jueves, 17 de octubre de 2013

Laguna de Alcolea – Por fin una magnífica noticia


A la derecha la cañada y el caballón del canal de desague con carrascas. Al fondo brecha de salida del agua


            Ya he hablado aquí sobre esta magnífica laguna volcánica, sobre su belleza y sobre sus problemas a pesar de ser Monumento Natural, la magnífica noticia es que ahora mismo está siendo restaurada por la Junta de Comunidades. Acabo de ver a un bulldozer trabajando en la desaparición del lamentable canal de drenaje que bordeaba todo su perímetro. Ahora la laguna cogerá la amplitud que le corresponde naturalmente, sin ningún obstáculo artificial.

Laderas cercanas de un variado monte mediterráneo de carácter térmico (lentiscos, coscojas, acebuches, etc.)

            Ahora, como en toda laguna temporal, solo falta que llueva; ya lo ha hecho hace poco y de forma torrencial, parecía que septiembre se iba de rositas, “secando las fuentes” como dice en su primera alternativa el refrán, pero en los tres últimos días del mes cayeron unos cien litros, con un reparto tipo lotero, pero por lo asurcado del mantillo del suelo en los piedemontes cercanos, se ve que aquí cayó bien, además el enorme canal de drenaje excavado en la roca para desaguar la laguna, todavía tenía bastante agua.

Ladera arroyada por el chaparrón de finales de septiembre

            Esta laguna que en propiedad debería llamarse la laguna del volcán de Peñarroya, por encontrarse al pie de dicho volcán y haber sido originada en relación al mismo evento geológico. También tiene el sobrenombre de laguna de las Maestras, porque no hace mucho tiempo perteneció a la familia de unas maestras que había en Alcolea. También, a pesar de lo que rezan algunos mapas oficiales, esta laguna pertenece al término municipal de Corral de Calatrava aunque esté cerca de Alcolea de Calatrava. Pero siempre han sido los vecinos de esta localidad los que más se han movilizado y su ayuntamiento quién más ha presionado para llegar a este feliz desenlace.

Las rocas volcánicas de la cumbre del Peñarroya hacen honor a su rojo nombre

            Hace unos días dando una vuelta en bicicleta para echarle un ojo a la laguna. Subí desde el arroyo de la Zarza, donde está una de las mejores áreas de corazas ferromagnesianas del Campo de Calatrava, una roja y durísima formación rocosa de bloques de todo tipo empastados en una matriz ferro-magnésiana, originada por fuentes hidro-termales producto de un vulcanismo de baja actividad. Poco después atravesé la parte final de las coladas de lava que del Peñarroya se dirigen hacia el sureste, una zona temible con suelo mojado, pues se forma un barro fatídico, más parecido a un pegamento que se va adheriendo a calzado o a las ruedas y que acaba atascando a quien lo atraviesa.

Rocas formadas por la coraza ferromagnesiana resaltando en el paisaje

            Finalmente dí vista a la laguna y oido a los ruidos de la maquinaria y comprobé asombrado que casi todo el borde de la laguna estaba modificado, había desaparecido el caballón que aislaba la laguna para desviar perimetralmente el agua. Ahora solo se veían las huellas del bulldozer que en un movimiento oscilante de idas y venidas de forma radial a la laguna, había hecho desaparecer el surco y el caballón.

Me encuentro con el camino interrumpido por la labor de la máquina, pero ya no hay canal

            En ese margen de maniobra también había desaparecido el camino paralelo al canal, pero la última vez que pasé por aquí, con agua, tuve que ir por la hierba fuera del anegado camino. Si ha desaparecido es por una buena causa y ya el uso hará el camino por donde más práctico sea.

Reverdecida por las últimas lluvias, al llegar salió volando una bandada de avefrías

            Por la parte occidental de la laguna transita la Cañada Real Soriana al pie del monte, ahí todavía seguía faenando la máquina. Ahora veía cortadas una anacrónicas chaparras que habían nacido en el caballón, con los pies siempre por encima del agua. La mayor podría llegar a tener unos 25 años, lo que da idea del tamaño del caballón o lo que es lo mismo, de la profundidad del canal.

La mayor encina que fue capaz de vivir en el caballón entre el canal y la laguna

            Ahora la laguna podrá extenderse hasta la cañada y las encinas tendrán que instalarse lejos de los niveles máximos de la laguna y no en artificiales caballones. Las grandes y viejas encinas al pie de la umbría de esta serrezuela de las Medias Lunas que ya existían antes del drenaje perimetral y el “gran cañón” artificial que enviaba el agua al Guadiana (cortando el collado que separaba ambos valles), llegan hasta el llano del vaso lagunar y marcan el antiguo nivel medio de las máximas crecidas de la laguna, en su ancestral pugna entre lluvias y evaporaciones.

Desagúe de toda la laguna, al fondo montón de tierra del cierre del canal perimetral

            Investigando un poco me dijeron que esto era fruto de la presión constante ejercida por el ayuntamiento de Alcolea junto con colectivos ecologistas y particulares a la Junta de Comunidades por redondear una protección que clamaba al cielo porque, si no la más bella, una de las más bellas de todo el gran conjunto lagunar de los cráteres explosivos del Campo de Calatrava, se encontraba en ese estado tan cercenado y polémico a pesar de ser Monumento Natural. Sí que ha habido presión y la Junta era proclive a una restauración, pero los tiros han venido de rebote, y aunque alguien haya salido ganando más, sin duda hemos ganado todos.

Magníficos acebuchares en la bajada de la laguna hacia el Guadiana

            D. Pedro de Borbón y Dos Sicilias, no sé si en su nombre o como gestor e intermediario de otro terrateniente, adquirió la laguna a sus antiguos propietarios con vistas ha realizar una permuta de unos terrenos públicos, (un pinar sin gran valor) en la finca de El Tocón en Almodóvar del Campo. Permuta que vio con buenos ojos la Junta y que realizó con prontitud, al igual que ha tardado poco en iniciar la tan necesaria restauración.

La cicatriz de la desparición del canal se borrará en cuanto llueva y crezca la hierba

            Este es un ejemplar precedente de la reversión de una situación anómala a su estado natural, en un par de días y por muy poco dinero, una máquina borra por completo los canales de drenaje de una laguna. Canales que nunca se debieron haberse hecho, ni haber cortado la montaña para desaguar, ni haber hecho una “mina” para desempeñar el mismo cometido. Cuanto dinero se habrá invertido en destrozar un pequeño paraíso para poner en producción cerealista de secano y con descanso en barbecho, unas tierras que cuando no había sequía había exceso de agua y que casi valían más como pastizal natural.

Las encinas del fondo, en la umbría, marcan el probable límite máximo de la laguna

            Esta laguna es una joya botánica y faunística como muchas otras en la vecindad, desde los antediluvianos Tríops (mini cangrejos de herradura), a la escasísima planta acuática Damasonium polyspermum, de fructificaciones estrelladas, pasando por toda la gama de aves lacustres y de paso (avocetas, cigüeñuelas, anátidas, avefrías, cigueñas blanca y negra, etc.).

Rara y estrellada Damasonium polyspermum en la que puede ser su localidad más norteña

            Ha quedado demostrado lo fácil que es si hay una mínima voluntad, en teoría todas las láminas de agua, aunque sean estacionales, son Dominio Público Hidráulico, no concibo como la mayoría de ellas están en manos privadas, aún habiendo sido promovidas a Monumento Natural por la Junta de Comunidades. Es fácil, son muy pocas hectáreas y sustentan paraísos de biodiversidad y son auténticas y bellas “almas del paisaje”, aparte de pertenecer al acervo cultural de todos los habitantes del Campo de Calatrava.

Un par de días de bulldozer bastaron para revertir una lamentable historia de  décadas

          ¿Para cuando el resto de las cercanas lagunas calatravas?, como la del Bú cerca de Alcolea, la de La Camacha, entre Picón y Alcolea, la de Valverde, entre este anejo y Alcolea, la del Lucianiego, en el collado antes de bajar a Piedrabuena, y un largo etcétera algo más alejadas y, como clamaba en otra entrada, con lo perpetrado a todo el cauce inicial del Guadiana, ¿para cuando el relleno de todas sus zanjas de drenaje?

Camino del Quijote, Cañada Real y Camino Natural del Guadiana, todo pasa por la laguna


            Dios quiera que llueva, que todos veamos una laguna de Peñarroya pletórica de vida y, por qué no, unos Ojos del Guadiana Vivos. No hace falta tanto, con que llueva lo que climatológicamente es lógico, podríamos verlos manar y llenar de vida estas sedientas tierras.

Restaurado puente de Las Ovejas en el cercano Guadiana

domingo, 6 de octubre de 2013

Por la costa occidental asturiana




La costa occidental asturiana no tiene tanta fama como su hermana oriental, esta es caliza, llena de rincones y vericuetos, y mucho más llena de gente y construcciones y la occidental tiene una litología alternante de rocas duras (cuarcitas) y blandas (pizarras) que generan cabos las primeras y entrantes o pequeños golfos las segundas; a veces las cuarcitas en su ondulante sucesión crean una serie casi continua de cuevas y salientes que conforman tramos de costa abundantes en cuevas de mayor o menor tamaño.


 La mayor parte de la costa es accidentada y la mayoría de las playas son de cantos o entreveradas con cantos pero de una belleza casi inalterada por un uso aún casi más pesquero que turístico. Entre esta noción general, aparecen escasas playas arenosas de una belleza incontestable, coincidiendo, las más de las veces, con arroyos o ríos que desembocan en ellas, aportando al paisaje de costa marino un pequeño estuario y una área de dunas, en la mayoría de los casos estabilizadas por plantaciones de pinos.


La costa accidentada no se queda en la frontera tierra-mar, el mar se llena de islotes de diversos tamaños y las mareas cambian el paisaje hasta niveles difíciles de imaginar.


En el extremo cercano a Galicia, enormes peñascos aparecen en el centro de algunas playas, como en Peñarronda que como indica el nombre, tiene una isla rocosa en medio de la playa, hasta con una cueva para atravesarla en marea baja; en el extremo occidental, antes de llegar a Cudillero y pasado Cadavedo, el mar se llena de enormes rocas como dados, dejados al azar en una partida inconclusa.


Si como nos pasó, se coincide con una fase de luna llena, los ya de por sí fuertes contrastes mareales, se ven exagerados por las mareas vivas. Entonces el cambio de paisaje es aún mayor, el cambio puede pasar de no haber playa, a encontrar una playa enorme y variada. Tal es el contraste y la belleza de un mar tan anormalmente bajo, que incluso teníamos la costumbre de bajar a la orilla con la marea baja en plena noche, entonces la irrealidad del paisaje se tornaba onírica, una luna llena esplendorosa iluminando las arenas y creando un contraste enorme con las negras rocas, unas en la orilla, otras en el mar pero emergiendo mucho más de lo acostumbrado.


Afortunadamente, algo tarde, pero ya se van respetando los arenales de la  post-playa, un ambiente rico en plantas especialmente adaptadas a vivir en esas, ya algo menos, móviles arenas. La clásica zona donde se instalan los chiringuitos y aparcamientos y que es el paso obligado para ir de los coches al borde del agua, ahora en muchas playas se ve surcada por pasarelas bien repartidas que canalizan el trasiego y atenúan la presión a la que sometemos a unas especies que tienen francamente difícil recuperar el terreno perdido a no ser que se las ayude.

Euphorbia paralias una de las especialistas más playeras

El interior está formado por un planicie a unos cincuenta metros por encima del mar, la “rasa” costera, surcada por todas partes por las grandes vaguadas de los arroyos y ríos que bajan de las cercanas montañas al sur. La rasa está totalmente cultivada, aunque el cultivo que más auge toma es de las segundas residencias, aunque de una forma dispersa y autónoma. Las vaguadas son casi terreno exclusivo de pinares-eucaliptales y un agresivo matorral de lacerantes tojos.
  
La vegetación natural se acantona en el borde de los cursos fluviales

Para ver la vegetación natural hay que acudir a algunos barrancos tan verticales que no han podido entrar las máquinas o mirar los retales de los setos de bordes de prados y cultivos. La presión de las plantas invasoras que a través de la jardinería han ido saltando de los chalets al campo, empieza a ser preocupante, aunque no tanto como en el norte de Portugal o en Santander-País Vasco. Es muy frecuente encontrarse los gladiolos naranjas (Crocosmias), las uñas de gato del Cabo (Carpobrotus), el amor de hombre (Tradescantias), las campanillas azules (Ipomoeas), las capuchinas (Trapaeolum) y los plumeros de la pampa (Cortaderias) y algunas más, pero el auténtico problema son los eucaliptos en unos montes monocultivados, donde apenas se puede entrar, por los tojos, y mucho menos disfrutar. 

"O abó", el abuelo, el eucalipto más viejo de España

La cercanía a Galicia me llevó a visitar los árboles más altos de España que no son nativos sino los padres de los invasores de Galicia. Eucaliptos, unos eucaliptos enormes, de los que no cambian las proporciones sino la altura, su imponente tamaño que en ejemplares pasa de los ochenta metros, pero que, a ciencia cierta, no se sabe exactamente cual es el más alto. Estoy seguro que el mayor fue alguno de los gigantescos tocones que vi por el camino. El resto del paisaje gallego que vi me decepcionó más que el asturiano, quizás porque esta parte de Galicia es más montuosa y menos pastoril que la asturiana, y aquí el eucaliptal se sucede monte tras monte en todas sus fases, desde la de la del retoño al maderable.
  
Antes de cortarle debió ser uno de los más altos de España

En Lugo puede que la costa esté un poco más saturada, pero las playas de buena arena y el reclamo de la playa de las Catedrales hacen que así sea. La playa de las catedrales está muy bien, pero las numerosas playas por toda esa zona no la desmerecen en absoluto, tan o más sorprendentes pero menos visitadas. Bueno cualquier cosa es menos visitada en comparación, porque no sé si el Sardinero montañés o la Concha donostiarra tendrán más visitantes. Pero aprovechando la luna llena la disfrutamos cerca de la una de la madrugada, pero ni por esas, también había gente, no tanta como de día  pero fue un placer. 





Alguna salida al interior, a ver a los amigos de la montaña en Redes, ya en el cercano límite con León y tomar un “baño de bosques” y también a ver las Hoces del Esva, fueron las excepciones a unos días de playa y costa. En una envidiable rutina de playas, atardeceres, mareas bajas y baños; baños de belleza, como lo eran cuando el sol se ponía o nadando despacio en ríos en medio del bosque antes de su desembocadura.


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