Hace pocos
días tuve la oportunidad de subir con mi familia a la sierra de Béjar, en una
excursión casi improvisada aprovechando una estancia en Hervás (Cáceres). Coincidiendo, afortunadamente, con unos días de bajada de temperaturas estivales, llegamos a esas cimas
en lo mejor de su primavera (julio), cuando todo a sus pies se encuentra ya
agostado.
No sé como
llamar propiamente a esta sierra de la que mi amigo Ángel Vázquez publicó hace
poco más de un año el único libro sobre sus rutas montañeras más destacadas.
Gredos es la porción del Sistema Central entre el Guadarrama y la Sierra de
Gata-Peña de Francia; dentro del cordal principal de Gredos están Gredos
Oriental, el Alto Gredos y Gredos Occidental, y aquí están las sierras del
Barco-Tormantos y la de Bejar-Traslasierra, flanqueando
respectivamente a este y oeste la gran falla de Plasencia que entre el valle
del Jerte al sur y el Aravalle al norte, forma el puerto de Tornavacas.
Tras el valle del Trampal, Gredos, vemos desde el Almanzor, cima del Alto Gredos (izqda.), a la Covacha, cima de la sierra del Barco (dcha.)
Hay quien
independiza la sierra de Béjar (o de Candelario) de Gredos, pero
mayoritariamente se la incluye en Gredos Occidental, como Santiago Sardinero
que realizó su magnífica tesis sobre la vegetación de este macizo. Aquí voy a
llamar sierra de Béjar a las sierras al oeste de Tornavacas aunque gran parte
de ella sea abulense.
La clavelina de Gredos domina las praderas de gran altura de la sierra
Hace
bastantes años realicé junto con el Club de Montañeros Sierra de Béjar una ruta inolvidable con una de los mayores descensos que he realizado, de casi
1800m; entonces subimos a la sierra desde el refugio de Candelario, recorrimos
toda la cuerda del Calvitero hasta el Torreón y bajamos directamente a Hervás
donde una suculenta comida dio fin a la reunión de madrileños y salmantinos.
Momento álgido de la floración de la rosada uña de gato Sedum brevifolium
Ahora
subo desde la plataforma de El Travieso a la enorme cuerda del Calvitero, una
loma uniforme de 11km de longitud y una altura entre 2250 y los 2400m. que
muestra todos los signos de haber soportado un casquete o montera de hielo de
la que partían aparatos glaciares en todas las direcciones, siendo los mayores
los orientales, los del Trampal y Malillo hacia tierras abulenses; hacia el
oeste, en Salamanca, el mayor es el de la Hoya Moros, cabecera del río con uno
de los nombres más sugerentes, el Cuerpo de Hombre; hacia el sur, hacia Cáceres
las huellas glaciares son mucho menores y algo de su vegetación se puede saborear
en “Desde el Torreón”.
Echinospartum ibericum subsp. pulviniformis, muy parecido E. barnadessi del resto de Gredos
La
floración del piorno en las laderas ya se ha pasado, pero en la parte alta y en
la ladera abulense aún continúa, como también lo hace la del cambrón (Echinospartum
pulviniformis). En este momento queda claro cuales son los lugares donde ha
durado más tiempo la nieve, pues la ladera está tachonada de grandes oquedades alargadas
de piornal en plena floración, en claro contraste
con el piornal ya pasado que las rodea.
Casi al coronar la cuesta me desvío del
camino para asomarme a la Hoya Mayor, cabecera de la garganta que baja
directamente al pueblo de Candelario, todavía con impresionantes neveros de más
de 5m de espesor, ahora teñidos de color rosa, la “watermelon snow” de los
sajones, color debido a la micro-alga Chlamydomonas nivalis.
Los "hoyos" amarillos señalan los neveros fundidos hace poco. Al fondo derecho un par de morrenas paralelas.
Los ingleses la llaman "watermelon snow", no confundir con polvo sahariano sobre la nieve
Ya
estamos, al coronar la loma, en el piso bioclimático crioromediterráneo con su vegetación
característica, un escaso y ralo pastizal que apenas llega a cubrir la mitad
del suelo, aquí abundan las plantas más específicas de la sierra, muchas formando cojines o pulvinículos y gastan nombres específicos como “alpina” "nivalis" o “gredensis”.
Destacan ahora, el florido clavel de Gredos, Dianthus gredensis, en vaguadas nivosas Plantago alpina; entre la grava blanca, el color violeta y anaranjado de Linaria alpina, el cardillo rastrero Jurinea humilis, también en flor, y los compactos coginetes de Minuartia recurva subsp. juressi, muy diferentes de la subsp. recurva que fotografié en el Pico del Lobo en Ayllón.
Linaria alpina en el piso crioro-mediterráneo
Destacan ahora, el florido clavel de Gredos, Dianthus gredensis, en vaguadas nivosas Plantago alpina; entre la grava blanca, el color violeta y anaranjado de Linaria alpina, el cardillo rastrero Jurinea humilis, también en flor, y los compactos coginetes de Minuartia recurva subsp. juressi, muy diferentes de la subsp. recurva que fotografié en el Pico del Lobo en Ayllón.
Una Campanula herminii entre un pulvinículo de Minuartia recurva subsp. juressi
Voy
con mi mujer y mi hija mayor, y al poco de coronar la cuerda quiero que vean las
lagunas del Trampal desde lo alto y abandonamos el camino para ir bajando hasta
tener una magnífica vista de ellas. Al ver a alguien pululando por
rellanos inferiores cercanos a la laguna y la aparentemente fácil bajada, me
decanto por tomar la directa. Yo estoy muy acostumbrado a estos terrenos y a buscar
salidas y requiebros a los cortados, pero he sido tan torpe e irresponsable como
para subestimar las dificultades y meto a las chicas en un berenjenal detrás de
otro.
Entre este rellano y la laguna hay un laberinto de cortados, lagunillas y rocas aborregadas
Todo
es una sucesión de cortados y rellanos, sobre rocas aborregadas por el paso de
los hielos, y como es habitual, estas cabeceras de los antiguos glaciares son
hoy en día los lugares donde más dura la nieve. Pero no eran los neveros sino las
aguas del deshielo, las que hacían peligroso el paso por cervunales y rocas
pulidas. El lugar era magnífico, con los cervunales cuajados de flores, con la nieve fundiéndose y creando lagunillas en los rellanos, pequeñas cascadas
y arroyuelos.
Jardín de orquídeas en un rellano
Pero el horno no estaba para bollos, al principio iba haciendo
fotos, pero ya lo importante era ir encontrando las mejores o simplemente, las
posibles bajadas para salir del atolladero. Ví maravillas como el flamante Ranunculus
amplexicaulis en flor y grupos florales impresionantes, pero estaba
al borde del divorcio o de un parricidio; finalmente llegamos al borde de la
laguna superior del Trampal donde descansamos
y comimos.
El símbolo de la flora de Gredos, la boca de dragón endémica Antirrhinum grossi
En
esa bajada de alturas escalonadas por donde bajé a la laguna me fijé en la
abundancia de ericáceas, muy rara en Gredos a estas alturas (2200m.) de matas
de brezos de buen porte (Erica arborea) y, ya más común, la brecina (Calluna europea) y el brezo de turbera (Erica
tetralix), bordeando los trampales y cervunales húmedos, todo esto más difícil de ver en Gredos donde las cabras monteses los ramonean hasta su
final.
En esta ladera y a 2200m no es raro el brezo blanco, junto con la calluna y el brezo de turbera
A
partir de aquí ya todo lo que recorreríamos serían caminos, pero como de
costumbre dediqué la siesta a escaparme a ver los sitios más apetecibles, que
eran demasiados para tan poco tiempo, porque no podía haber llegado a este
lugar en mejor momento, su momento álgido, con el piorno florido, bastantes
neveros todavía y un día con una buena temperatura para andar por la sierra.
La
primera gran hoya del valle es la que da nombre a toda la garganta y sus
lagunas, pues se trata de una alargada laguna recién colmatada, con unas
enormes pedreras de bloques gigantes que le llegan desde la cuerda de la Ceja,
punto culminante de esta sierra a 2428m. Este lugar está lleno de manantiales,
turberas, arroyos zigzagueantes que en el Pirineo llaman "aguas tuertas". Es el Trampal, la gran turbera, uno de los ecosistemas que en esta sierra, es
donde los he visto en mayor abundancia de la península, si exceptuamos el alto Pirineo granítico leridano.
La primera hoya del valle es una lagunilla colmatada convertida en un gran "trampal"
Voy
montaña arriba, la base de las grandes paredes están llenas de grandes bloques
fruto de desprendimientos masivos durante la rápida deglaciación de la sierra.
Uno de estos taludes forma por delante un gran lóbulo de rocas, lo que denota
la existencia de un buen lentejón de permafrost relativamente reciente.
La
vegetación aquí apenas aparece y casi todo son cervunales, helechos (Cryptogramma crispa
y Dryopteris oreades), plantas rupícolas (Saxifraga almanzorii,
Armeria bigerrensis, Valeriana tripteris, Murbeckiela boryi, etcétera), junto a
algunas plantas de hojas grandes, los megaforbios.
Este enorme lóbulo gelifluidal evidencia que el periglaciarismo sigue activo en lo más alto de la sierra
Gran comunidad megafórbica llena de calabacera, angélicas, helechos y valerianas en flor.
Subo
a las grandes comunidades megafórbicas al pie de los paredones de la Ceja, son
las únicas formaciones vegetales que alcanzan una buena talla en estas alturas,
pues los piornales cimeros están fuertemente baqueteados por el viento y no
llegan al metro de altura.
Angélicas y las hojas redondas de calabacera (Adenostyles alliaria)
Frente
a los megaforbios de Gredos dominados por el Veratrum album, aquí
dominan las grandes hojas de Adenostyles alliaria acompañada por la Angelica
sylvestris. La cantidad y variedad de musgos es sorprendente; admirándolos me llama la atención una plantita que
destaca. No me lo puedo creer, es una planta que más de un botánico pagaría por
verla al natural, el raro helecho Botrychium lunaria, del que sabía que había alguna cita para Gredos.
El rarísimo helecho Botrychium lunaria
Esta
sierra, dada su alta pluviometría, es ideal para todos los ecosistemas ligados
a la abundancia de agua. Las aguas nacientes e iniciales crean unos apretados
céspedes, herbáceos o muscinales, que en los rellanos dan turberas, lagunillas,
ambientes de aguas temporales o permanentes. Unas de las comunidades
típicamente gredenses ligadas a estos medios son las fontinales, con Myosotis
stolonifera, Stellaria alsinae y Saxifraga alpigena, y las de los ajos de
Gredos, de las aguas rezumantes de neveros sobre rellanos y grietas.
Ajillos de Gredos a punto de florecer
Caminando
por estas rocas me he acordado de Bernardo García, el mejor conocedor de la
vegetación de Gredos que me decía que la boca de dragón de Gredos (Antirrhinum
grosii) es una planta estrictamente rupícola en Gredos, pero solo por culpa
de las cabras, pues aquí en Béjar, al no haber cabras, aparece por todas partes,
en pedreras, en rellanos, en grietas horizontales. Me doy cuenta de que tiene
toda la razón, no deja de ser el símbolo de lo rupícola esta hermosa flor creciendo en medio de altas paredes, pero aquí presenta una ecología más variada. También me contó que
encontró aquí el extremo sur de la distribución europea (y española) del también rarísimo helecho, Huperzia selago.
Esta
sierra es la primera gran altura que encuentran los vientos atlánticos, los
ábregos, en su trayecto de suroeste a noreste, y por eso es uno de los lugares de la
península donde más precipitaciones se registran. Si en el Alto Gredos tenemos
precipitaciones muy por encima de los 2000mm, aquí debe llover entre un 10-20%
más, a falta de pluviómetros o de registros duraderos de datos, la
precipitación, a estima, debe rondar los 3000 litros anuales.
El bello Doronicum kuepferi al borde de una laguna
A
pesar de ser el mismo macizo que el Alto Gredos, con idénticas alturas y
litologías, la vegetación, aún siendo la misma en rasgos generales, se
enriquece en especies con mayores requerimientos hídricos: Angelica major, Doronicum
kuepferi, Echinospartum pulviniformis, Eleocharis acicularis, Isoetes lereschi,
Minuartia juressi, Ranunculus amplexicaulis, Ranunculus omiophylus, Trichophorum germanicum, etc.
La extraña flor de Phyteuma hemisphaericum
Una
de las grandes diferencias con Gredos, es la “difícilmente explicable” ausencia
de cabras monteses. Esta ausencia conlleva una serie de consecuencias que
marcan una gran diferencia con el macizo de Gredos, empezando por la libertad
de movimientos que se puede tener a la hora de recorrer la sierra, abierta por
sus cuatro costados a quien quiera recorrerla, tarea que recomiendo sin ninguna
duda, a pesar del general abandono de los caminos serranos menos transitados,
aunque afortunadamente, el movimiento de los ganados de unos pastos a otros,
conlleva que los pastores mantengan gran parte de los caminos y manantiales.
La manzanilla de Gredos (Santolina oblongifolia), debido a las monteses, ha pasado de ser muy abundante a poco corriente
En
la vegetación esta ausencia de cabras monteses, que en Gredos ha pasado de ser
una especie silvestre a ganado suelto por el monte, está teniendo consecuencias
nefastas sobre la vegetación. Seguro que si se hiciera un trabajo
comparativo entre la vegetación de ambas sierras, daría unas señales alarmantes
sobre la pérdida de biodiversidad que se está produciendo en Gredos, en especial sobre sus especies endémicas o más relevantes. Especies como la
manzanilla de Gredos, la viborera de montaña, las bocas de dragón y cualquier
otra que no sea venenosa, están desapareciendo a ojos vista de Gredos.
La gran viborera Echium flavum (para mí Echium cantabricum) es una de las plantas más comidas por las monteses
La
acción de las cabras es apreciable para cualquiera que lo intente observar,
pero me remito a la imagen que me mostró Bernardo García, yo estoy más acostumbrado a ir durante el verano, pero él
va todo el año y me contó que las cabras se disponen en una franja
inmediatamente por debajo de la nieve, peinando y ramoneando todo en esa área.
La línea nival va bajando según avanza el invierno y con ella las cabras van
triscándolo todo laderas abajo, luego con la primavera la línea va subiendo y ellas vuelven a
repasarlo todo en sentido inverso. En verano es cuando ocupan una mayor superficie, aparentando, frente a la vegetación, una densidad y una presión menor de la que
realmente existe.
Realmente es imprescindible que el lobo vuelva a estas
sierras para poner un poco de orden, ya que la caza realmente hace una
selección natural a la inversa y como suele ocurrir que se prefiere la cantidad
a la calidad, todo esto acarreará, a largo o medio plazo, un debilitamiento
genético sobre este símbolo vivo de la naturaleza salvaje de Gredos, tras haber
puesto su vegetación endémica en el límite de la desaparición. Pero, a pesar de todo, a nadie le cabe la menor duda de que estamos en uno de los lugares más maravillosos y salvajes de España y de Europa.
Espléndido. ¿No conoces a Antonino Gonzalez Canalejo, el boptánico farmaceútico de Barco de Ávila?
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