, aunque muy favorecidos por el
hombre.
Límite del bosque
totalmente natural, algo inusual en la sierra Madrileña
La
idea de los pisos bioclimáticos altitudinales o pisos de vegetación es un
concepto antiguo. Para el centro peninsular fue el geógrafo Huguet del Villar
quién primero los definió. Hoy en día el planteamiento
científico más acertado y admitido para la cliserie altitudinal de la montaña mediterránea
es el de Salvador Rivas-Martínez que los caracteriza clara y matemáticamente por medio de valores umbrales climáticos. El timberline se encontraría en el límite entre el
piso supramediterráneo (robledal) y el oromediterráneo; aunque si existe pinar silvestre, el timber estaría entre el horizonte
inferior oromediterráneo y el piornal del horizonte superior.
En Guadarrama Huguet del Villar comprobó la zonación
altitudinal de la vegetación ibérica
En el esquema clásico para el Guadarrama, estaba el piso de la encina, por encima de
éste, el piso del roble; por encima de éste, el piso del pinar; por encima de
éste, el piso del piornal y por encima de este último, el piso del pastizal vivaz de alta montaña. Este esquema, con
ligeras variantes, parece haber sido
válido en el pasado para la práctica totalidad de las grandes montañas
peninsulares, incluso la cordillera Cantábrica albergó una secuencia similar en
su vertiente mesetaria, con grandes pinares reducidos en la actualidad a Lillo
y Velilla del rio Carrión. Las Béticas y el sistema ibérico también parecen
haber seguido este esquema, aunque los robledales (en calizas quejigares y
acerales) están francamente mermados por la potenciación de los pinares. En
estas áreas, mayoritariamente calizas, el papel del pino silvestre también ha
sido desempeñado por el pino laricio y los sabinares.
Por encima del cantábrico pinar de Lillo, por encima del
límite forestal aparece el arbustivo Quercus orocantabrica
Ha sido el fuego quien ha dejado literalmente pelado el
timber de la mayoría de nuestras sierras. Desde los celtas para mantener
sus idolatrados ganados, a romanos y reconquista, con el uso del fuego como táctica de guerra,
hasta los incendios de nuestros días, se ha ido calcinando esta región; pero hay un
fuego especialmente dañino, en mayor
medida al tratarse de unos fuegos que se suelen provocar cuando se da por concluída la campaña de incendios. Es el
fuego intencionado de los piornales (o brezales en climas más húmedos) para
recuperar o conseguir pastos. Antes era una herramienta que era casi un arte y
hacían poco daño, pero hoy es el mayor azote de lo más alto de nuestros montes.
Acebos ramoneados por los venados en su parte inferior en el
timber asturiano
Un
nuevo factor degradante se viene a sumar hoy en día a los incendios forestales
en el timberline, es la actual pujanza de la caza mayor que en el Sistema Central
ha venido del incremento exponencial de la cabra montés en los últimos años. Su
número es francamente excesivo en todo el Sistema Central, con un serio
problema en Gredos; otro tanto ocurre con los jabalíes, síntoma del abandono
rural y prueba de la dureza de estos animales, es muy corriente el observar
grandes áreas de pastizal totalmente arados por ellos. Con los cérvidos y
debido al cambio climático, en esta área que debido a la nieve tenían vetada,
se ha pasado de la ausencia más absoluta a la abundancia. Aumento, poblacional
muy considerable en todo el Sistema Central e Ibérico, pero espectacular en la
Cantábrica. Si la evolución siguiera su curso probablemente daría una nueva
especie más adaptada al frío y la nieve, el ciervo de piornal.
Zona gredense
deforestada y abundante en jabalíes y venados
El efecto de
esta fauna tan alabada por los escopeteros, sobre la vegetación, unida a las
causas provocadas directa o indirectamente por la acción del hombre
(principalmente los fuegos), está dejando esta franja zonal de vegetación en
unas condiciones precarias para enfrentar un incierto futuro que los vaticinios
climáticos nos presentan como poco o nada halagüeño.
Un fuego o el rayo acabó
con uno de los últimos pinos silvestres del valle del Tiétar, cara sur
de Gredos
Entre
las medidas que se deberían tomar para impedir el deterioro de esta franja
altitudinal, aparte de las coherentes con todas las normativas de protección
ambiental nacionales y europeas, de las que muchas atañen a estas áreas por entrar
en áreas de protección manifiesta, y manifiestamente ampliable, se deberían
observar otras de sentido común que no suelen entrar en las miras de gestores
más proclives a un falso sentido económico.
Reversión de la pista de esquí de Valcotos a un estado más natural
Por todo esto habría que asentar medidas indispensables para
esta región tan delicada y tan importante para garantizar la seguridad de las
áreas inferiores tales como:
- Prohibir la explotación forestal en áreas con pendiente
mayor de 20°, como factor protector del suelo frente a las abundantes
precipitaciones que aquí se producen y sus ulteriores destrozos erosivos.
Actuar pensando en el bosque como reservorio de humedad y fábrica de
fertilidad. El cuidado y protección del bosque es asegurar un ciclo hidrológico
limpio y bien secuenciado, protegiendo desde arriba toda la cuenca y el
suministro a las zonas inferiores.
Al fondo paso del hayedo-robledal al piornal-brezal de
Ayllón. En primer término montes aterrazados
- Racionalizar y conjuntar un sistema silvo-pastoral. Ocurre
que grandes áreas se dedican en exclusiva a uno u otro uso. Es corriente
ver buenos pastizales reforestados cuando serían más productivos ecológica y
ganaderamente siguiendo como prados y viceversa; si se plantaran árboles en altos y
oteros, vallándose los árboles cuando jóvenes, darían en el futuro mayor humedad
y protección al terreno, así como cobijo al ganado en verano.
- Reforestar con especies del terreno o recientemente
desaparecidas de la zona, con un abanico de especies autóctonas e incluso no
tanto, al menos en las áreas de menos valor ecológico, adecuando las especies a
las áreas del terreno más favorables a ellas. Dado los variables tiempos que se
avecinan es absurdo jugársela a una sola carta.
Últimos silvestres
del sur de Gredos con un fondo de laderas deforestadas por los fuegos
reiterados
- Control poblacional de las especies cinegéticas con el
establecimiento de unas densidades máximas y no impedir
por más tiempo, la entrada del lobo como actor y parte de la dinámica
poblacional de los herbívoros en las áreas donde aún no está presente.
- Una labor educativa digna y pagada en el medio rural, las
ideas preconcebidas, antiguas o los prejuicios frente a la protección del
territorio están a la orden del día entre los paisanos que son finalmente
quienes van a cuidar y sufrir o disfrutar de las acciones de protección. Este
puede ser el punto clave de cualquier gestión del espacio rural. La valoración
del factor humano y el ganar racionalmente la colaboración de los pueblos tiene
una importancia crucial ante cualquier acción de futuro.
- Hacer de la lucha contra el fuego un asunto de estado y conseguir la erradicación del incendio de piornal como práctica de
manejo de los pastos ganaderos. Antes se sabía quemar en tiempo y forma, y
siempre bajo estricta vigilancia. Hoy se prende y se escapa porque es ilegal y luego el fuego sigue su curso desbocado.
Poco a poco esos pinillos van conquistando la cima de las montañas, vetadas antes de estos tiempos más cálidos