Al borde del famoso puente de Alarcos el Guadiana y su llanura de inundación ofrecen este espectáculo
El agua
corre a raudales, corre como hace mucho tiempo. No hay un invierno y comienzo
de primavera tan lluvioso desde hace más de cincuenta años.
Todas las vaguadas han recogido aguas desde sus cotas más altas, esto es casi un collado
Hace un par
de años tuvo el privilegio de asistir al último gran episodio de lluvias, duró
cinco meses en que cayeron poco más de 500 litros , (la media
anual en la meseta sur está en torno a los 400). Estaba convencido de que tenía
muchas probabilidades de que no lo volviese a ver, aquellas imágenes de los ríos,
arroyos y lagunas en todo su esplendor y poderío, las vivía con la intensidad
de lo que no se ha de volver a vivir.
Durante marzo esto ha sido la más parecido a un cielo despejado
Aquel fue
un invierno de órdago, comenzó con un golpe tremendo de lluvias del que no hizo
falta esperar para ver cargarse los ríos, ese mismo día el agua se llevaba
media E.D.A.R. por debajo de la presa de la Vega del Jabalón. A partir de ahí
fue un invierno de salir a ver como iban los ríos, si un día casi tapaba los
puentes a los diez días los saltaba.
Desembalse en la Vega del Jabalón, las aguas rojas atestiguan la violencia de las lluvias
De esos dos
años 2010 y 2011, las primaveras fueron espléndidas, pero a partir de mayo de
2011 se cerró el grifo, los 14 meses siguientes, solamente cayeron 249 litros , lo que unido
a unas temperaturas muy por encima de lo normal, (quizás haya que considerarlo
normal a partir de ahora), llevaron a que los pantanos que se encontraban en
una situación espléndida, pasaran a niveles, si no de peligro, al menos de
bastante precaución.
Llanura de inundación haciendo honor a su nombre
Esa fuerte
bajada de niveles de unos pantanos llenos, debe llamarnos mucho la atención,
pues hace bastantes años que no tenemos una sequía. Hemos tenido algún año seco, como el
terrible 2005 con solo 168
litros , pero no hemos tenido ninguna verdadera sequía
desde mediados de los 90’ ,
es más desde el año 2001 han sido muchos más los años por encima de la lluvia
media y más frecuentes los episodios de meses que se salen de madre con sus
lluvias.
El antiguo puente de Corral superado ampliamente por el Guadiana a pesar de su gran longitud
Este año
empezó muy bien, aunque el año hidrológico comienza en octubre, ya septiembre,
como conté en otra entrada, casi "se lleva las puentes" con 87 litros , noviembre fue
excepcional y marzo ha sido efeméride (record climático) con 152 litros .
Marzo ha
sido un mes fuera de lo normal, no ha sido el frío y ventoso sino el lluvioso
que va a sacar a abril, florido y hermoso. Han llovido 22 días, con un potente,
y también peligroso, grupo de doce días desde el 25 hasta el 5 de abril que ha
hecho que casi todos los grandes ríos peninsulares se desbordasen o estuvieran
a punto de hacerlo.
El Guadina grandioso al pie de la fortaleza de Alarcos
Aunque haya
deslucido la Semana Santa o haya frustrado muchas salidas al campo, todo el
agua caída queda ahí para su posterior disfrute, la primavera que se avecina ya
da unas bocanadas desbordantes, los acuíferos se están recuperando de unos
alarmantes niveles que no hemos sabido, ni querido, mantener en niveles
saludables. Cada día aparecen o crecen los nuevos "ojos del Guadiana". (A parte de...)
Deslizamiento en una ladera montando sobre los sembrados y transportando los juncales sin romperlos
Las llanuras de inundación están mostrando sus escrituras a propietarios y gestores. Las vegas del Guadiana, Jabalón, Azuer, Cigüela,
Riansares, Córcoles, Záncara y otros muchos ríos “zombies” manchegos, están
inundando viñas, cereal e incluso, desgraciadamente, viviendas.
Un clásico ya en varios desbordamientos del Guadiana al poco de recibir al Jabalón
El Dominio Público
Hidráulico, en perpétuo estado de “demarcación en curso”, ha quedado marcado
con toda claridad, solo con clavar unas estaquillas en los límites alcanzados
por las aguas, o más fácil aún, una cartografía aérea de esos días, ahorraría
millones a quien sea el encargado de realizar ese trabajo.
Un Guadiana llenos de meandros, atajos y lagunazos tras recibir al Jabalón
El agua ha
removido hasta los cimientos de la tierra, en las cercanías de los Ojos del
Guadiana y antiguas lagunas, la tierra se está abriendo, para espanto de
agricultores y disfrute de geólogos, dejando unos boquetes que muestran el agua
a unos cuatro metros dentro de la boca del socavón. En otros sitios el terreno
está cediendo, bien en cuestas de terrenos arcillosos que sin una decente
cobertura vegetal, fluyen ladera abajo al cargarse de agua, o bien en taludes de
carreteras, como lo profético del deslizamiento en el acceso de la autovía al
agónico Aeropuerto de Ciudad Real que ha impedido su acceso por este
punto.
El acceso al aeropuerto de Ciudad Real desde la autovía, impedido por un deslizamiento del talud
Pero
estamos en un juego de intereses que no deja sitio a supuestos terrenos baldíos, sin
importancia económica, asunto que habría que estudiar en su compleja realidad. Frente a estos
terrenos, cada cierto tiempo arruinados por el agua o por la sequía, hay que
ver los otros que aún permanecen relativamente salvajes, como el Guadiana por
tramos hasta Puebla de Don Rodrigo, o algunas de sus llanuras de inundación,
aunque ahora se han asalvajado casi todas las vegas, mostrando una exhuberancia
que nadie hubiese imaginado. Un Parque Nacional del Guadiana, daría a todos estos nuevos meandros y lagunazos carta de naturaleza permanente.
Cuando llegan las riadas parece como si las aves también cayeran del cielo, no sé de donde pueden haber salido tantas gaviotas, garcillas, garcetas, patos, cigueñas, etc. Esto lo he visto siempre tras unos buenos golpes de lluvias
Un enorme nuevo brazo del Guadiana recorre zigzaguente una vega regada por pivots
Cuando llegan las riadas parece como si las aves también cayeran del cielo, no sé de donde pueden haber salido tantas gaviotas, garcillas, garcetas, patos, cigueñas, etc. Esto lo he visto siempre tras unos buenos golpes de lluvias
Las aguas
cumplen con sus ciclos, los ríos han estado a punto de superar unos límites
catastróficos, y si no estuviesen regulados, el desastre hubiera sido
irremediable, pero tengo que volver a advertir el peligro de la sequía. No
hemos tenido ninguna sequía “normal” desde los años noventa.
Desde esos años del pelotazo urbanístico, de las infraestructuras absurdas y del consumo de agua galopante (principalmente por el cambio de edificación en unifamiliares), etcétera, puede haber aumentado su consumo al menos un 50%, si a esto le unimos entre un 10 y un 20% más por el incuestionable aumento de las temperaturas medias, tenemos un cóctel que no sé si vamos a ser capaces de afrontar cuando se presente.
Hasta los narcisos de bordes de arroyos (Narcissus jonquilla) se han visto afectados por las aguas altas
Desde esos años del pelotazo urbanístico, de las infraestructuras absurdas y del consumo de agua galopante (principalmente por el cambio de edificación en unifamiliares), etcétera, puede haber aumentado su consumo al menos un 50%, si a esto le unimos entre un 10 y un 20% más por el incuestionable aumento de las temperaturas medias, tenemos un cóctel que no sé si vamos a ser capaces de afrontar cuando se presente.
Muy interesante tu blog. Ya tienes un seguidor más. Un saludo.
ResponderEliminarUn placer leerte! El Bullaque en Semana Santa llevaba más agua que nunca, el embalse de la Torre de Abraham era un mar inmenso que la presa a duras penas contenía.
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