martes, 26 de noviembre de 2013

Marcha por la inclusión de los Ojos del Guadiana en el Parque Nacional


            El domingo 17 de noviembre he participado en una marcha reclamando la inclusión de los Ojos del Guadiana en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. La marcha se ha realizado, a pesar de las inclemencias meteorológicas, por los iniciales Ojos del Guadiana, algunos con agua retenida pero no corriente, es decir, aún no es el agua del acuífero inmediato, sino del “aluvial”, el de la capa superficial impermeable.


Sembrado (sobre el D.P.H.) en el que se encontraba uno de los primeros Ojos del Guadiana

          La mañana amaneció bajo cero con una espesa niebla que afortunadamente se fue disipando poco antes de la cita: a las diez de la mañana, la previsión era de lluvia débil que aumentaría en intensidad con el trascurso del día; ese día la máxima no llegó a los cinco grados, o sea, el día más frío del año.


Una lección de historia y también de lo que nunca se debe volver a hacer, a cargo de Conce

             A pesar de todo, y sabiendo que mucha gente se echó para atrás, sobre todo los que venían con niños, poco más de cincuenta personas nos dimos cita. El motivo era reivindicar la corrección de un monumental error histórico, la no inclusión el día de la creación del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, de su fuente primigenia de agua y vida, los ancestrales Ojos del Guadiana. Este error acaba de ser clamorosamente reiterado, con la no inclusión de este tramo de los Ojos en la reciente ampliación del Parque Nacional.


Cambios del pasado a la situación actual en los Ojos del Guadiana
 a través de la fotografía aérea en un panel in situ

            La ampliación ha ido por otra parte, desoyendo a todas las voces autorizadas, se trataba simplemente de incluir las fincas compradas desde hace años, teóricamente para evitar excesivos consumos de agua en la vecindad del Parque. Compras bajo sospecha de especulación intencionada, compras con dinero público (mío y de usted), que no han aminorado esos elevados consumos. La ampliación ha esquivado áreas de enorme riqueza ecológica y mayor potencial, incluyendo un mínimo inexcusable, la llanura de inundación que es el Dominio Público Hidráulico (D.P.H.) del Guadiana y Cigüela que increíblemente se encuentra sin deslindar todavía.

Aquí se puede apreciar por el tono oscuro del suelo, lo que fue zona inundables y por lo tanto D.P.H.

            La promesa está lanzada al aire, en cuanto se deslinde el D.P.H. se añadirá al Parque. El razonamiento parece simple y más con la facilidad que da la teledetección para saber cuales son las potenciales superficies inundables, pero será todo lo complicado que las autoridades quieran. Parte de los terrenos están usurpados al río; hace unos 30 años, cuando dejó de salir agua por los Ojos, debido a las presiones de los extractores de turba, un juez extremeño dictaminó que el Guadiana no existía y que las tierras eran prácticamente ocupables. La chapuza del leguleyo fue revertida en 1994, cuando el Tribunal Supremo dictaminó que aunque no existieran aguas superficiales, toda esa zona seguía perteneciendo al D.P.H.; sentencia aún sin cumplir.

Las rocas de la limpieza de las viñas han ido sistemáticamente al D.P.H. y a rellenar Ojos y socavones

            Algunos avispados agricultores y propietarios colindantes fueron cambiando las lindes y se metieron donde no debían, algunos hicieron inversiones fomentadas por las administraciones, otros incluso pasaron los tractores sobre ruinas arqueológicas para instalar riegos o para destruir posibles hallazgos, no fuera que les expropiaran. Los políticos castellano-manchegos siempre han solido ser, de un signo o de otro, marionetas de los intereses locales (ASAJA), pasando por encima del interés general que también es el suyo.

En el centro del valle una aislada "motilla" cercenada lateralmente por un tractor. (ampliar para ver el gran bando de grullas al fondo)

            La agricultura pasó hace muchos años de ser casi una esclavitud, a ser un trabajo subvencionado por esa misma Europa que “tira” el dinero para que puedan conservarse los humedales manchegos. Un caldo de cultivo perfecto para la picaresca, y los agricultores manchegos serán de pueblo, pero de tontos no tienen un pelo, aunque han estado a punto de regar con lo peor del “culo” del acuífero, lo que podía haber significado el desprestigio total de los productos de "toda" la región.

Conce nos habla sobre la vida antaño, en esta desvencijada casilla de pescadores

            La marcha fue aderezada por las continuas paradas para escuchar las explicaciones sobre los lugares por los que pasábamos, gracias, principalmente a las enseñanzas de Conce, el veterano cronista de la ecología y arqueología de Villarrubia de los Ojos, con sus explicaciones apoyadas por sus propias vivencias, investigaciones y comentarios de los furtivos del detector de metales. 


Antigua foto aérea de los iniciales Ojos del Guadiana (puntos negros en la zona oscura), como el Ojo de la Señora rodeado con un círculo rojo. La marcha trascurrió de la esquina sup/dcha. a la península (Toriles), cruzando la línea blanca del puente-dique. 

             Nos habló de los charcones/ojos que veíamos en los lugares de menor cota, de los Ojos de Marilópez, de los Ojos de la Señora, de los pescadores y cangrejeros, de los intentos de cultivo de arrozales, de los trabajadores de la turba, pero sobre todo, y gracias al interés que mostramos todos, la excursión derivó hacia lo arqueológico, pues estábamos exactamente en uno de los centros neurálgicos de la historia antigua de nuestro país.

Afloramientos de agua en la llanura de inundación, al fondo la loma de la ibérica Los Toriles

            Aquí en los Ojos tuvo lugar, entre otras batallas, aquella en la que murió el caudillo cartaginés Asdrúbal Barca. También esta zona está plagada de “motillas” unos singulares asentamientos ibéricos, ubicados en el llano pero casi siempre rodeados de lagunas, algunos defendiendo pozos, otras defendidos por las aguas. Pero a esa cultura que copó prácticamente todo el llamado “bronce manchego”, una cultura pacífica de numerosos pequeños núcleos sin fortificar, llegó Cartago y la guerra. Se han encontrado incluso restos de un elefante entre la turba de los Ojos, aparte de una ánfora llenas de monedas cartaginesas que se supone era la paga de los soldados, “el Tesorillo de Villarrubia”.



            A partir de estas explicaciones éramos muchos los que no dejábamos de escudriñar el suelo pues los hallazgos eran continuos y Conce los catalogaba enseguida: terra sigillata, cerámica de barniz negro, ibérica con decoraciones, asas de ánfora, etc. Esta claro que esta zona es ecológicamente muy valiosa, pero casi lo es más en arqueología, pues lo que hay entre Alarcos y los Ojos (40km. todo ya propuesto como Parque Nacional), podría ser de lo mejor de Castilla la Mancha, si se pusiese en valor, se protegiese, se excavase y se preparase para mostrarlo.


Tramo inicial del curso del Guadiana, ahora sin agua

            Cruzamos lo que debió ser el Guadiana inicial por una especie de presa-puente de grandes dimensiones que unía las dos orillas, hacia el oeste el valle se hace mucho más amplio y recogía las aguas de otros ojos, provenientes de un ancho valle al sur. Levantamos grandes bandadas de patos en los charcones y tablizos que aparecen por casi todas las áreas más deprimidas.

Atravesando el puente por la parte derruida tras el paso subterráneo del incendio de turba

            Sobre el puente, (reforzado en sus extremos, pero con grandes hundimientos provocados tras los incendios de la turba que pasaron bajo él), había varias teorías: conseguir hacer de foso, represar para nivelar las aguas para ser subidas a la ciudad por algún ingenio, paso de una ruta de importancia y más, pero todas convergían en que al otro lado, seguro que debió de haber una gran ciudad.


Grullas sobrevolando Zuacorta y charcones sobre el lecho inundable del Guadiana

               Todo apuntaba, según los participantes más versados en arqueología, a que cada vez hay más pistas de que nos encontramos frente a la mayor ciudad romana de la meseta sur, la ciudad perdida de Laminium, a la que se atribuyen varios enclaves, hasta ahora el más consistente Alhambra, al este de Ciudad Real, pero que los estudios más actuales ubican aquí, en los Ojos, como sucesora de la ciudad ibérica de Los Toriles. Punto al que nos dirigimos, tras comprobar que la lluvia probablemente se mantenga tan débil como hasta ahora.

Subiendo la loma de la ciudad ibérica de los Toriles

            Al dirigirnos a la loma de los Toriles, nos damos cuenta, al igual que el gran bando de grullas que allí estaba, del magnífico y estratégico lugar que ocupa. Es una pequeña península rodeada al norte por un Guadiana naciente y al oeste y suroeste por otro brazo de río naciente originado en otros manantiales, los llamados Ojo del Sordico, Ojo del Pico y Ojo del Rincón.

Al subir la loma espantamos un gran bando de grullas

            Desde aquí arriba estamos casi rodeados de tierras bajas llenas de charcones donde se concentran los bandos de anátidas. Es una pena el otoño tan seco que estamos teniendo, si hubiera llovido lo que debe, muy probablemente estaríamos a punto de ver todos los Ojos del Guadiana manando, una mayor área inundada y el río circulando de verdad, como lo hacía hace más de treinta años.

Gran bandada de diferentes tipos de patos en charcones sobre el antiguo lecho del Guadiana

            Aquí, en este punto culminante, se dio lectura al Manifiesto por la Ampliación de las Tablas hasta los Ojos del Guadiana abogando por la recuperación de los Humedales Manchegos y como ejemplo, el de estos renacientes ojos y tablas fluviales, un paraíso perdido pero recuperable; y que mejor momento que este, en el que el Guadiana lleva varios años corriendo y los humedales se encuentran en un buen estado general.


            Desde luego que la ampliación propuesta tras los estudios de Ojos del Guadiana Vivos, no se limita a la inclusión del D.P.H. hasta los Ojos, sino que es la opción mínima aceptable.
        La verdadera ampliación sería aquella que metiera en el Parque Nacional, aparte de (1).- todas las tablas fluviales en buen estado o fácilmente recuperables del Guadiana, desde sus Ojos hasta la desembocadura del Jabalón, esos hábitats casi totalmente desterrados de la llanura manchega, como son: (2).- las zonas estepario-yesíferas, (3).- los hábitats salinos, (4).- los encinares en buen estado y (5).- los campos de dunas.
           Qué menos que tener protegida una muestra conjunta en la que aparezcan reunidos todos esos valiosos hábitats que hemos ido haciendo desaparecer y que nuestros descendientes probablemente ya no conocerán en estas tierras.


La foto en blanco y negro está tomada de la web: tablasdedaimiel.com de visita obligada si se quiere estar al día en lo que concierne a la ecología e historia de Daimiel. 
La foto 3ª, de Conce aleccionándonos, está tomada de la web de Ecologistas en Acción.

2 comentarios:

  1. Entiendo estos intentos, pero también son una trampa: demasiado a menudo se demuestra que la 'conservación' sobre el papel (BOE) de un espacio no garantiza su protección, en este caso la eliminación de usos nefastos y el mantenim9iento de los que forjan el terriotrio

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  2. Debió ser una jornada de lo más interesante.
    ¡Ánimo con vuestro propósitos!

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