jueves, 1 de noviembre de 2012

"Abrir heridas y cerrar castillos" Adiós a los castillos calatravos


         Esta entrada es una más que lamentable continuación de mi anterior entrada "Requiem por unas piedras con historia" relativa al cierre del Parque Arqueológico Alarcos-Calatrava la Vieja. Al parecer el efecto caída en dominó ha continuado y si para mí era impensable el cierre de la gran e inexpugnable fortaleza de Calatrava la Nueva, acabo de enterarme de ello. La noticia me la ha dado Pedro González Moreno, un gran escritor a quien ya "utilicé" dedicándole una entrada sobre las lluvias de 2009-2010 basada en su artículo, tan realista como poético: "El Sueño de las Aguas Desbordadas". Paso, como entonces, a reproducir íntegro este artículo que nunca debería haberse escrito:


"Abrir heridas y cerrar castillos"

Publicado el 2 de octubre en el Diario Lanza por Pedro A. González Moreno

El castillo-fortaleza-convento de Calatrava la Nueva

         "Vivimos en unos tiempos de portazo y clausura, y en un país que corre ya el peligro de parecerse a aquella España de cerrado y sacristía de la que, tan proféticamente, hablaba Antonio Machado en su poema “El mañana efímero”...

Vista de Calatrava la Nueva desde el suroeste 

         Tiempos aciagos en los que se cierran bares y comercios, porque el consumo se encuentra en estado catatónico; se cierran empresas porque han dejado de ser rentables y competitivas; se cierran bancos, o más exactamente quiebran (o para decirlo en su propio lenguaje eufemístico, se fusionan o se recapitalizan para enmascarar sus descalabros financieros); se cierran aulas en los colegios y habitaciones en los hospitales; se cierran castillos porque la voz de la piedra, que es la voz viva de la Historia, nadie quiere escucharla; y a este paso acabarán también por cerrarnos las puertas de nuestras propias casas.

Gran rosetón y puerta de entrada al Sacro Convento de Calatrava la Nueva

         Después del cierre de los castillos de Calatrava la Vieja y Alarcos, dos de las más emblemáticas fortalezas de nuestra región, se anuncia ahora el cierre de Calatrava la Nueva, en lo que parece ser un episodio más en este delirante proceso de clausuras y portazos. Y cada castillo que se cierra (esos castillos que tanto saben de antiguas y gloriosas victorias) es como una batalla que perdemos contra nosotros mismos: una traición cometida contra nuestros orígenes, contra nuestra identidad y contra nuestra propia cultura.

Ruinas de Calatrava la Vieja, en tiempos la mayor ciudad-fortaleza entre Córdoba y Toledo

         No hace mucho, a principios del pasado verano, las puertas del castillo de Calatrava la Nueva se abrieron para acoger en su iglesia cisterciense un recital poético, donde algunos escritores de nuestra provincia hicieron oír su voz, y donde también ciertos cargos políticos aprovecharon en sus discursos para apostar por la continuidad de semejantes eventos; incluso prometieron que ese prodigioso recinto no sólo permanecería abierto en el futuro para los poetas, sino para todo tipo de iniciativas culturales. Sin embargo ahora, inexplicablemente, se anuncia que también se cerrarán sus puertas.

Interior de la fortaleza de Calatrava la Nueva

         En el año 2007 otro grupo más numeroso de poetas castellano-manchegos promovimos un movimiento de reivindicación de nuestros castillos, cuyo manifiesto se leyó al pie de las murallas de Miraflores, en Piedrabuena; de aquel encuentro quedó como testimonio un proyecto de libro que, por extraños azares, quedó estancado en los cajones de algún despacho de la Delegación de Cultura de la Junta de Comunidades. Y tal vez, cinco años después, sea hora ya de desenterrar nuevamente aquel hacha lírica y empuñar aquellas antorchas reivindicativas para repetir, una vez más, lo que proclamaban algunos de los puntos de aquel manifiesto:

Castillo de Miraflores, lugar de lectura del Manifiesto de Reivindicación de los Castillos en 2007

          “Reivindicamos nuestros castillos porque en ellos está grabada nuestra memoria colectiva... Debajo de sus piedras están nuestras raíces, las señas ancestrales de nuestra cultura, las huellas de una raza que levantó murallas para que un día nosotros, desde ellas, pudiésemos ver mucho más alto y más hermoso el mundo... No somos adalides de ninguna batalla. Somos la voz antigua de la piedra, somos el grito y la memoria de la piedra, y es la palabra de nuestros antepasados la que habla a través de nuestra voz... Todos hemos crecido a la sombra de nuestros castillos y, desde sus almenas, queremos ser vigías de nuestra identidad regional, atalayas de todos los caminos, centinelas de nuestra historia, guardianes de la luz de la llanura.

Calatrava la Vieja al atardecer 

         Se cierran castillos, pero se abren costosos y fantasmales aeropuertos que son como absurdos monumentos a la inutilidad y al vacío. Se cierran castillos, pero se construyen urbanizaciones no menos espectrales bajo las que se esconden oscuras marañas recalificadoras y turbios pelotazos urbanísticos. Se cierran castillos y escuelas y habitaciones de hospitales, pero se abren autopistas inútiles y deficitarias, parques temáticos ruinosos, incluso puede que lleguemos también a ver abierto algún fastuoso casino, que es, paradójicamente, lo que un país en bancarrota necesita...

Fortaleza de Alarcos
  
         Y cada puerta que se cierra, cada muralla que se clausura, es una nueva herida que se abre (o que  debería abrirse) sobre nuestras conciencias...
 Porque cerrar un castillo, aunque sea apelando a mezquinos argumentos presupuestarios, no es sólo mutilar nuestros paisajes, renunciar al turismo y al desarrollo de los pueblos, dar la espalda a la Historia y a la riqueza patrimonial de nuestra tierra; no es sólo cubrir con una losa las más profundas raíces de nuestra identidad. Es, más allá de todo eso, secuestrar un bien público del que todos somos usufructuarios. Y es reconocer, además, que somos indignos de merecer el legado que nuestros antepasados nos transmitieron.


Calatrava la Vieja desde un  desbordado arroyo Valdecañas

         Los cierres de Calatrava la Vieja, Alarcos, Salvatierra (que aún continúa incomprensiblemente vallado), y ahora también Calatrava la Nueva, parecen responder a una oscura estrategia de demolición de nuestras raíces y a un flagrante secuestro de nuestros más preciados bienes culturales.
         Cada vez que se cierra una puerta, se abre una nueva herida.

Restos del castillo de Salvatierra visto desde las alturas de Calatrava la Nueva

   Por eso, recordando otro de los puntos de aquel viejo manifiesto poético, deberíamos clavar, en todas las Torres de Homenaje de nuestros castillos, un estandarte que sólo esté hecho de palabras; un estandarte que ondee no como señal de ninguna victoria, sino sólo como un signo de lealtad a nuestro origen".

Sierra Morena vislumbrada desde Calatrava la Nueva

PD/    Estas tres, (Calatrava la Nueva y la Vieja y Alarcos) son las mejores fortalezas calatravas; atrás quedaron, hoy casi totalmente arruinados, castillos menores como: Ciruela, Herrera, Benavente, la Atalaya, Picón Viejo, Hojalora, Calabazas, etc. y otros, en mejor estado, como Miraflores o Caracuel y algún castillo urbano como el de Bolaños. 
    "La desidia española por el pasado (patrimonio natural y cultural),  está contribuyendo, claramente, a que nos estemos dejando imponer este lamentable presente".

Restos del castillo de Ciruela sobre un pitón volcánico


2 comentarios:

  1. Hola Enrique me gusta tu trabajo, las fotos los comentarios, en general muy bueno, felizidades. Soy Eusebio Loro estuvimos en las tablas, en el hacto de poesia.

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  2. He dado casualmente con estas fotografías y este grito tuyo contra la falta de sensibilidad cultural(puede que solo sea desidia) de quienes tienen poder para cerrar o abrir castillos. Quizá consideran que sus centenarias piedras son un montón de ruinas, sin entrever el legado de la Historia, la poesía y la belleza que permanece en ellas. Me adhiero a tu protesta y me felicito por haber encontrado tus justas y hermosas palabras de lamento. También yo soy de la zona, aunque hace muchísimos años que tuve que buscar futuro lejos de ella.
    Saludos.

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