Los lirios son uno de los géneros
de plantas con una de las flores más llamativas del reino vegetal. Tal es su
belleza que algunas especies se han naturalizado tras su cultivo masivo en
jardinería, mientras que otras por contra están desapareciendo por una
recolección excesiva. De antemano, disculpad el exceso de ambiguos nombres científicos y vernáculos de esta entrada.
Crecimiento masivo del lirio español tras un invierno y primavera lluviosos
Tal belleza ha sido la causa de una quizá excesiva admiración por ellos, desde su bajorrelieve en la puerta
de Ístar en Mesopotamia, hasta su unión con la tradición
monárquica francesa y por simpatía, con toda la heráldica europea. Incluso el
símbolo de la flor de "lis" se usó para la orientación de los mapas como hoy se
usa la rosa de los rumbos. También es símbolo de la belleza, la
pureza, la limpieza, el cielo (los pétalos hacia arriba) y la tierra (los
pétalos hacia abajo), la trinidad, los “boys scout” y un largo etcétera.
Visión zenital del simétrico lirio hediondo Chamaeiris foetidissima
El nombre lirio no genera confusión,
pero el heráldico y afrancesado "flor de lis", también ha valido para la no menos bella, flor del martagón, Lilium martagon y para su amarilla raza
pirenaico-cantábrica el Lilium pyrenaicum que es la "flor de lis" de los Pirineos franceses. Los nombres vernáculos de los lirios sí son un lío, pues varían con las regiones y se cambian de unas especies a otras; lirios de monte, de roca y de agua, hay muchos, además los botánicos andan de mudanza y "recortes" de especies, por eso, y con perdón, voy a usar aquí los nuevos nombres.
Lirio de junquera Chamaeiris reichenbachiana anterior Iris spuria subsp. maritima
Las iridáceas son una de las familias
más fáciles de reconocer, pues las características formales de sus flores no dejan
lugar a dudas; otra cosa es acertar con la especie y otra traducirlo a como ha quedado el género de los lirios, “Iris”, después de su
reciente cambio tras concienzudos estudios filogenéticos que lo han “deconstruido”. Como todo cambio, desconcertante, pero creo que
acertado y razonado. El anterior género Iris se ha descompuesto en otros varios géneros, de tal manera
que el actual solo tiene tres especies, uno el cultivadísimo Iris germánica, el menos cultivado, I. canescens y el autóctono y calizo, Iris lutescens.
Hojas de Iris lutescens. Como en todos los lirios, tanto las hojas como las flores, son inconfundibles
De la nueva clasificación taxonómica en Flora Ibérica desaparecen
algunas especies; unas con buenas explicaciones y otras no tan convincentes,
como el lirio amarillo extremeño, el Iris lusitanica que a pesar de sus flores amarillas, se argumenta
que en todo lo demás, es idéntico al lirio español Xiphion vulgare. Aquí prefiero la escuela botánica de Salvador Rivas Martínez que da tanta o más importancia a la ecología propia de la planta que a los meros caracteres taxonómicos, y este lirio amarillo, la tiene su ecología en los secos pedregales y arenales ribereños más occidentales.
Los nuevos géneros son: son Xiphion, Chamaeiris, Juno y Limniris. Permanecen Iris y Ginandriris. Los lirios que aquí voy a tratar, quedarían como sigue:
Lirios de junquera compitiendo/cohabitando con los juncos, mientras que el lirio acuático lo hace con cárices, carrizos y espadañas
Los nuevos géneros son: son Xiphion, Chamaeiris, Juno y Limniris. Permanecen Iris y Ginandriris. Los lirios que aquí voy a tratar, quedarían como sigue:
Nombre vernáculo Nombre
anterior Nombre actual
Lirio español Iris xiphium Xiphion vulgare
Lirio acuático Iris pseudacorus Limniris
pseudacorus
Lirio de
junquera Iris spuria
Chamaeiris reichenbachiana
Lirio hediondo Iris foetidissima Chamaeiris foetidissima
Lirio de
invierno Iris planifolia Juno planifolia
Lirio de loma Iris
lutescens (no cambia)
Patita de
burro Ginandriris sisyrinchium (no
cambia)
Lirio de invierno, Juno planifolia lleno de flores acaules, es decir, sin tallos
Los
abundantes e incluso naturalizados Iris
germanica, usados tanto por su belleza como por su contención de taludes, pueden
vivir muchos años; hace tiempo en un lugar imposible, un alto espolón yesífero
sobre la vega del Jarama y frente al antiguo puente del tren de Arganda (el que
pita más que anda), encontré una gran mata de estos lirios; al tiempo me
contarían –historia creíble o no- que se trataba de la tumba de una brigadista muerta en
la Batalla del Jarama.
Rodal de Iris germánica sobre un espolón en los yesos con el rio Jarama al fondo
Todos los lirios del centro
peninsular son éstos, salvo un lirio que llega desde las Subbéticas a alguna
localidad de la Ibérica conquense (Xiphion
serotinum) y existe una cita de Xiphion filifolium en el oeste de Ciudad Real que pongo muy en duda. El aludido Iris lusitanica
es del centro-occidente extremeño, bien podría aparecer en los
arenales toledanos del Tiétar, ver (Alberto Gil Chamorro en Desde el Torreón) y, finalmente, Xiphion latifolium de las altas montañas del norte llega a contadas localidades boscosas y prados de siega de Ayllón, en el norte de Guadalajara y Madrid.
El resto de los lirios ibéricos, con la
excepción de Xiphion filifolium del extremo sur, son del norte: el escasísimo Xiphion
boissieri del noroeste (galaico-portugués) y Chamaeiris
graminea del norte central.
El lirio acuático Limniris pseudacorus, tal vez sea el lirio más fácil de ver de toda la península, aquí en el Guadiana
Lirio de junquera en plena llanura de inundación del Guadiana evidenciando la buena salud de ésta
De todos los lirios que voy a tratar,
prácticamente solo es relativamente fácil observar, el lirio de agua (Limniris pseudacorus) en ríos y arroyos, más o menos permanentes y el lirio de monte (Xiphion vulgare) en montes y canturrales. A éstos le seguiría, con mayor dificultad
de observación, en llanuras de inundación e incluso en zonas salobres bien conservadas, el lirio
de junquera (Chamaeiris reichenbachiana).
Menos extendidos aún, en el extremo sur occidental meseteño, el pequeño patita de burro (Ginandriris sisyrinchium) y el lirio de invierno (Juno planifolia) y todavía más escaso, en áreas más térmicas, húmedas y umbrosas, el lirio hediondo (Chamaeiris foetidissima); y ya, de manera absolutamente puntual y localizada, el lirio de loma (Iris lutescens) en enclaves calizos montanos.
Los raros lirios hediondos en su mejor localidad ciudarrealeña
Menos extendidos aún, en el extremo sur occidental meseteño, el pequeño patita de burro (Ginandriris sisyrinchium) y el lirio de invierno (Juno planifolia) y todavía más escaso, en áreas más térmicas, húmedas y umbrosas, el lirio hediondo (Chamaeiris foetidissima); y ya, de manera absolutamente puntual y localizada, el lirio de loma (Iris lutescens) en enclaves calizos montanos.
El lirio español Xiphium vulgare es relativamente
abundante, pues un año lluvioso da gusto verlos al
viajar o andar por los montes del centro peninsular, donde entre las piedras,
en vaguadas y cunetas llega a crecer en masa, aunque nunca de manera tan concentrada
como lo puedan hacer el lirio acuático y el de junquera, con el que alguna vez
llega a mezclarse, siendo entonces algo confundible por la flor, pero los frutos y
la mata que forman, son totalmente diferentes.
Es un lirio muy grácil, de alta
talla que se sobrepone al matorral o pastizal dominante, muy variable en
tonalidades y tamaños. Es tan versátil que aparece desde los frescos robledales
a pedregosas solanas y admite todo tipo de litologías, aunque una de mis
localidades favoritas está sobre calizas paleozoicas.
El lirio acuático, Limniris pseudoacorus, tolera aguas
ligeramente contaminadas y es abundante en casi todos los ríos y arroyos
españoles, a veces me ha llamado la atención la cantidad de ellos en
angostos arroyos de Montes de Toledo, creciendo entre la maleza de sauces y
zarzales. Llega a formar vegetación, creciendo la masa de hojas en competencia
con espadañas y carrizos.
Un lugar donde siempre es abundante
es el magnífico Bullaque, río que debería estar integrado en el
Parque Nacional de Cabañeros. A diferencia del lirio de junquera, no tolera para nada la
sal, el año pasado intenté con Rubén de Pablo una repoblación en el
sureste madrileño y a pesar de elegir aparentemente un buen lugar, las plantas
fueron muriendo por la salinidad del arroyo de los Migueles en Rivas.
Lirios de junquera en una pradera húmeda, de fondo el amarillo Tetragonolobus maritimus
El lirio de junquera, Chamaeiris reichenbachiana, es muy
ocasional, pero sabiendo donde buscarlo, llega a aparecer incluso en apretadas
formaciones. Una de ellas la descubrí el año pasado, pero este año, la
climatología no le ha sido favorable, pues a pesar de encontrarlo en floración (tras varias visitas), no era, ni de lejos, tan masivo como el año anterior.
Increíble concentración de lirios de junquera recién "pasados"; este año no ha salido ni parecido
Ejemplar de arroyos salinos madrileños, hojas más claras y estrechas y solo una flor por tallo
Es el lirio indicador de la buena
salud de las praderas-juncales y de las llanuras de inundación, y en algún caso
lo he visto crecer prácticamente sobre costra salina, como en el arroyo de la
Cañada de Valdemoro en Madrid, de esto le vino el haber sido descrito como Iris spuria subsp. maritima. Creo que, finalmente, ha desapareció de las lagunas endorreicas manchegas. Afortunadamente hemos descubierto varias poblaciones en arroyos salobres madrileños, aunque una ha sido barrida con bulldozers del arroyo de los Migueles para urbanizar la zona, y me resulta bastante diferente del tipo, por lo que pienso que sí que puede haber una especie más marítima que la otra.
Detalle de la esquiva flor del lirio hediondo (perdón por el nombre)
El lirio hediondo, llamado así
porque huele algo mal al frotar fuertemente las hojas, de todo el centro peninsular
que yo sepa, solo aparece en el extremo sur y occidental ciudarrealeño, en arroyos
temporales y nacederos muy umbrosos y en alguna localidad alcarreña como el valle del Tajuña y muy probablemente aparezca también en bosques galería del
Júcar y en la albacetense sierra de Alcaraz. En el norte peninsular es casi una "mala hierba" de los prados húmedos.
La primera vez que vi este lirio fue, en gran cantidad, a la sombra de un rarísimo quejigar-avellanar; estaba sin flor y no lo
reconocí, me llevé un esqueje y lo planté en un jardín, pasaron años
hasta que un día abrí las ramas de la hortensia que los cobijaba y
aparecieron las esbeltas flores de este lirio, dejándome absolutamente
boquiabierto.
Grupo de patitas de burro Ginandriris sisyrinchium
Los "patita de burro" (Ginandriris
sisyrinchium) son abundantes en los suelos pobres y pedregosos de las dehesas
andaluzo-extremeñas y llegan al extremo sur occidental de Ciudad Real y al extremo suroeste toledano. Florecen en lugares duros, secos e inhóspitos como un milagroso
regalo de la tierra.
A pesar de su pequeño tamaño son de una belleza enorme,
destacando en una estación en la que el campo apenas empieza a barruntar la
primavera. Podría ser que el calentamiento global esté detrás de la ampliación de su areal hacia el centro peninsular. Ya está a menos de 30km de Ciudad Real, hace años solo llegaban al valle de Alcudia.
Lirio de invierno, Juno planifolia
El lirio de invierno Juno planifolia, no llega ni siquiera a asomarse
a la primavera, en otra entrada exclusiva sobre ellos, ya conté que incluso los he visto en Ciudad Real
a comienzos de diciembre, pero asoma por allí alejándose mucho de su meridional
área de distribución. También y de mucho menor tamaño, salen en las calizas del Campo de Montiel.
Como todo el género Iris, aparece "barbado" el Iris lutescens
La sorpresa de este año ha sido el
lirio de loma, el calizo Iris lutescens,
un lirio “barbado” que ya conocía del Maestrazgo castellonense, donde lo
llamaban lirio de llomba. Me parecía increíble que entre las rocas calizas, en
lo más seco y pedregoso pudiese crecer un lirio tan aparentemente delicado. En
su área de distribución más oriental llega a hacer honor al nombre lutescens -amarillo- y
suele tener dos flores (ex Iris biflora).
Pero no se trata para nada, de una
planta delicada ni crece, solo en esas regiones calizas de la iberia oriental. Gracias
a Álvaro Nicolau me enteré de que existía en una zona caliza
toledana, junto con otras rarezas basófilas como la orquídea Orchis italica. Gracias Álvaro por este regalo.