Monte y cultivos ardiendo en la umbría de La Pinosa
Llevo casi toda la vida yendo por Gavilanes, concretamente en frente de un monte,
estribación inicial de la sierra de Gredos desde el fondo del valle del Tiétar,
llamado La Pinosa que, aún quedando linealmente más cerca de Gavilanes, pertenece
por entero a Mijares, aunque en los telediarios a este incendio se le ha
llamado el Incendio de Gavilanes, realmente ha sido el “Incendio de Mijares”.
A la media hora de comenzar el fuego ya estaba acercándose a la cima del monte
Estábamos
comiendo la familia en el jardín para mitigar un poco el calor del interior de
la casa, cuando vimos enturbiarse el cielo por el sur y oír el agorero sonido
de los medios aéreos anti-incendios. Fue asomarnos y ver las pesadas
burbujas de humo oscuro avanzando rápidamente hacia nosotros de un fuego
iniciado en la parte baja del valle, en los pinares cercanos al charco del
Tudón y avanzando por momentos laderas arriba.
Afortunadamente en zonas el fuego corrió por abajo y no se convirtió en un peligroso fuego de copas
Eché
un rápido vistazo a la espléndida vista de toda esa ladera oeste de la Pinosa,
llena de grandes pinazos afortunadamente aún sin cortar a pesar de su edad y
tamaño, como despidiéndome de ese paisaje porque por el sur, destacando tras la
espesa cortina negra, ya empezaban a verse las rojas heridas de las llamas que
subían ladera arriba. En una apocalíptica imagen, un gran pino algo solitario, fue
engullido como de una sola bocanada, por una gigantesca llama acrecentada de
golpe por esa leña que hizo levantarse una gran voluta de humo negro y marrón
que a su vez alzó un alto pináculo en la montaña de humo que se levantaba
de todo el bosque.
Un nuevo foco recién provocado a kilómetro y medio del fuego
Terminé
rápido de comer, hice alguna foto de los helicópteros soltando profesionalmente
su líquida carga sobre la base de las llamas y en esto me dice mi hija que
parece que alguien acaba de hacer una hoguera en la ladera noroeste, miro hacia
allí y veo convertirse un hilillo de humo en una gran hoguera que prende los
árboles cercanos en cuestión de segundos. Parece claro que alguien quiere
incendiar deliberadamente toda la Pinosa, esto no ha sido una pavesa encendida
que haya prendido a kilómetro y medio del fuego, todo esto ha sido claramente
orquestado como, desgraciadamente, pude constatar más tarde con otros focos en la
umbría, nacidos de la nada.
El mismo foco anterior cobrando fuerza tras un par de minutos
Cogimos
mi hermano y yo una pala, un azadón y un hacha, aparte de ropa de manga larga,
guantes y varias botellas de agua, y partimos con el coche hacia la antigua pista forestal, hace tiempo asfaltada que baja de Mijares a su cantina, en
la carretera general. Al pasar por Mijares vimos el trajín de la gente
preparando coches y llenando garrafas de agua en las fuentes. Al salir por esa
carretera, un grupo de mujeres nos paró para ofrecernos garrafas y darnos
trapos empapados en agua para poder enfrentarnos a las llamas, usándolos de
mascarilla húmeda y a la vez de refresco. Llegamos a uno de los aparcaderos
como otros que vimos, llenos de coches y con las cunetas llenas de garrafas y
botellas de agua a disposición de quienes las necesitasen.
Coches que corrieron peligro, un tractor con cisterna y garrafas por doquier
Todo
lo que se veía eran voluntarios, cargados como nosotros, de herramientas y
garrafas; había personas del pueblo con furgonetas llevando y trayendo gente,
arriba y abajo, en contacto con todo el mundo, con los de la brigada
antifuegos, con los diferentes grupos de voluntarios, siempre informados de dónde saltaba un nuevo fuego, de dónde se necesitaba gente
urgentemente, etc. De hecho llegaron y se llevaron una carga de voluntarios para
la parte baja pero nos dijeron que había aparecido un nuevo foco por el
Escurialejo, una variada zona de olivares y monte en la umbría de la Pinosa, a
donde nos dirigimos andando unas quince personas.
Acabando con el fuego en un olivar ya frente a La Pinosa, al pie de la sierra principal
Algunos
de los del grupo iban casi a la carrera, algunos de los olivos y viñuelas que
se estaban quemando eran suyos o de parientes. Al acercarnos al fuego nos
dijeron que estaban bastantes ya y que tenía mucho más peligro de que se extendiera a toda la sierra el fuego que vimos en la otra
ladera. Llegamos tras una nueva caminata, a la hora más calurosa del día. Estábamos
apagando un fuego en una zona relativamente fácil de bancales de olivos, allí
el azadón y la pala en conjunto, tirando paletadas de tierra al pie de las
llamas era bastante efectivo, afortunadamente llegamos a tiempo para que el fuego no pasara al monte, un
monte donde hace años fui a veces a por madroños del único gran madroñal de
toda la zona, también con robles, una isla en medio de un mundo pinariego.
Este otro foco en la umbría costó buenos sudores apagarlo, conseguimos salvar un robledal por los pelos
Tras
acabar aquí bajamos a la fuente del Escurialejo a refrescarnos y beber algo, y vuelta para arriba en esa umbría, a la zona a la que fuimos en principio,
pues el fuego se había extendido y había pasado del borde del bosque a los
cultivos. Aquí tuvimos que emplearnos a fondo, no era como lo de antes, era el
borde de los olivares con pinos, bastante insalvables por arriba, y robledal por
los lados. Aquí las llamas eran grandes, aquí ya solo de acercarme a apagar
llamas a golpe de escobón de ramas, se me enrojeció la cabeza del calorón; el
humo también soplaba en nuestra dirección y había que saltar y alejarse a cada
rato para recuperar la respiración. Afortunadamente éramos bastantes y pudimos
contener el fuego sin que entrase en el espeso robledal de al lado.
A pesar de estar casi sofocado el fuego, había que irse lejos para respirar
Era
el primer golpe fuerte de curro y me sentía agotado por el calor, por el humo y por cargar con una mochila que fue un estorbo, con una cámara que apenas usé
porque no iba de reportero sino de apagafuegos. Entre los cambios de tarea,
alternando palas con escobazos, descansos y movimiento a zonas donde se
necesitaba más gente despisté el azadón, horas más tarde correría la misma
suerte la pala, pues la guardia civil cortó el paso carretera abajo donde la
dejé.
La carretera cortada por la guardia civil. Los bomberos tuvieron que emplearse con un foco cercano, orientado a Gavilanes
Encontré
un par de brigadistas de las BRIF (brigadas de refuerzo de incendios forestales), con todo su pesado equipo anti-incendios que me contaron
que llevaban ya dos días apagando fuegos, pero que eran de la zona y que
moralmente no podían irse a descansar como les ordenaron, con el consiguiente
riesgo de perder su trabajo por no cumplir los tiempos de descanso para
reponerse; tras charlar con ellos se largaron ladera arriba, hacia la parte
donde se oía crujir los pinos con más crudeza.
Otro nuevo foco en la ladera orientada hacia Gavilanes
El
fuego ya estaba controlado en esta ladera, había una gran pila de leña recién
cortada ardiendo sin manera posible de apagarse y tuvieron que quedarse un par de personas allí de guardia. El resto nos fuimos otra vez para la
carretera donde volvimos a subirnos a la furgoneta que hizo antes dos viajes a
toda velocidad para llevar gente a la ladera de la caseta forestal. A nosotros nos llevó más abajo, pues había un gran frente progresando
hacia el puente de Gavilanes. Afortunadamente el fuego era bajo, pero estaba a
punto de llegar a una zona espesa del pinar. Mucha gente
se quedó por el camino protegiendo las zonas cultivadas. Era desesperante
porque el fuego era fácil de apagar pero no tenía las herramientas adecuadas e iba ganando terreno.
Muestra de la pericia de los pilotos, acrecentada por demasiados días de práctica continuados
Por
fortuna bajó un camión cisterna por esta zona que tenía un pequeño camino y allí
poniendo tramos y tramos de manguera, conseguimos que un hábil brigadista
fuese apagando de una forma más que eficiente todo esa línea de fuego, nos
quedamos cortos de manguera y de agua, pero afortunadamente apareció ladera abajo una balsa de
agua que regaba un huerto, accesible por ese mismo camino. Bajó el camión,
pasamos las mangueras, el camión se conectó con la balsa, nuestra manga al camión
y a empalmar tramos de manguera ladera arriba por una zona donde un par de
otoños atrás cogí una buena cesta de níscalos. Solamente con cuatro personas
conseguimos hacer avanzar al brigadista por todo el perfil del fuego hasta dar
con otro equipo de brigadistas que venían siguiendo la línea del fuego en sentido opuesto .
La torreta de vigilancia de la Pinosa seriamente amenazada por las llamas
Durante
todo el tiempo no pararon de caernos cargas de agua de los helicópteros
o del hidroavión, eso era una magnífica noticia porque significaba que no eran
ya tantos los sitios que necesitaban con urgencia los medios aéreos. Tanta fue
el agua caída que la temperatura bajó bastante, incluso el
negro musgo de las rocas se fue tornando verde. Al encontramos con los brigadistas del otro
corte, la alegría empezó a cundir entre los rostros negros y sudorosos, por
este lado al menos, el fuego estaba controlado. Eso sí, más que agua lo que
querían era bocadillos, como las bolsas que habíamos visto en la furgoneta,
preparados por las mujeres de Mijares, aunque cuando llegamos ya habían
”volado” entre los hambrientos.
La disponibilidad de medios aéreos y la cantidad de voluntarios fueron determinantes para la extinción del fuego
Esta
vez había habido un final feliz, quedaban focos tozudos, rodeados pero casi
inextinguibles, ya la gente se juntaba en la carretera de charla y
comenzaban a volver coches al pueblo. Por suerte, no continuó el viento que al
principio soplaba del sur amenazando con subir a toda la sierra, pero entre el
despliegue humano y una súbita calma de ese viento, pudo ser reducido. Además
ese día fue de los pocos que, tras el de Cebreros, no hubo varios incendios simultáneos y todos los medios, aéreos y humanos, pudieron emplearse
a fondo, a pesar de sus “recortados” efectivos.
Un helicóptero pasa "empequeñecido" ante las terribles columnas de humo
Me
comentaba un agente medio-ambiental toledano que a ellos ya les enseñan a
cortar el paso a los voluntarios y que no los suelen admitir en esas peligrosas
labores, pero recuerdo a los mijariegos de la furgoneta diciendo que como un
guardia civil o quién fuese, les impidiese el paso, le daban lo suyo. Hay que
reconocer que sin los voluntarios este fuego hubiese sido, sin duda, mucho más
devastador, y hay que felicitar a todos los habitantes de Mijares (también a
muchos forasteros), por su unidad, tenacidad y solidaridad a la hora de
enfrentarse sin tardanza para salvar su magnifico patrimonio natural, ya fuesen
huertas, olivos, pinos, robles o matorral. Esa misma mañana subimos por encima de Mijares y, a parte, de los pinos cascalbos, tejos, acebos y olmos de montaña, mi hermano me enseñó un rodal de álamos temblones, el único del sur de Gredos.
La población entera de Mijares colaboró de una manera o de otra para apagar el fuego
No
puedo evitar recordar el anterior incendio de Arenas de San Pedro en 2009 que empezó
cerca de esa ciudad y acabó cruzando la sierra por el puerto del
Pico, arrasando incluso el último pinar natural de pino silvestre de todo
Gredos. Un incendio absolutamente descontrolado en el que los habitantes de El
Arenal lloraban de impotencia y de rabia cuando las autoridades les prohibieron
intentar atacar un fuego, (ya asesino) que dejó un enorme y arenoso secarral donde
antes hubo tanta riqueza.
Los restos del último pinar verdaderamente autóctono de Gredos que ardió en el terrible incendio de Arenas
El
incendio fue provocado, yo vi la aparición de tres focos distantes del fuego
inicial y me comentaron que al menos fueron cinco. Oscuros intereses se ocultan y
se solapan, esta vez no ha estado la imprudencia más clásica de este verano, la
de máquinas trabajando en el campo (incluso para el control de incendios), bien
podría ser de intereses madereros, pues hay contratistas y madereros que
mueven grandes cifras con la devaluada madera quemada o a saber que otros infames intereses.
Gavilanes, indemne tras el fuego que ya lo ha visitado en demasiadas ocasiones por el oeste
Al
campo y al monte hay que mimarlo tras tantos años de abandono y de éxodo, aunque
alguien pueda pensar que es bueno para la naturaleza, no es así, el monte se
espesa en exceso, los caminos se pierden, las especies más pirófilas (las que
se aprovechan de los fuegos, incluído el propio pino), van conquistando terreno. Llevo más de 35
años viniendo por aquí, y he podido comprobar en las partes bajas de la Pinosa
como los pinares ganaban terreno a una rica arboleda de encinas, alcornoques,
quejigos y robles, muchas veces fomentado por el hombre y, también claramente, de forma
natural; debe ser el famoso cambio climático, ante el que claramente debemos prepararnos, mucho mejor de lo que lo estamos.
P.D./ Mi agradecimiento y admiración al furgonetero-estratega (Hnos. Sánchez de la Paz)
P.D./ Mi agradecimiento y admiración al furgonetero-estratega (Hnos. Sánchez de la Paz)
No lo había leído ni visto en las noticias. Me he llevado un gran disgusto pues he pasado muchas horas en esos pinares disfrutando de la compañía de amigos y naturaleza.
ResponderEliminarTal y como están las cosas en España con los incendios, quizás deberían hacerse cursillos para organizar al voluntariado ambiental.
Y desde luego, castigos ejemplares y la NO construcción o transformación del suelo quemado para que incendiar deje de ser un buen negocio para algunos.
Saludos.
Qué pena y qué triste!!!. cada vez que hay un incendio muere una pequeña parte del ser humano.. Un saludo..
ResponderEliminarAun después de haberlo vivido en persona se me saltan las lágrimas al leer este relato, tanto como al oir el pregon de las fiestas de Mijares que fue en honor de todos los que ese dia luchamos contra las llamas de una manera u otra.
ResponderEliminarEl reconocimiento no es solo a los mijariegos sino también a todos los vecinos de Gavilanes y Casavieha que se unieron a nosotros y fueron parte esencial, sin ellos y sin los medios de extinción no lo hubiéramos conseguido. Vino gente de Piedralaves y mas pueblos asi como brifadistas que se jugaron su puesto de trabajo por luchar por nuestro monte.
Yo sigo pensando que la union hace la fuerza y es lo que tiene este valle.
Enhorabuena al creador de esta página por ella y por ran magnífica redacción que esperemos sea la última sobre esre tema y al piromano se le hayan quitado las ganas porque con nosotros no puede ni podrá
Preciosa narración
ResponderEliminarImpresionante narración.
ResponderEliminarUn nativo de Mijares agradecido.
Gracias por vuestros comentarios y recordaros que lo peor del incendio no son las imágenes dantescas ni los pinos quemados. En Gavilanes ya dos veces se quemó todo desde el pueblo a Pedrobernado y es increíble como por las noches no refrescaba como lo hacía antes, como se secaban las fuentes a mitad de julio o incluso como cambian las pozas de las gargantes al llenarse de arena, una vez en el Tudón me clavé de brazos en la arena al tirarme de cabeza desde arriba.
EliminarNi os hablo de la pérdida de biodiversidad que ahora aún conserva Mijares y que Gavilanes ha perdido, entre otros algunos magníficos tejos, todos sus escasos pero enormes pinos silvestres, y así un largo etcétera hasta que ahora tras muchos años los suelos, la vegetación y el microclima se vuelven a nivelar algo, pero con mucho ya irremediablemente perdido.
Eso también, a los mijariegos (y a todo el mundo), cuidado con el tema recurrente de los incendios de piornal, provocados, en teoría para ganar pastos o paso, por algunos ganaderos y que luego degeneran y se comen los pinares de las zonas altas.