Hoy voy a hablar de las primeras flores del año por
estos pagos, lo hago con quince días de retraso desde que tengo todo el
material a finales de febrero, con lo que hoy ya veríamos algunas flores ya pasadas y
otras desaparecidas.
Por todo el centro de España seguimos con la sequía, desde
el cuarenta de mayo la lluvia que ha caído ha sido más testimonial que otra
cosa, incluso este otoño, prácticamente, no ha habido temporada de setas, a
pesar del agua de noviembre que no ha sido capaz de levantar una otoñada
sedienta. En la época del año que más tiene que llover, no ha caído ni una
cuarta parte de lo que sería habitual para estas fechas.
Narciso de pedrera, el primero en aguantar el frío sin perder el tipo
Sigo con mis paseos habituales con cierta desgana, por
las malas condiciones en que se encuentra el campo, aunque siempre aparece algo
interesante o nuevo. No puedo dejar de comparar el campo, con otros años por estas fechas, aunque hay que reconocer que los dos últimos
años han sido excepcionales. La sequía se nota mucho, este año no está el campo
ni mínimamente verde, aunque ríos y arroyos siguen viviendo de las rentas de esos dos fantásticos años.
Los garbancillos abundan por ser venenosos para el ganado
La temporada, que en el campo comienza, como en los
colegios, en septiembre, empezó seca y más calurosa de lo normal, el invierno
llegó tarde pero fuerte, no por desviarse excesivamente de las medias
climáticas, sino más por el contraste con los meses previos. A primeros de
año estuve por Cuenca, increíblemente, desayunando al exterior al sol, cuando diez
días más tarde las temperaturas bajaron varios días seguidos
de los diez bajo cero. En todo el centro ibérico no solo las temperaturas y la humedad han sido muy bajas, sino que se ha mantenido así un mes, hasta finales de febrero, en que el invierno se va despidiendo en las tardes, que no por las mañanas.
Romero en flor
La primera flor del año, el lirio de invierno Iris planifolia
Este año se veían muchas más plantas “fanés y descangallás” que en buen estado, además el entorno reseco no contribuía al espectáculo. Incluso las grandes, duras e invernales hojas de la cebolla albarrana (Urginea maritima) estaban hechas una pena por los fríos y la sequía.
Cebolla albarrana quemada por las heladas
En cambio otras plantas son capaces de retrasar un
poco su floración, es el caso del almendro y la mimosa que este año, aunque
engordaron sus yemas en su tiempo, todavía no los he visto floridos
en campo abierto, sino alguna rama en algún jardín protegido. Me han comentado
que cerca de Sierra Morena algunos han florecido pero que han perdido esas
flores con los hielos. Para mí el almendro es quien anualmente da el
pistoletazo de salida a la temporada fotográfica.
Coronillas de fraile Globularia alypum
Quienes sí que me han sorprendido este año han sido
los narcisos, ya se ve alguno florido en jardines, los olorosos junquillos, aunque
en situaciones algo protegidas, pues aún no están en su apogeo. Pero me refiero a un
narciso mentiroso, por el nombre poco afortunado que le dio algún descuido
botánico, el Narcissus cantabricus,
un pequeño y grácil narciso blanco que crece en lo más bravío y pedregoso del
monte mediterráneo silíceo (nada Cantábrico); parece que las grandes heladas no
les han molestado en absoluto.
Narcisos de pedrera (Narcissus cantabricus)
Otra planta por lo general poco corriente, pero que donde
crece lo hace en grupo, (caso parecido al del lirio de invierno) es la, “teóricamente”
levantina, coronilla de fraile, Globularia
alypum, que florece de forma explosiva en esta época y cuya flor, por su
forma, realmente parece una “tonsurada” cabeza de fraile. Me ha costado
encontrar esta planta en Ciudad Real, pues es básicamente caliza y del este,
pero poco a poco voy localizando unas cuantas poblaciones, siempre en solanas
descarnadas. En el sureste de Madrid también estoy comprobando su presencia
cada vez mayor, lo que puede ser un indicio del cambio climático pues desde
el levante, en sentido amplio, se va extendiendo poco a poco, hacia el interior
peninsular, como vienen haciendo toda una serie de plantas.
Coronilla de fraile (Globularia alypum)
La coronilla de fraile es una de esas bellas plantas arbustivas
con las que uno se pregunta si no habrá que pasársela a los floricultores
holandeses para que puedan llegar a nuestros viveros y jardines, como ha
ocurrido con los tomillos y otras plantas mediterráneas que no valoramos hasta
que ellos las introducen en nuestros mercados. Como ésta, hay muchas otras autóctonas ornamentales que
además están perfectamente adaptadas a nuestro clima.
La coronilla de fraile en pleno monte mediterráneo
/Narcissus pallidulus)
También
empiezan ahora a florecer muchas de las plantas más corrientes que van llamando
a las puertas de la primavera, aquellas de los bordes de caminos y sembrados, los zapatitos de la virgen (Lamium
amplexicaule) los pequeños, pero bellos geranios silvestres (Erodium primulaceum, etc.), las caléndulas
silvestres, como las de jardín pero en miniatura y posteriormente otras muchas más.
Estrellas amarillas (Gagea spp.)
Flores de brezo colorado, más tardía que las anteriores
A
partir de estas flores comienza la explosión floral de los almendros. No hace
falta ser fotógrafo para disfrutar como abejas de los almendros en flor; los
japoneses tienen en un altar a sus cerezos, nosotros tenemos abandonados
nuestros almendros y, junto con la encina, pocos árboles más agradecidos. Bien
sea porque es barato comprar la almendra a otros países, porque no nos las roben los vecinos, o por falta del mínimo cuidado que requiere, el almendro ha ido
desapareciendo de nuestros campos y linderos.
Atardecer de uno de los días más fríos y ventosos sobre la laguna de Caracuel
Qué gran reportaje, Enrique. La foto final una pasada, por cierto.
ResponderEliminarSobre las especies que citas en el texto, al Narcissus cantabricus le tengo ganas (nunca lo he visto), y en Los Alcornocales se ven en flor bastante antes (durante diciembre) tanto Erica australis como Globularia alypum (esta última en la Sierra de las Cabras, uno de los reductos calizos de aquellas sierras).
Un saludo.
El Narciso de pedrera tiene una distribución un poco caprichosa, aparece en terrenos muy pedregosos que no se hayan labrado nunca, le gustan las cuarcitas del centro del suroeste ibérico, los Alcornocales es otro mundo, tanto en rocas como en flora, que me gustaría conocer; solo he estado de pasada, pero es lógico que florezcan antes. Por aquí el año pasado empezaron con el año. Una cosa rara de Ciudad Real es que la Globularia aparece sobre suelos ácidos, pero algo suavizados. Hoy la busqué por el extremo suroeste ciudarrealeño y no la he visto a pesar de que estaban todas las termófilas que la suelen acompañar.
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