miércoles, 31 de octubre de 2018

Charco Salado



            Charco Salado es una pequeña área endorreica localizada en el borde de la llanura de inundación del Guadiana, inmediatamente por debajo de su confluencia con el arroyo de la Posadilla o Campomojado y en un punto medio, entre el Campo de Calatrava y la llanura manchega propiamente dicha, en Ciudad Real. Se trata de un área ligeramente deprimida respecto a los terrenos circundantes, conformada por la unión de dos áreas, circulares y casi tangentes. Administrativamente pertenece al municipio de Carrión de Calatrava, aunque curiosamente el término municipal contornea perfectamente esta doble depresión, para arrebatársela a la vecina Torralba de Calatrava.

Situación geográfica y administrativa de Charco Salado
Charco Salado aparece en los mapas como dos lagunillas

               En tiempos pasados, antes de la canalización de los ríos, formaba parte de una vasta área de tablas fluviales y pastizales de la llanura de inundación del Guadiana, lugar muy similar en todo a las afamadas Tablas de Daimiel. Posteriormente al drenaje y canalización, estas áreas quedaron desconectadas de las avenidas del Guadiana, aunque la pequeña área endorreica de Charco Salado se encuentra en la primera terraza del Guadiana, a unos 2,5m. sobre el nivel antiguo del río que tras su canalización, quedó otros 2,5m. por debajo de su previo nivel “normal”.

Charco Salado, en blanco, al borde de la llanura de inundación antigua, años 60'
Canalización del Guadiana, finales 70'

              Tras permanecer muchos años totalmente seco, desde mediados de los 80’, debido a la salvaje sobre-explotación del acuífero manchego, el Guadiana sufrió (más bien disfrutó) de varias riadas (1996-97 y 2009-2012), en las que el río recuperó gran parte de los terrenos de su llanura de inundación. El gran caballón lateral del canal se rompió en varios puntos, además de hacer de muro que contuvo las aguas de escorrentía laterales. La llanura de inundación reseca y roturada de forma puntual, se re-naturalizó y se llenó de vida de nuevo, con un abundante vegetación y fauna, surgida de la nada.

La llanura de inundación que bordea Charco Salado llena de vida

  Hace pocos años, en el 2015, esta salada o lagunilla temporal, se intentó roturar y se llevó a cabo, parcialmente, gracias a la decidida acción y denuncia por parte del eficaz Agente Medioambiental de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, Valentín Rubio Galera, tras la tala de los tarayes que allí había y la roturación de gran parte de esa excelente vegetación adaptada a las peculiaridades ecológicas de este lugar.

Charco Salado en 2012 y así hasta 2015

 La roturación parada in extremis, afectó a un 35% del terreno, pero este pasado invierno de 2018, Charco Salado volvió a roturarse y esta vez, íntegramente. Como se pudo comprobar, en la vigilancia y tenacidad en la protección de la naturaleza y el agua manchega, la figura de Valentín, fue lamentablemente insustituible.

 En 2015 tras el primer golpe de roturado

                Pero quién perpetró este atentado ecológico no contaba con lo que ocurrió a finales del invierno, justo en el momento previo a la entrada de fuertes restricciones por la sequía, los cielos se abrieron y empezó a llover generosamente. En el centro de la depresión mayor ser formó una lagunilla que no pudo ser arada, el resto sí sufrió la reja. Pero de nuevo, la constancia y abundancia de las precipitaciones, dieron al traste con parte del daño infringido.

Destrozo al borde de la "salvada" lagunilla y abajo resurrección de parte de la vegetación

    Prácticamente todas las plantas, alguna que cuenta aquí con una de sus últimas poblaciones ciudarrealeñas, renacieron y se propagaron generosamente, regenerándose en unos pocos meses. Ahora es chocante ver el suelo aterronado y lleno de huecos y altibajos, pero al mismo tiempo cubierto parcialmente de esa vegetación tan especial.
Bajo el chaparrón las fotos me salieron bastante movidas

                El ecosistema que conforma la laguna y la colindante llanura de inundación, está teóricamente protegido por la Directiva Hábitats, siendo varias las figuras de protección que se solapan en esta zona como:
- Hábitat (92D0) Tarayales 
- Hábitat Prioritario de las Estepas Salinas Mediterráneas y comunidades de Limonium (1510)
- Vegetación Anual Pionera con Salicornia (1310) 
- Pastizales Salinos Continentales Mediterráneos y praderas graminoides (1410) 
- Matorrales halófilos vivaces de Suaeda vera (1420) 
   Parece que todo esto es poca cosa, visto el resultado de tal protección.

Juncus gerardii en medio de céspedes de Aeluropus littoralis

                El catálogo de especies de este pequeño espacio (poco más de 10 has.) es sorprendente y para algunas especies, su localidad más occidental, pues son especies de lugares salinos como puedan ser las lagunas endorreicas manchegas que se están recuperando gracias a buenos proyectos LIFE en las áreas orientales manchegas. Con el gran esfuerzo que se está realizando para conseguir el buen estado de otras lagunas, aquí ocurre exactamente lo contrario, gratis y sin consecuencias para el agresor.

Freankenia laevis, una de las escasas matas que había, probablemente ya extinguida

                Aquí abundan especies tan poco comunes como Cressa cretica, Salsola kaliFrankenia laevis. El genero Suaeda cuenta aquí con S. vera, S. splendensS. spicata. Muy abundantes los Limonium carpetanicum y menos común L. costae. Las gramíneas salinas Parapholis incurva, Sphenopus divaricatus, Aeluropus littoralis y Hordeum marinum. 

Cressa cretica
Suaeda splendens y Suaeda spicata abajo
La arbustiva Suaeda vera

       También abundan otras anuales de tallos u hojas engrosados, , destacando Salsola kali y el polluelo, Salicornia ramosissima, y seguro que antes de la primera roturación había coralillo Microcnemum coraloides, puesto que lo he encontrado en pequeños saladares residuales, tanto río arriba como río abajo. Otras especies interesantes son Centaurium spicatum, C. tenuiflorum, Spergularia marina, Sonchus crassifolius, Frankenia pulverulenta, Himenolobus procumbens, etc. aparte de los arbóreos Tamarix canariensis.

Centarium tenuiflorum entre Limonium carpetanicum

           El presente desastre, ya avisado dos años antes, junto con la próxima entrada de este blog (que mostrará cómo se destroza otra preciosa laguna, también en la llanura de inundación del Guadiana), demuestran la inoperancia y la falta de autoridad que en materia de protección de la naturaleza tiene la Junta de Comuidades de Castilla la Mancha. Un discurso verde y bienintencionado que cuando desciendes al terreno, se convierte en una realidad ecológicamente lamentable, al menos en la llanura manchega.



    Se trata de muchas hectáreas de terrenos naturales en un entorno altamente humanizado y explotado por una agricultura agresiva que aún sigue, como aquí se puede ver, arañando metros a las escasas áreas naturales existentes o tirando escombros, caliches o broza, sobre ellas, y por supuesto, privando al río Guadiana de tal nombre, al no permitir que las aguas manchegas renazcan en sus Ojos. Una agricultura excesivamente subvencionada para que, las más de las veces, cobren quienes menos ayuda necesitan, al precio de poner en bandeja, el campo manchego a la desertización. Estamos hablando de un claro desastre ecológico ninguneado por las autoridades.

Algún jabalí gustaba de embarrarse en este saladar

  La Mancha, aparte de ser un paraíso vitivinícola, fue (y aún puede serlo), un paraíso natural asociado al agua, son lo que alguien bien llama, las “Marismas Manchegas”, nombre más que adecuado al reunir ese carácter salino y de aguas someras que la palabra "marisma" define. Se trata de todo ese conjunto de lagunas salinas y llanuras de inundación de los ríos manchegos. A poco que uno indague y busque cartografía, descubre que fueron vastas áreas naturales aledañas al Gigüela, al Riansares, al Córcoles, al Záncara y a sus numerosos afluentes, amén del Guadiana. Igualmente marismas manchegas eran las numerosas lagunas endorreicas como Charco Salado, aunque hoy solo queden menos de la mitad de ellas, y en desigual estado, antaño la mínima depresión del terreno contenía una laguna en tiempo de aguas que luego quedaba para el pastoreo y no para el arado.

Bordes de lagunas y llanuras de inundación sonn las Marismas Manchegas

  Todas esta áreas cubetas y áreas deprimidas, formaban un potente mecanismo de captación de agua que venía a engrosar el gran acuífero manchego que alimentaba el rosario de Ojos del Guadiana que daban origen a esta gran arteria fluvial, al tiempo de servir para asentar a una buena cabaña ganadera y grandes espacios cinegéticos, de los cuales la antigua “Laguna de las Islas”, actualmente Tablas de Daimiel, eran una buena muestra.

El polluelo, Salicornia ramosissima, abajo Salsola kali y estolones de Aeluropus littoralis

    Estos terrenos vecinos a Charco Salado, podrían tener un valor ambiental muy superior al actual, que tampoco está mal, si se hubieran acometido las tareas de recuperación del lecho del Guadiana y se hubiera demarcado generosamente un Dominio Público Hidráulico que creo aún no está deslindado. Una obra tan simple, barata y obvia, como podría haber sido la reversión del lecho del Guadiana a su nivel previo a la canalización, restituyendo los caballones laterales al canal de drenaje interior, en todo el tramo que va del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel hasta la cola del embalse de El Vicario, hubiera ganado un tramo de río, las Tablas de Calatrava que fácilmente podría tener idéntico valor ecológico que el susodicho Parque.

Un alcaraván en el Charco Salado de hace cuatro años, cada día más lejano

De hecho, esta figura de Parque Nacional que bien podría ser el Parque Nacional del Guadiana, debería acoger, por lo menos, todo el curso medio del Guadiana desde su nacimiento en los Ojos del Guadiana e incluir claramente toda la llanura de inundación del Guadiana, donde se encuentra Charco Salado y otros lugares emblemáticos como Los Praos de Carrión, las Tablas de Calatrava, Alarcos o, ya en el Gigüela, los Ojuelos de Villarrubia.













Todo esto se propuso, justificó y documentó cartográficamente desde la Asociación Ojos del Guadiana Vivos a la dirección del Parque y a instancias superiores previamente a la ampliación del Parque. Ni que decir tiene que dicha ampliación fue un “chasco” y que sigue siendo, con diferencia, el menor de los Parques Nacionales y que estas buenas llanuras de inundación, siguen sin tenerse en cuenta o vigilancia para dotar al Parque de la necesaria continuidad ecológica que debería tener con su propia arteria fluvial.

Pequeños tarayes intentando progresar tras la roturación de la lagunilla

 Desde aquí pido responsabilidad y coherencia a las autoridades medioambientales manchegas y respeto a sus propias leyes y a las traspuestas de la Comunidad Europea. Que no queden este tipo de delitos impunes pues es lo que hace que los atentados ecológicos se prodiguen, al no haber nunca consecuencias derivadas de estos atentados. Hay que dejar por lo menos algo decente para que las generaciones venideras no nos maldigan.


   Un compañero de mi quinta me contaba de cuando era joven, cómo iban a bañarse al molino de Flor de Ribera, a coger peces y cangrejos para echarlos en la paella y retozar a la sombra de los árboles de la orilla del río. Hoy este lugar, a escasos 300m. de Charco Salado, no tiene sombra, ni molino, ni siguiera agua, solo ruinas y recuerdos casi perdidos. Si esto no es desertización..., pero más lamentable aún que la ecológica, es la desertización de nuestra conciencia y de nuestra memoria.

(Todas las fotos has sido tomadas en Charco Salado, salvo la de las garcillas, en su inmediata vecindad)


Por desgracia, a los pocos días de mi visita, salvo el fondo de las dos cubetas lagunares, todo fue arado de nuevo y sembrado de cereal, incluyendo, para colmo, algún tramo de la llanura de inundación del Guadiana. Ahora todo parece un sueño del pasado, un espejismo de riqueza natural producido por los vapores de mi imaginación. Seguiré luchando e indagando qué ha pasado y si se puede corregir, pero estos son los hechos, adiós a muchas de esas especies tan raras que os he contado. Si nos quedaba poca naturaleza viva en la llanura manchega, ahora queda menos.
Espero que esto sirva para valorar en lo que se merecen estas áreas naturales y vigilar aquellas que aún quedan vivas. Es difícil no deprimirse..

Más info:
Los Saladares Manchegos más Occidentales
Asociación Tablas de Calatrava 
Ecología de Ccarríon de Calatrava:
 
 
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