martes, 30 de agosto de 2011

Caminos cortados en los montes de Ciudad Real


            Salida frustrada a medias con final geomorfológico, donde el cierre de caminos dio al traste con mis planes iniciales de llegar hasta una zona con robles y algun humedal donde abundan los mirtos de Bravante (Myrica gale), que por cierto, tienen uno de las mejores fragancias que jamás he olido, superando a la del mirto común que aunque muy escaso, también aparece en esta región.
            Dejé el coche en un área antaño de graveras y areneros, y hogaño área de vertidos ilegales, ví personas actuando impunemente delante de carteles explicando que había un punto limpio para esos menesteres. Algo falla en ese servicio del ayuntamiento de Piedrabuena.
            Hace años ya recorrí este camino y a pesar de abrir alguna cancela y pasar por un contadero de reses (venados), pude seguir el valle al norte de El Espino (Valdelamadera), hasta encontrar los mirtos, otros amigos míos hacían un fantástico recorrido en bici que yo nunca completé, entraban por ese valle y volvían por el valle sur haciendo una ruta redonda en todos los sentidos.


Monte mediterráneo y pedrizas

            Seguí mi camino hasta un paso canadiense (foso con parrilla que impide el paso del ganado),  a la derecha una señal de camino cortado. Es el camino principal que recorrí hace años, el otoño pasado intenté entrar a estos valles por el otro camino pero topé con cierre y candado. Ahora al llegar a El Espino, al pie del gran cerro de Valmayor, me encuentro delante de una puerta con cadena y buen candado. Este punto es la  entrada a una enorme extensión de sierras y valles que como una diadema se abre en este punto para dar salida a sus aguas al cercano río Bullaque.
            Hace pocos años a algo inútil y absurdo se le decía “ponerle puertas al campo”, pero hoy en día cuesta encontrar un campo sin puertas, aunque el camino sea público, como la mayoría de los de esta región. Incluso hace poco he sabido de un camino público en finca privada que tras su compra por el estado, en el flamante nuevo Parque Natural de Alcudia, ha sido cerrado. 
                                 A rabiar y media vuelta.


Puerta y candado en el camino público

            No lejos de la cancela había un rebaño de venados de varios tamaños y al otro lado unos comederos. Hace años estos animales me evocaban la vida salvaje pero hoy veo que es ganado que produce más con su muerte “deportiva” que con la venta de su carne que hace poco era oscura y algo dura, pero que hoy en día, me comentaba el carnicero, va de la dura de antes a la blanda y más clara pues en casi todas las fincas se les completa su alimentación normal.



Venados jóvenes  y hembras tras el vallado cinegético de malla ilegal por sus dimensiones
           
            Al volver antes del paso canadiense, a un lado del camino me llama la atención un gran bloque que al poco reconocí como un trozo de coraza ferromanganesífera, luego vi por todas partes bloques menores a partir de cierta altura para abajo.
             Esta formación rocosa es casi exclusiva del occidente del Campo de Calatrava. Hace tiempo existía la teoría de que se habían formado bajo condiciones climáticas tropicales como las lateritas (fuertes endurecimientos de los suelos al precipitar metales como el hierro y el aluminio), pero la teoría hoy más aceptada entre geólogos y edafólogos es la de la precipitación química, en suelos y otras formaciones como rañas o terrazas fluviales, de metales como el hierro y el manganeso, procedentes de manantiales relacionadas con la actividad magmática subyacente que crean durísimos encostramientos de un par de metros de espesor como mucho.



Coraza ferruginosa (tonos oscuros y rojos) cementando arenas y gravas

            Cerca hay un cerrillo que no es como los anteriores que son rocosos y llenos de bloques angulosos, sino que es muy redondeado y arenoso, de tonos ocres y también rojizos. Subo a él y contemplo el paisaje, oigo un estruendo de támaras rotas y veo un gran jabalí macho que escapa a la mancha de encina y matorral del monte de enfrente.


Un gran macho solitario de jabalí  a escape

           Bajo hacia un gran madroño de donde salió, al lado hay una área resbaladiza y roja, pocas veces lo había visto, es un suelo fluvial, o sea arenas pero totalmente cementadas de tonos muy rojos y con algunos bloques incrustados.



El suelo rojo es igual de duro que la piedra de arriba

          Más abajo la formación pierde dureza y da arenas amarillentas que allí donde falta la vegetación se va acarcavando ligeramente. Subo de nuevo el cerrillo y compruebo que el suelo son arenas muy finas y gravas, una formación de fondo de valle colgada aquí arriba, supongo que la cementación que he visto abajo y la antigua coraza ahora desaparecida que lo cubría, ha impedido que la erosión lo haya desmontado. Las corazas son formaciones durísimas pero de escaso espesor, con lo que la erosión actúa por debajo de elllas socavándolas hasta que caen por su propio peso, razón por la que han desaparecido de muchos puntos. En otra entrada haré un esbozo de otra nueva teoría geomorfológica sobre su formación, casera pero con base.



Arena fluvial, trozos de coraza y gravas en la cima del cerrillo

            Inicio el regreso tras echar un vistazo a la variada biodiversidad de estos montes donde hay una riqueza vegetal impresionante, donde aparte del buen estado de conservación general, en la cercanía se atesoran especias relictas en su límite de distribución meridional como son los mirtos de Bravante o mirto de turbera que presentan en los montes occidentales de Ciudad Real sus mejores y mayores efectivos ibéicos. Otro tanto ocurre con su etapa clímácica, el paso superior y culminante de su serie de vegetación, el abedul "mediterráneo", Betula pendula subsp. fontquerii, var. parvibracteata.



Gran madroño, donde estaba el jabalí, con la monte Valmayor al fondo

            Las grandes repoblaciones con pinos en esta zona son  lamentables, aunque han arbolado muchas áreas que antes eran grandes jarales, han supuesto una pérdida de biodiversidad enorme, mayor aún al considerar que estas eran, incluso lo son todavía hoy, lo que el gran botánico D. Salvador Rivas Goday que conoció estos montes antes del ICONA, consideraba “islas atlánticas en un mar de bosque mediterráneo”. Un gran atentado ecológico de los 70’ que pasó totalmente desapercibido, fue la destrucción de los mirtos y turberas del cercano Valle de la Viuda para cultivar pinos y chopos, otro tanto ha pasado hace poco con retazos de robledal y su potencial área de expansión en el valle del Bullaquejo que ha sido convertida en una ajada y artificial chopera hace pocos años.


  Al fondo valles de Valdelamadera ahora ya enteramente privados

             Hoy la presión sobre la vegetación autóctona de los grandes cultivos forestales ha parado, (los pinos ya no son rentables económicamente) e incluso el dosel arbóreo potencia con frecuencia la natalidad de especies autóctonas, pero hoy el freno al mantenimiento o expansión de estas “islas atlánticas” viene de la excesiva presión de la fauna cinegética, único recurso económico de estos montes que presenta unas densidades de población insostenibles. Esta masificación junto con el vallado de cada finca puede dar lugar a que se acabe esta “gallina de los huevos de oro” por enfermedades o por pérdida de calidad genética.



Comederos para ciervos

            Estos montes atesoran lugares impresionantes que en muchos casos solo disfrutan sus propietarios y en otros casos se han consorciado para ser repoblados de pinos (Pinus pinaste y P. pinea) y en menor medida eucaliptos. Son muchas las fincas en óptimo estado de conservación y varias las microrreservas y monumentos naturales, amén de ser todo LIC y ZEPA. Todas estas enormes fincas de sólo un puñado de propietarios poseen un enorme valor ecológico y las que no lo son tanto, son fácilmente recuperables. Son el eslavón entre el P.N. de Cabañeros y el Panque Nacional del Guadiana (este es de mi cosecha), sosteniendo en algunos casos valores idénticos o superiores a los que tiene Cabañeros. Por todo sería recomendable su conexión a las áreas anteriores con una protección o atención similar.








4 comentarios:

  1. Muy interesante Enrique, como todo lo que escribes. Me ha llamado la atención lo del manganeso. Yo había oido hablar de minerales ferromagnesianos, pero no de ferromanganesianos.

    Una pregunta, ¿qué es el Mirto de turbera?.

    respecto a la gestión cinegética que se hace, desde luego que deja mucho que desear, en fin...

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  2. Enrique tienes mucho que contar y estaré muy atento a todo lo que aquí cuelgues... (Tenemos que volver a hacer otra ruta...)

    Saludos.

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  3. el gran macho corría que se las pelaba...

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  4. Gran lugar. En Valmayor se encuentran además una serie de castros circulares prerromanos y romanos, lo cual añade más valor al lugar.
    Una pena su privatización. La acaparación de los señores parecía algo erradicado en este siglo, pero está más viva que nunca en la Mancha.

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