viernes, 29 de mayo de 2015

El Mayor Enebral de Europa



                "Si los libros no mienten, aquí tenemos el mayor enebral de Europa, pero claro también habría que ver si los que hacen los libros mienten o no, porque hoy miente y engaña todo el mundo,…", así hablaba el paisano al que le preguntamos por el camino del enebral e iba a decir de qué libro se trataba cuando mi hermano le interrumpió con otra pregunta pertinente, y me quedé con las ganas de saberlo.


Berrocal  rodeado  de jaguarzos (Hallimium ocymoides)

            No sé dónde lo pone y tampoco me he podido informar. Pero desde luego el enebral de Viandar de la Vera, es uno de los mayores enebrales de España y si lo es, también lo debe ser de toda Europa, aunque yo pensaba que era el no muy lejano de Arbillas, pero en Ávila.


                El enebro es árbol rústico y duro por definición, no es común que forme masas puras, pues suele compartir su terreno, a no ser que el terreno sea muy malo, entonces ahí es el amo y señor. Suele aparejarse con la encina, dando un tipo de vegetación habitual y definitoria de los encinares silíceos madrileños, desde donde irradia hacia los pizarrales del sur de Ayllón y hacia las sierras nor-toledanas y valle del  Tiétar, donde ya toma otro cariz más luso-extremadurense.





                El enebral, no es una vegetación potencial, climácica, sino que depende de la dureza (pobreza) del sustrato y/o del clima; forma una vegetación permanente, propia de determinadas estaciones en las que por su exposición, edafología o sequedad, no están en consonancia con las condiciones edafo-climáticas medias de la zona.


La margarita Tolpis barbata, una habitual del pastizal anual del enebral

            A pesar de esto, en localidades tan favorables para el enebro,  como aquellas en que simplemente existe una falta de competencia, prospera de tal forma que compite con el robledal que es el verdadero árbol de las laderas "normales" de la Vera. Aunque después de ver los encinares de ladera veratos, creo que el enebral es un encinar del que sólo han quedado los enebros o son un paso previo para el encinar que vive en los suelos más difíciles de estas laderas.



                Esta competencia puede venir de la facilidad de dispersión de las bayas del enebro (gálbulas), que si sois aficionados a la nueva moda de la ginebra con “botánicos” os gustarán por el sabor que le dan, aparte de lo que ya lleven en origen. Tordos y zorzales, propios y emigrantes, son los que distribuyen efectivamente estas semillas. 


La dedalera (Digitalis thapsi) entre las ramas de un enebro

             Hasta aquí lo natural, pues de la mano del hombre lo que ha ocurrido es que se está abandonando, casi totalmente, el pastoreo de las cabras. Sigue habiendo muy buen queso de cabra en la Vera, pero cada día se ven menos cabras y cabreros por el monte. Si por un lado dejan crecer el monte, con la enorme expansión en los últimos decenios del enebral, principalmente; por otro lado el riesgo de incendio está incrementándose de la misma manera.


                Este gran enebral, no lo es tanto, es una mancha a tramos grande y espesa, pero hacia los extremos, Losar y Villanueva de la Vera se hace lineal y disperso, siguiendo las áreas más rocosas entre los 500 y los 900m. Hacia Madrigal y Candeleda, casi desaparece y llega a lo que antes pensaba que era el mayor enebral, el de Candeleda-Dehesa de Arbillas, parecido al de Viandar, pero no tan extendido por sus bordes como éste.

El roble Quercus pyrenaica en el mismo medio que el enebro, pero donde hay más suelo

                Como ya señalaba en otra entrada, el terreno del enebral señala un punto de casi no retorno en la dinámica vegetal. La vegetación climácica podía partir de un encinar o un robledal y por degradación y pérdida de suelo, se convertía en un enebral, lo que queda patente en muchos casos en los pequeños y en los escasos buenos encinares de estas laderas de solana de Gredos.


Pastizal anual al pie de las lanchas graníticas del enebral

         Un manejo oportuno del monte debería tender a la recuperación del encinar, pues sería la mejor manera de conservar y mejorar el estado de los suelos, en un lugar en que las fuertes y abundantes precipitaciones (en torno al triple de los requerimientos hídricos de un robledal) pueden barrer en un momento los suelos desprotegidos de estas verticales laderas.

El canchal de Sopeña rodeado de robles y enebros, al fondo izda. un pequeño encinar

                El enebral es relativamente pobre en especies vegetales, aunque ahora con la floración explosiva de esta calurosa primavera que aquí en la Vera, está entre las más secas de los últimos años, aparece como lleno de vida y colorido. Es la vegetación berroqueña, la de las pobres arenas silíceas con elementos occidentales, como la Euphorbia oxyphylla, o de mayor altura como el cerrillo, Festuca elegans, o de menor altura como los almeces Celtis australis.

Una de las pocas euforbias vivaces de suelos ácidos Euphorbia oxyphylla

                Estamos en el reino del berrocal, de las grandes lajas graníticas, los yelmos, los dorsos de ballena, los grandes bolos, las piedras caballeras. Aquí los suelos son escasos y arenosos, por eso la vegetación herbácea típica pasa por ser un cantuesar con mejoranas y, más degradado, da un ralo pastizal de hierbas turmeras, Xolanta guttata, la madre de las criadillas; una ínfima cistácea del mismo color de flores que la algo mayor y casi arbustiva Hallimium ocymides. Silenes, margaritas de todo tipo

Dos mini jaras, hierba turmera y jaguarzo, comunes en el ralo pastizal que deja el enebral


                En el berrocal también abundan  las dedaleras Digitalis thapsi, la resedácea Sesamoides purpurascens, acederas Rumex induratii, etc. En las lajas mayores, el agua chorrea largo tiempo por ciertos pradillos y lanchas, dando una vegetación peculiar de uñas de gatos Sedum pedicellatum, S. andegavense, S. arenarium, y con un poco más de suelo aparece el Hypericum linariifolia y el blanco Ornithogalum concinum.

El blanco Ornithogalum concineum

                Si cuidamos que no se produzcan los temibles incendios de verano, el enebral tiene garantizada una buena existencia. Ahora prácticamente no se le saca ningún provecho que no venga de la buena conservación de suelos y pastos, pero a partir de ciertas tallas añosas, cría una madera muy buena para todo tipo de trabajos rústicos.


A partir de la última casa de Viandar de la Vera comienza su gran enebral

            Antaño, era común, lo sé de la sierra del Piélago, usarlo vivo podándole convenientemente, para hacer los almeales, esos montones de heno que tenían que durar el verano y el invierno, dejando enebros sumamente altos, cuyas ramas empezaban a partir de los cinco metros; sobre ese tronco se apoyaba la hierba y se remataba con una buena sarta de retamas o escobas cruzadas.

El tronco de un enebro centenario casi se parece al del tejo


                La marcha con mi hermano y apuntada por teléfono por Alfon de Talaveruela, el mejor conocedor de estas sierras, terminó como de costumbre, en las puertas de lo mejor, a la entrada de la sierra. Con la promesa de unas buenas palizas para el cuerpo, otro día entraré en ese maravilloso mundo de gargantas encajadas, de cabeceras glaciares, de bosques impensables y de charcas esmeraldas.


              Para hacer un poco boca, de esas promesas aventureras, dimos con un buen bosquete de almeces, más de cien ejemplares de todos los tipos y tallas, se amontonaban en una recogida garganta, desde los mil metros hasta los ochocientos. La dureza e impenatrabilidad de esta garganta nos impidió recorrer este bosque, pero ahí está; no son árboles al pie de un lanchar o acompañando puntualmente a una garganta entre el bloquerío, es un buen bosque.
              
Bosquete de almeces y detalle de sus bayas, por eso aquí le llaman "bolero"




6 comentarios:

  1. Awesome work.Just wanted to drop a comment and say I am new to your blog and really like what I am reading.Thanks for the share

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  2. Excelente escrito y muy buena apreciación: "pues suele compartir su terreno, a no ser que el terreno sea tan malo que no se pueda compartir".

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  3. Muy interesante el reportaje de este extenso y particular enebral. Afortunadamente hay naturalistas que nos damos cuenta de la existencia de este importante árbol. Me ha llamado la atención del comentario que has hecho sobre la seca primavera que estamos viviendo este año... Aquí en Madrid está siendo feroz y puede tener muy malas consecuencias, y creo que en muchos puntos de La Península también. En cuanto a su austeridad, estoy de acuerdo, es un árbol que aguanta muy bien la falta de suelo, las heladas y los veranos muy secos; pero en muchas zonas, las sequías encadenadas están acabando con la vida de muchos grandes enebros centenarios... Enhorabuena por el artículo. Un saludo.

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  4. El libro en cuestión está editado por la Junta de Extremadura, y la cita del enebral de viandar de vera en el cap. 10. Te enlazo en pdf el libro (del que yo no me fio totalmente):

    extremambiente.gobex.es/pdf/BosquesCap10

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  5. ¡Bonita entrada!
    Se echa de menos un poco de atención a la flora en las crónicas de rutas o paseos por el entorno.
    Yo siempre que puedo, dejo una muestra en mi blog, ya sea la entrada de una ruta o de una visita a una localidad.
    http://elbarrigueta.blogspot.com.es (Naturaleza y Paisajes de España)
    ¡Saludos!

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