Parece que este invierno no va a ser nada lluvioso, de momento y con algún empujoncillo, apenas llevamos una tercera parte de lo que sería habitual en esta época y el aspecto del campo es mucho más triste de lo habitual, aunque el Guadiana y otros arroyos siguen viviendo de las rentas de los dos últimos buenos años. Aun así me sigo dando mis paseos en busca de lo que me salga al encuentro, que no es poco.
El Campo de Calatrava, comarca
centro-occidental de Ciudad Real, posee una peculiar mezcla de litologías que
le confiere una identidad propia. Es el borde occidental de la planicie
carbonatada manchega, sobre la que emerge un oleaje de serretas cuarcíticas,
estando todo salpicado de variadas manifestaciones volcánicas. De no estar
estas tierras tan transformadas por la mano del hombre durante varios milenios,
a lo que ha contribuido la riqueza edáfica propiciada por los volcanes, su
riqueza vegetal sería inmensa, pues se aunarían tres tipos de vegetación, la
basófila, la silícea y la volcánica.
Estos paseos invernales los he dado por dos tipos
diferentes de áreas cercanas al curso del Guadiana medio, en las cercanías de
Ciudad Real; una zona caliza que coincide con el final exacto de la planicie
calcárea manchega, que aquí donde los ríos comienzan a serlo de verdad, profundizan
su cauce, dejando colgada la repisa de dura costra caliza superior que remata una
empinada cuesta con restos de vegetación natural. Abajo, en cuanto declina la
pendiente comienzan los cultivos.
El otro tipo de área es un majano (tierra entre
cultivos), formado por una largo y sinuoso borde de una colada volcánica que
separa dos campos de cereal, uno superior y otro inferior que enlaza con la
llanura de inundación del Guadiana.
En estos paseos una de las cosas que más busco son
las orquídeas. Parece que no es para nada su momento, pero es de los mejores
del año pues los pastizales se encuentran deshojados o muy mermados y es el
momento en que son más visibles las futuras orquídeas, pues mas tarde con la
primavera serán ocultadas por la masa vegetal de mayor crecimiento.
Las orquídeas suelen tener sus hojas basales,
principalmente el gran género Ophrys, el de las abejeras o flores que simulan
abejorros e incluso huelen a abejorros hembra. Estas plantas son geófitos, es
decir, plantas que tienen órganos de reserva bajo el suelo, de los que se
nutren para brotar con fuerza cuando las condiciones son benignas, pero aun así,
empiezan a desarrollar las hojas con el otoño y aguantan todo el invierno con
sus resistentes hojas basales. Diferenciar unas especies de otras solo por las
hojas basales es de nota, pero se puede conseguir a poco que se practique.
Hasta el año pasado no conseguí ver a
la mayor orquídea española Barlia robertiana, en invierno, distinguible a
distancia por sus grandes hojas de un verde rezogante que destacaban en medio
de los colores pardo-cenizos del pastizal invernal, justo una semana mas tarde
localicé varios ejemplares exactamente iguales en Ciudad Real, donde no está
citada, donde además Valentín, Iván y Ramón ávidos investigadores de las orquídeas
ciudarrealeñas, llevan años buscándola. Acudí pronto a comentarles mi hallazgo,
pero cuando se las mostré, Valentín dijo que eran Himantoglossum hircinum, la
otra gran orquídea ibérica y tenía toda la razón como pudimos comprobar meses
mas tarde, aun así, también es una rareza, por ejemplo en Madrid solo conocemos
una única localidad.
Aunque muchos botánicos no reconocen una vegetación volcánica,
la realidad es que su presencia determina un fuerte cambio fisionómico al
paisaje vegetal, quizá dominado por especies basófilas pero muy poco corrientes
o abundantes en exceso respecto a las localidades calizas vecinas.
La época del año en que nos encontramos
y la escasez de precipitaciones hacen que este año sea particularmente pobre,
aun así la constancia y potencia de las situaciones anticiclónicas con heladas
mucho mas suaves de lo que nos tienen acostumbrados los anticiclones
invernales, deja un estado ambiental particularmente estático, impasible,
velado. Las tardes quedan abiertas a un paseo tranquilo con una luz tenue, casi
todavía otoñal.
La vegetación de estas escasas franjas
de terreno ajenas al arado es llamativa por su escasez, aparecen especies muy
calizas que apenas se dejan ver en otros pastizales vecinos. Destacan las
leguminosas y labiadas sobre las gramíneas Veo varios rabos de gatos (Sideritis
sp.) de gran tamaño que identificaré en primavera, las plantas del lino tienen
partes rebrotando, hay euforbias de gran tamaño que no veo en la Mancha y menos aun hacia el
oeste silíceo. Veo Hippocrepis, Hedysarum y varios Astragalus vivaces, alguno tan interesante
como para volver en primavera.
Varias laderas están sometidas a procesos de gravedad que hacen fluir los materiales más arcillosos ladera abajo, creando calveros y tramos agrietados entre la vegetación. Estas calvas, también llamadas por aquí blanquizales, son los que poseen la vegetación más original de estos terrenos, sin interferencias antrópicas.
Varias laderas están sometidas a procesos de gravedad que hacen fluir los materiales más arcillosos ladera abajo, creando calveros y tramos agrietados entre la vegetación. Estas calvas, también llamadas por aquí blanquizales, son los que poseen la vegetación más original de estos terrenos, sin interferencias antrópicas.
Las laderas mas pedregosas tienen tomillares
mayormente formados por zamarrillas (Teucrium sp.) y jarillas (Helianthemum
sp.) con tomillos. En terrenos más estables y profundos las gramíneas se hacen
más preponderantes y también entran especies como artemisas (A. herva alva y A. campestris), linos, Serratulas en sus
bordes aparecen las primeras orquídeas, en medio de suelos muy minerales,
desprotegidas, son Ophrys de las dos clases que viven aquí, la O. lutea, muy buscada un par de
años atrás por su rareza en Ciudad Real pero de la que ya hemos encontrado
varias buenas poblaciones y la O.
sphegodes.
Entre tanta hierba en hibernación
destacan poderosamente un par de flores de ojo de buey (Pallenis spinosa), muy pasadas de
fecha o confundidas con los extraños calores de finales del otoño, tras las
escasas lluvias de noviembre.
Este año compruebo en varios lugares la
agresividad del arado que araña los bardales e inclinadas laderas en un intento
de ganarle superficie a los sembrados, parece que se continúan dando ayudas
agrícolas a la superficie, pues otra explicación no tiene pues la producción en
estos bordes es absolutamente ridícula y sin embargo el daño que se le hace a
la biodiversidad es grande.
En otros bardales volcánicos veo que
apenas existen unas jarillas, tomillos y esparragueras entre tanta gramínea,
mucho mas abundantes que en la anterior zona caliza. Lo que más destaca ahora y mucho más dentro de pocos días, son las grandes hojas y flores del lirio de invierno, (Iris
planifolia) del que llego a descubrir, protegidos por retamas, varios ejemplares
floridos.
La única vegetación de gran tamaño de este lugar son unas escasas grandes retamas y varios
almendros o arzollos como les llaman por aquí, estando a un par de km
el mayor almendral salvaje del centro peninsular, el poco conocido y menos
valorado Arzollar de Alarcos, junto a las ruinas de la ciudad del mismo nombre que también es el de la mayor derrota cristiana de la reconquista, deliberadamente olvidada por
la vieja historiografía hispánica.
Para dar la nota trágica, al atravesar un sembrado me
dirigí a una mancha llamativamente blanca en medio del oscuro terreno
volcánico, al acercarme vi que era el plumón blanco con algunas plumas color
castaño de una avutarda cazada ilegalmente. Es una pena, pese a encontrarnos
enfrente del llamado cerro de las Avutardas por aquí es muy difícil observarlas.
....una avutarda menos
Noticia trágica:
En una de las mejores fincas públicas de la provincia, la Encomienda de Mudela, han aparecido seis águilas imperiales envenenadas, todo un récord, indignante cuando cundía cierto optimismo sobre el futuro de esta emblemática especie. Ya en otra entrada, la de la laguna del Acebuche, avisaba que había visto una urraca muerta y otra agonizante, probablemente por uso de venenos. Parece una práctica arraigada en la provincia, aún recuerdo que hace pocos años lo avisaban con carteles de :
> " Peligro Cebos Envenenados " <