sábado, 30 de septiembre de 2023

Ampliación del Parque Nacional de las Tablas y Ojos del Guadiana: La llanura de inundación de Alarcos

 

Llanura de inundación de Alarcos plena de agua y vida

Desde varias instancias científicas y desde la Asociación Ojos del Guadiana Vivos estamos luchando por una ampliación del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Dicha ampliación no es un mero maquillaje de la más que lamentable situación actual de este Parque Nacional, se trata de algo muy distinto. Se trata de cambiar el foco, dejar de estar centrados exclusivamente en unas cuantas hectáreas de lámina de agua y valorar y proteger de verdad tal y como se merece el propio ecosistema en el que este pequeño Parque Nacional se encuentra inserto. Se trata de salvar las llanuras de inundación manchegas, una figura de la geomorfología fluvial de gran envergadura que se encuentra desaparecida en la práctica totalidad del ámbito geográfico nacional, al menos respecto a lo que se supone es un ecosistema natural, pues entre la agricultura y el desarrollo urbano y económico, apenas han quedado resquicios de éstas en buen estado de conservación. Esto sí sería verdaderamente una celebración del 50 aniversario de la proclamación de este  ya veterano Parque Nacional.

Los últimos narcisos al final del invierno en la vega del Guadiana

Las Tablas de Daimiel nacieron heridas de muerte. En lo que se dragaban los principales ríos manchegos (Záncara, Gigüela y Guadiana). Se amputó administrativamente su jurisdicción natural, separándolas por una absurda línea política , al modo de excolonias africanas, de las Tablas de Villarrubia o río Gigüela para arriba o del río Guadiana para abajo; entonces ya quedó en segundo plano su razón de ser, su conexión con las aguas rebosantes del acuífero manchego en los Ojos del Guadiana. Aguas nacientes que solo sobrevivieron doce años a aquella declaración y en unos momentos de caótica expansión de un regadío al que nadie quiso poner límites, pues daba dinero a agricultores, bancos y cajas de ahorros, ferreterías y vendedores de maquinaria, poceros y comercializadores, dinero casi cayendo del cielo como un maná, pero con una desmesura tal que llevó a esquilmar ese enorme embalse subterráneo de la Mancha, como lo llamó un titular de ABC de 1973 y a acabar, de paso, con el 90% de las áreas naturales de las llanuras manchegas y, principalmente, en lo relativo a todas sus zonas húmedas.

Asomo volcánico cerca de Sancho Rey, Guadiana al fondo

Hoy, vistos los despropósitos de 50 años de gestión de este Parque consumiendo ingentes recursos económicos nacionales y europeos, para lograr finalmente unos resultados como los que la realidad actual nos ofrece, no cabe duda de que hay que cambiar de perspectiva e intentar hacer las cosas como se debieron hacer en su día. A pesar de todo, en el Parque se siguen haciendo obras e inversiones como si nada pasase, como si se estuviese gestionando de la mejor manera posible, aunque la situación es tan precaria que nadie se atreve a celebrar la efeméride de su fundación. Pero siguen adelante obras como el nuevo centro de visitantes, la ampliación de aparcamientos, etc., una vez dragada y “limpiada” gran parte de la superficie inundable del parque, que se ha llevado por delante, casi un metro de sedimentos.

Puente del Jabalón casi en su junta con el Guadiana
Puente de Alarcos y abajo el abandonado puente de los Rodeznos

No solo es por la salud del Parque, es realmente por proteger lo que queda, porque a pesar de todos los discursos oficiales y de lo verde que se ha vuelto la Política Agraria Común y nuestros políticos, siguen desapareciendo humedales y terrenos naturales inundables, como bien se ha denunciado reiteradamente desde esta ventana informática. Estamos hablando de áreas tan valiosas como aquellas que en su día motivaron la declaración del Parque Nacional que, obviamente, con esta ampliación, habría que cambiar su nombre para dejar de poner el foco en las Tablas de Daimiel, una mínima parte de su territorio, para ponerlo en toda esta magnífica y poco valorada arteria fluvial, con o sin agua. Por eso se propone el nombre más lógico y significativo de Parque Nacional de las Tablas y Ojos del Guadiana.

Ejemplo de desaparición de una laguna, la de Campo Redondo, bajo escombros. Al fondo Sedano donde estuvo la ciudad de Talba. Abajo restos del antiguo puente de Picón

Llevamos muchos años estudiando esta región e incluso en su día propusimos, ante la intención de las administraciones de incrementar la superficie del Parque, una ampliación justificada y cartografiada que presentamos a la administración; pero aquella ampliación de 2013, celebrando el 40 aniversario del Parque, se quedó en agua de borrajas, pues fue una mera suma de las fincas particulares colindantes que iban siendo adquiridas hasta esa fecha. Nosotros proponíamos, como ahora, asumir la totalidad del Dominio Público Hidráulico, hasta los Ojos del Guadiana, como opción prioritaria, aguas arriba por el Gigüela y, principalmente, aguas abajo del Guadiana hasta el castillo de Calatrava la Vieja y los Praos de Carrión, el pantano del Vicario y las fantásticas riberas siguientes, hasta donde la llanura de inundación del río se convierte en una vega entre terrenos cada vez más montuosos (Molino de Valbuena en Corral de Calatrava), tras recibir al río Jabalón.


Guadiana aguas abajo de Alarcos. Otra próxima entrega

Esto no es una carta a SSMM los Reyes Magos, desde este blog llevo años insistiendo en un futurible Parque Nacional del Guadiana para este río en la totalidad de la provincia de Ciudad Real, un vasto corredor ecológico desde el Pantano de Muleteros al este, hasta el ya extremeño embalse de Cíjara por el oeste. Valores no le faltan y aquí se han ido desgranando oportunamente, pero esta es la ocasión más necesaria y justificada, salvar de la agricultura y la especulación la llanura de inundación del Guadiana y lo que se pueda de las del Gigüela y Záncara. No solo pleno de valores naturales, incluso muchos fácilmente recuperables una vez devueltos a la naturaleza muchos terrenos invadidos ilegalmente de ese Dominio Público Hidráulico, que afecta a las aguas superficiales y subterráneas, y es “imprescriptible, inalienable e inembargable”. Así mismo, sería útil y necesario, adquirir propiedades colindantes bien conservadas para ampliar la protección a otros ecosistemas distintos al estrictamente fluvial, como laderas, dehesas, arenales, albardinales o encinares vecinos.

Llanura de inundación de Picón con su parte sur, a la derecha, usurpada por la finca de Sedano

El elenco de bienes culturales de interés en la vecindad del Guadiana es difícilmente igualable en un entorno natural bien conservado como este. Aquí entrarían los numerosos molinos que acrecentaban las tablas y superficies inundables del río, los antiguos puentes, como el del Malvecinos o el cantado puente de Alarcos que, obviamente, daba acceso, en lo alto de un cerro dominante, a Alarcos, una de las más antiguas ciudades españolas, hoy devenida en Parque Arqueológico.

Rosetón gótico de la ermita de Alarcos, tribuna inmejorable para ver la llanura de inundación de Alarcos

    La otra gran fortaleza de este territorio es el castillo y ciudad de Calatrava la Vieja, con media alma adelantada al Guadiana, con sus corachas que eran prolongaciones del castillo para garantizar el acceso de la fortaleza al agua del río que a su vez, junto con las aguas del Pellejero o Valdecañas, cercaban esta fortaleza con un amplio foso fluvial. Ermitas, como la gótica de Alarcos o la de la virgen de la Encarnación, yacimientos arqueológicos como la ciudad ibera de Talba, paleontológicos, como el yacimiento de las Higueruelas y así, un largo etcétera. 

Vista desde el Castillo de Calatrava la Vieja al norte
Castillo de Calatrava, abajo su inundable Valdecañas o Pellejero al sur del mismo

El apabullante elenco de valores naturales es tal que esta entrada se queda corta para mostrarlas, por eso en este capítulo, solamente me voy a centrar en la gran llanura de inundación de Alarcos, verdadera joya natural de la capital manchega de Ciudad Real que, a partir del embalse del Vicario, de gran valor ornitológico, recorre los numerosos meandros del Guadiana hasta el famoso puente del mismo nombre. 

Breve esquema de esta llanura de inundación

     Con un estrechamiento inicial del valle que da una vega tras la presa del Vicario, pasamos a una buena llanura de inundación al recibir en Santa María el arroyo del Raso en Picón, llanura muy usurpada en su orilla sur. Posteriormente un cordal cuarcítico vuelve a estrangular el río a la altura de Sedano, aquí en cuya orilla norte se encuentra la laguna de Campo Redondo, joya botánica en trance de desaparición por el vertido de escombros de la propiedad donde se encuentra.

Arriba el comienzo y abajo el corazón de la llanura de inundación de Alarcos

Finalmente, llegamos a la verdadera llanura de inundación de Alarcos, una vasta superficie de más de 5 km2, colmada de retales de meandros, funcionales o no y con una fuerte impronta ganadera. A esta llanura acuden al Guadiana multitud de arroyos como Fuenteguillén, Sancho Rey y el Benavente que a su vez tiene el arroyo de los Güedos, Fuente del Pez y Pradosenda. Todos estos arroyos y los que llegan al pantano del Vicario por el norte, tienen un buen estado de conservación y poseen unos valores botánicos dignos de protección, con especies en peligro de extinción o de distribución muy restringida en Castilla la Mancha. 

Explosión intempestiva de lirios de junquera
Presente en casi todos estos arroyos al norte, abajo detalle

No es un conjunto monótono, la presencia del río Guadiana, que verdaderamente se hace permanente a partir de la depuradora de Ciudad Real bajo Alarcos y que se podría decir sin equivocarse que es su actual y reciente lugar de nacimiento más constante en los últimos años. Contribuyen a esa variedad, la presencia de numerosas vallonadas procedentes bien de los relieves volcánicos del sur o de las serratas cuarcíticas, estribaciones de los Montes de Toledo, al norte, así como las plataformas calizas adosadas a estos montes ya en la vecindad del valle fluvial, creando un entorno muy variado desde cualquier punto de vista, geológico, geomorfológico, histórico-cultural o botánico.

Planitud de la mesa caliza cercana a Benavente. Al fondo volcán de Peñarroya

Aparecen singulares formaciones botánicas en estos vallejos, bien en lo higrófilo o en su ecotono con la vegetación de los encinares que aquí vienen a coincidir en sus dos vertientes, los manchegos de carácter basófilo y los silíceos del ambiente luso-extremadurense, aparte de las variadas formaciones de vegetación ribereña arbórea, donde lamentablemente tenemos que constatar la larga y paulatina desaparición de sus olmedas, como la impresionante olmeda de Sancho Rey, famosa por su colonia de cigüeñas y que hoy da sus últimos estertores, en un vallejo rodeado de geomorfologías volcánicas, como maares o cráteres eruptivos, como informan los numerosos paneles de la zona que próximamente será un Geoparque de la Unesco, figura que hermanaría perfectamente a un ampliado Parque Nacional de las Tablas y Ojos del Guadiana.

Relieve volcánico en primer término, llanura aluvial y serratas cuarcíticas al fondo
Laguna de la Posadilla ocupando un maar volcánico

En las épocas secas, esta llanura de inundación está llena de vida animal, a la que, aparte de las especies de los humedales, contribuye en buena medida el aprovechamiento ganadero de gran parte de ella, con ganadería de carne, de lidia, yegüadas y ovejas en régimen extensivo. Pero cuando ocurre una verdadera explosión de vida es en los cada vez más espaciados momentos, en los que corre de verdad el río Guadiana, ocurre poco, pero es impresionante y sus efectos suelen durar varios años seguidos. Entonces la vida animal aquí se convierte en un viviente documental de naturaleza, con cantidades ingentes de aves que se suman a las residentes. Incluso en la inmediata vecindad de esta llanura de inundación un otero, al norte del río, se denomina cerro de las Avutardas.

Junco florido (Butomus umbellatus) una de las joyas botánicas de este tramo del Guadiana
Las grandes semilla aladas de la poco común cañaheja Thapsia transtagana

No podemos dejar pasar esta oportunidad, estas llanuras de inundación, con agua en abundancia o sin ella, poseen unos valores naturales, paisajísticos, culturales, geológicos, geomorfológicos, botánicos, históricos, paleontológicos, etc. que no podemos permitirnos ver desaparecer, se trata de nuestro patrimonio y como tal tenemos que valorarlo. 


      Ya iremos desgranando desde esta ventana, desgraciadamente con brevedad y solo algunas fotos, las maravillas que encierra nuestra tierra, de las que hemos perdido ya tantas que más vale que nos enmendemos con prontitud y consigamos preservar, bajo la figura que corresponda, pero con eficacia, estos valores que la dejadez administrativa o la inconsciencia socio-cultural que nos invade, están permitiendo que desaparezcan.


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