Arzollar es
el nombre antiguo que se da o daba en la Mancha a los almendrales silvestres. El nombre
deriva del ya perdido allozo o arzollo que es el almendro, aunque ha ido
quedando relegado para el almendro asilvestrado o para el almendro amargo.
El almendro
es uno de los cultivos más antiguo que
se da en la agricultura ibérica, de tal forma se adapta a nuestro clima que a
alguien ajeno a la historia botánica del Mediterráneo le sería imposible
discernir si se trata de una especie autóctona o naturalizada. Tal es así que
hoy en día el papel ecológico que desempeña en numerosas regiones y barrancos
viene a complementar y en muchos casos a sustituir a nuestras “autóctonas” en
el papel de regenerar la cubierta arbórea de muchos de los montes más degradados.
Hace un par
de años hice un artículo para el boletín de ARBA (Asociación para la Recuperación del
Bosque Autóctono), en el que hablaba del papel que desempeñan numerosas especies
no autóctonas, en sentido estricto, en la ecología de nuestros montes, hablaba
de almendros, castaños, higueras, membrilleros, zumaques, etc., en el que destacaba el gran papel del almendro en la recuperación o mantenimiento de la riqueza de nuestros ecosistemas.
Desde entonces
no hago más que comprobar que con especies como el almendro no estamos hablando
de una invasión, de una colonización o de una desnaturalización de nuestros
montes sino, al contrario, de un enriquecimiento, de una aceleración de la
regeneración de nuestros bosques en áreas marginales o degradadas. Tal es su
papel que llega a ser más duro frente a la sequía que la encina y que con su
protección inicial, bajo su liviano dosel, comienza una seriación progresiva de
la vegetación hacia etapas más cercanas a la climácica. Favorecimiento que a la
postre va a terminar haciéndole desaparecer del monte.
Suelo cubierto por narcisos de pedrera (Narcissus cantabricus) al pie de un almendro
El almendro
sigue siendo un cultivo, pero de su importancia histórica estamos muy lejos,
no lo hemos sabido vender, ni lo hemos querido mantener, salvo en zonas
levantinas y andaluzas, incluso en zonas con una alta producción de turrones y
dulces a base de almendras como la provincia de Toledo, su cultivo está bajo
mínimos. Hace pocos años la hegemonía mundial de su producción nos la arrebató
U.S.A. con su saber vender, en forma de “snacks”, aperitivos, lecitinas, añadida a los
cereales, etc.
Ni que
decir tiene que el almendro es el más Mediterráneo de los frutales, tal es su
aguante que en la península ha tolerado casi toda nuestra gama climática, desde
el semidesierto del Campo de Nïjar, hasta los extremos continentales del alto
Sistema Ibérico, donde típicamente, solo había buenas cosechas uno de cada dos
años, debido a las heladas tardías.
Según los libros, como de costumbre y de manera simplista como también se dice
de otros frutales, este árbol tiene su origen en las montañas de Asia
Central, aunque contradictoriamente pertenece al mundo de clima Mediterráneo.
Parte del Arzollar de Alarcos en todo su esplendor el invierno pasado
El almendro
se encuentra de forma espontánea en montes del centro, este y sur peninsular,
principalmente en zonas abruptas y térmicas no cultivadas, en zonas salvajes o
abandonadas en medio de regiones ampliamente culturizadas. Al oeste de la Mancha es abundante en el
Campo de Calatrava, con una marcada preferencia por sus montes volcánicos,
donde en muchos casos es la única especie arbórea; pero lo normal es
que se asocie con la encina en diferentes proporciones, esto ocurre con
frecuencia en los barrancos, berrocales y “arribes” de todo el valle del Tajo, aunque en su
tramo medio, sobre yesos y margas, muchas veces, junto con la higuera
silvestre, sea la única vegetación arbórea.
Puerta de la muralla de Alarcos, ermita románica y el caserío de Valverde al fondo
Es del
oeste manchego donde podermos encontrar con asiduidad la palabra Arzollar en
su toponimia, donde destaca poderosamente el famoso Arzollar de Alarcos, tan
espectacular a finales de febrero y primeros de marzo como poco conocido o
valorado por las autoridades municipales de Ciudad Real. Alarcos fue el nombre de la mayor ciudad medieval entre Tajo y Guadalquivir, algo olvidado intencionadamente por ser el nombre de la más terrible derrota cristiana de toda la reconquista. Enclavado en un
entorno riquísimo, arqueológica, ecológica y geomorfológicamente, en la sierra del
Despeñadero al borde del Guadiana.
Cráter del Despeñadero, paredes, maar y un pliegue de cuarcita que cobija una cueva al fondo
El Despeñadero en cuestión es un gran cráter que rompió
transversalmente dicha sierra dejando un enormer socabón, un “maar” ya
colmatado. Al pie del Arzollar otro cráter-maar, mucho menos espectacular, al pie de
un volcán en rápido proceso de desmantelamiento por una gran cantera; aquí
también había una famosa fuente, todos estos elementos (volcán, cantera, fuente
y maar) bajo el nombre "del Arzollar". A su lado y coronando el monte la ermita
románica de Alarcos y a pocos metros, uno de los mayores y más completos
enclaves arqueológicos de la península, Alarcos.
Todo este conjunto se encuentra en una elevación
cuarcítica parapetada sobre el valle del Guadiana, que en época de aguas
colmata una vasta y bien conservada llanura aluvial. Vamos, el entorno perfecto
para ser encumbrado a alguna figura de protección que preserve su altísimo
valor natural y cultural, (futurible Parque Nacional del Guadiana). Todo a pesar del sobrepastoreo ovino en sus cumbres y de la basura del incivismo de visitantes y romeros de Alarcos.
Vista a un Guadiana pletórico desde Alarcos
Llanura de inundación del Guadiana al fondo
En un radio
de menos de 25km. podemos encontrar también el Morro del Arzollar, que es el
gran volcán que explica el nombre del pueblo que se asienta al pie de sus
“coladas”, Piedrabuena, por lo pedregoso pero muy fértil de su terreno volcánico, con uno de los más extensos campos de lava peninsulares. También y muy parecido
es el volcán del cerro del Arzollar sobre el maar-laguna de La Camacha , en Alcolea de
Calatrava. Más al sur, en terrenos de Aldea del Rey, tenemos la sierra del
Arzollar que acoge en su ladera norte la laguna de Cervera, también de origen
volcánico y que posee entre el agua y los altos cortados una enorme pedrera
llena de almendros y flanqueada por un espeso acebuchal.
Morro del Arzollar, el mayor volcán de Piedrabuena
Desde que
el abandono rural empezó a castigar nuestros pueblos, hemos ido perdiendo
nuestros almendros, poco a poco y sin el mínimo mantenimiento que requieren o
quitados para que no estorben las maniobras de los tractores, vamos haciendo
desaparecer uno de los árboles más generoso de nuestro país.
Fortaleza de Alarcos, parte de un gran conjunto arqueo-ecológico
Recuerdo el
comentario de una amigo, de la parte ya más extremeña que castellana del valle
del Tajo que decía que sus antepasados durante generaciones lograron unos
buenos almendrales y que por un vuelco comercial, a mediados de los 70`, se
empezó a pagar mucho más la almendra amarga que la dulce, con lo que se empezó
a recoger la almendra de los arzollos de rocas y barrancos. Lo que hasta entonces era broza que adornaba el monte a fines de
invierno, pasó a ser un recurso de la gente más humilde, como los espárragos,
las setas o la caza.
En otros
países tienen árboles sagrados, árboles nacionales o simple devoción por la
belleza de algunas especies vegetales. En nuestro país está empezando a pasar
algo parecido con los cerezos del Valle del Jerte, (también
de todas las sierras vecinas), pero realmente si tenemos un arbol nacional,
somos el país que más encinas y almendros tenemos del mundo. No estaría
de más valorar, simplemente en lo que vale, el papel ecológico y la belleza del
almendro. Hay una ruta de almendros por la que desde finales de enero, en los valles almerienses, hasta primeros de abril, en el Maestrazgo, podemos maravillarnos con el espectáculo de los almendros en flor y aún sin turistizar ni masificar como la anterior.
Buenas noches Enrique, ¿esos arzollos de Alarcos pueden acercarse a lo que se conoce como Prunus webbi?
ResponderEliminarUn saludo.
El arzollo o allozo es el almendro silvestre, sin más compllicaciones, en la parte occidental de la Mancha. Te mando un enlace del siempre interesante En el Ecotono: http://enelecotono.blogspot.com.es/2016/12/el-almendro-silvestre-prunus-webbii.html con el que coincido totalmente, a pesar de no estar, ni siquiera citado en Flora Ibérica, yo estoy harto de ver arzollares con individuos bastante espinosos y de ramas que se abren perpendiculares al tallo y que crean un almendro más parecido a un espino negro que a un almendro común.
EliminarTendría que investigar un poco más. Muy cerca de Alarcos conozco ejemplares de características clarísimas para lo que dicen que es Prunus webbi, pero la mayoría de los de Alarcos tienen más pinta (poco espinosos, ramas en cualquier dirección respecto del tallo y hojas bastante largas), de ser almendros silvestres a pesar de vivir en una pedrera que duro que nunca se ha cultivado como almendral.
De todas maneras el tema está en el aire y como suelo decir Flora Ibérica no es la biblia, de hecho ahora estoy trabajando con Orquídeas y la clasificación de F.I. la creo desfasada, a pesar de conocer a sus autores y no poder en duda su valía.
Un saludo y gracias por el comentario
Precisamente vengo desde el blog que citas y al acordarme de que tenías una entrada sobre los arzollos en el tuyo te he consultado.
EliminarEs verdad, el tema de las orquídeas se ha tratado de una manera muy sintética y conservadora, sobre todo el género Ophrys.
Saludos y gracias por tu labor.