miércoles, 20 de marzo de 2024

El Soto de las Juntas y las riadas del Manzanares

Brecha de salida de agua proveniente del Manzanares en línea recta hacia el Jarama, mostrando los inestables suelos creados sobre un vertedero tapado

       La dinámica fluvial es la responsable de la conformación de los paisajes en las áreas más densamente pobladas de nuestros territorios y es la que ha sentado las bases para la existencia de la mayoría de las más fértiles de todo el interior peninsular, las de mayor biodiversidad y las de mejor estado de conservación, al menos donde las áreas ribereñas están afectadas por una potente dinámica hidrológica. 

Soto de las Juntas, con la laguna de los Veneno en medio y las numerosas lagunas del Porcal abajo dcha. Esquina superior derecha. Rivas pueblo

       La dinámica geomorfológica fluvial parece una cuestión del pasado, no de tiempos históricos o prehistóricos, sino de un pasado tomado en términos geológicos, pues hoy en día, aparentemente, todo lo natural está tan controlado, que parece que no existiera una dinámica natural en la formación de los paisajes, al menos en comparación con la fuerte labor humana actual en la construcción de un paisaje cultural y económico que todo lo modifica  a su servicio. 

Uno de los puntos donde el Manzanares se desborda hacia la laguna, también se puede apreciar la acción de socavamiento lateral que crea una línea de cortados yesíferos

        Todo está canalizado, represado y controlado para que no ocurran afecciones a los espacios públicos o privados de las riberas, bien por presas, azudes y canalizaciones cada ciertos  kilómetros que finalmente sirven para regular el caudal de los ríos en sus momentos álgidos. También se regulan por medio de motas o escolleras sobreelevadas de orillas cubiertas de bloques rocosos o paquetones de grandes cantos rodados (gaviones), para que el cauce no pueda desbordarse, comerse las orillas o inundar las áreas externas a ese inamovible cauce que hemos asignado a ríos y arroyos.

Abajo dinámica fluvial, arriba dinámica de "fallas panameñas" rompiendo los cantiles yesíferos, provocando grandes derrumbes como el relativamente reciente de abajo

       El caso que vengo a presentar aquí es el de la más reciente dinámica fluvial en el Soto de las Juntas, una llanura de inundación compartida por la unión de dos ríos, el Jarama medio y el tramo final del Manzanares. Los grandes aportes y riadas del Jarama han propiciado que se haya depositado gran cantidad y a más altura los sedimentos de cantos y gravas en sus orillas, lo que impide a un Manzanares que le llega en ángulo recto, verter directamente al Jarama y que siga en paralelo a este río a lo largo de dos kilómetros y medio, hasta su junta en la cola de la vetusta presa del Rey, aunque no siempre fue así según los mapas antiguos. Estos mesopotámicos terrenos son una de las mejores, y más visitadas áreas ribereñas y lacustres de la Comunidad de Madrid, dada su cercanía a la capital.

Curva final del Manzanares a la altura de Rivas pueblo, con su laguna de El Campillo, pegada al Jarama, el Soto de las Juntas en el centro y las lagunas del Porcal abajo a la derecha. Abajo Manzanares (con nuevo un nuevo meandro), laguna de los Veneno, bosque galería del Jarama y lagunas del Porcal. Un magnífico conjunto fluvio-palustre en el centro peninsular

       Desde el gobierno regional se están realizando desde hace algunos años, interesantes labores de renaturalización en un área muy afectada por vertidos de escombros y explotaciones de áridos que crearon en su interior un gran boquete, luego rellenado por una laguna fruto del corte con el nivel freático. Es la laguna de Los Veneno o, más modernamente, del Soto de las Juntas. También hasta la guerra, en su inmediata vecindad colindante al puente sobre el Jarama de la carretera Madrid-Valencia, se encontraba el municipio de Vaciamadrid, destrozado totalmente, como una “Gaza” manchega, en plena batalla del Jarama en 1937, que en unión al despoblado de Ribas del Jarama ha dado origen a Rivas Vaciamadrid a partir de 1962 tras su refundación.

Punto mas cercano del Manzanares a la laguna de los Veneno, poco antes, en la curva, tuvo lugar una entrada de agua durante la riada hacia la laguna (abajo)

       No hay que olvidar, cosa muy fácil hoy en día, que posiblemente sea el Jarama el río que más vidas se ha cobrado a lo largo de su historia, hasta hace pocos años en que su regulación por medio de numerosas presas que han zanjado el problema de sus desastrosas riadas, pues recoge aguas, desde Peñalara hasta Atienza o casi Medinaceli en Soria, con especial incidencia de los deshielos de  Guadarrama y Ayllón, lo que, unido a las últimas borrascas o tormentas primaverales en esas fechas, eran el caldo de cultivo para el desastre. De hecho, viendo antiguas imágenes aéreas, se puede apreciar cómo ha cambiado su curso varias veces, incluso dejando en ridículo puentes en medio de la nada, como en San Martín de la Vega. No es un río a minusvalorar, para nada.

Cauce variable del Jarama contoneando la actual laguna de Campillo en 1946 y en 1956
Abajo, puente en medio de la nada aguas arriba de San Martín de la Vega. Variación del cauce según Uribelarrea et al., 2004.

       El Manzanares también engaña, un río corto, pero serrano y barriobajero, un menospreciado aprendiz de río. Variable no solo de caudales, sino también de recorrido, pues ha dejado terrazas fluviales muy lejos de su curso actual, ya que hasta mediados del Pleistoceno iba directo al Tajo, entre Aranjuez y Toledo, en lo que hoy es el amplio arroyo Guatén, pero que fue capturado por un pequeño afluente del Jarama que remontó hasta cerca de Perales del Río para cambiar su recorrido. Como pasa por áreas graníticas o arcósicas, moviliza gran cantidad de arenas, siendo famosos sus areneros previos a la desembocadura, hoy esquilmados por la intratable construcción madrileña.

Palacio de Felipe II en la Junta de los Ríos, luego parador de postas y más tarde el pueblo de Vaciamadrid

       Esta área de la Junta de los Ríos, perteneciente al municipio de Rivas Vaciamadrid, tiene que soportar los embates por un lado del Jarama y, por otro, del supuestamente pequeño Manzanares que en la actualidad, y claramente en verano, es uno de los mayores ríos del interior peninsular, si no el más caudaloso, pues al monstruo urbano madrileño, hay que alimentarlo con aguas de todas las cuencas vecinas, como la del Alberche, la del Henares y, últimamente, la del Tajo, amén de explotar también el acuífero detrítico madrileño. 

El chopo de don Sergio en este soto, era el árbol más longevo de Rivas, cayó con Filomena

        Toda esa agua junta, no le llega al Manzanares del Ventisquero de la Condesa, ni de la Pedriza, ni de sus altos nacederos, sino que le llega a la salida de las ocho estaciones de tratamiento de aguas residuales (EDAR) que teóricamente tratan el 100 x 100 del agua madrileña, pero que, cosa fácil de comprobar, dejan un río atestado de plásticos y serias dudas sobre el buen estado de sus aguas.

Punto de salida de la última depuradora del Manzanares. Véanse los numerosos plásticos

       El Manzanares tiene que asumir, sin ser su hidrológica costumbre, unos enormes caudales, también crecidos por los pluviales, esas aguas que ya no van a ser absorbidas por una tierra que con su urbanización dejó de ser permeable y que, rápidamente, va a ser evacuada en enormes cantidades tras las lluvias. A veces estas subidas de pluviales suelen ser la excusa para no tratar los caudales por peligrar la propia estación depuradora, permitiendo al río acoger toda la basura y toxidicidad sin depuración, sobrado motivo de denuncia al pudiente ayuntamiento madrileño. Solo hay que ver, cómo llega el Manzanares al Pardo y como lo hace a esta junta con el Jarama. Toledo, Talavera y todo el larguísimo cauce del Tajo hasta el Atlántico, no tienen la culpa de esta mala gestión madrileña.

Enorme acumulación de plásticos enredados en las ramas en el área de desborde del Manzanares

       A pesar de las recurrentes quejas achacadas a la pertinaz sequía de nuestra agricultura, queda claro, que al menos en la zona centro, lleva un par de años lloviendo muy por encima de la media y estas lluvias, que esta temporada se iniciaron con un diluvio que, como dice el refrán, en septiembre se llevó las puentes, con lluvias que han continuado de tal manera que el Manzanares se ha desbocado un par de ocasiones, provocando desbordamientos en varios puntos y provocando ciertos destrozos, ¿o naturales renaturalizaciones? en el Soto de las Juntas.

Evolución área laguna Veneno en 2002 y 2004
Gracias a una buena política de renaturalización
Lo mismo para 2009 y 2021

       Oportunidades para la biodiversidad o peligro para las personas (que no tengan cuidado), polémica servida por las distintas visiones de cómo se quieren los espacios naturales. Desde el dejar hacer a la naturaleza, aunque la tengamos pervertida, hasta la artificialización para mantener las áreas, propiedades o la seguridad física de las personas, libres de cualquier peligro, lo que también es lógico. A esto se une, al menos para mí, una muy buena política de Espacios Naturales de la C.A.M. respecto a renaturalizar esta área tan transformada, suavizando la altura de las artificiales motas y plantando especies autóctonas en las orillas y el interior de este espacio.

Dinámica fluvial y desbordamientos recientes en el Soto de las Juntas

       Yo no tenía noticia de esto, hasta que un día paseando por el Soto de las Juntas, me encontré con numerosas superficies afectadas por el río, con la aparición de nuevas zanjas, la conexión de la laguna de los Veneno con el Jarama, etc. Me picó la curiosidad y me puse a recorrer el río y estudiar esta rápida y reciente dinámica fluvial. 


        Aguas arriba del puente de Casa Eulogio se ven varias orillas recortadas por la crecida, a pesar de haberse perfilado hace algunos años, las orillas con bloques de rocas en todo su cauce; aguas abajo, cerca de la salida de la última depuradora, veo también una buena zona acarcavada hacia el río, pero desde tierra y casi sin explicación, pues no recoge ningún cauce lateral ni está afectado por el río.

Socavones en medio de la nada, desconectados de posibles corrientes, abajo punto de salida del Manzanares directo hacia el Jarama

       Pero lo importante está en el Soto de las Juntas, aquí, justo donde el río cambia en noventa grados, pasando su dirección de norte a sur, a la de este a oeste, saltó tierra adentro y penetró, llegando en su momento máximo a conectar con el Jarama, dejando un surco, ampliado o abierto en callejoncillos en los terrenos más blandos y marrones ya cerca del Jarama, aunque en su conexión, mostraba, como también aparecía en el camino principal que casi se lleva, la conexión de estratos de basuras, escombreras e incluso infraestructuras antiguas bajo el terreno.

Área desmoronada por el paso efímero de el desbordamiento y corte del terreno al borde del camino mostrando sucesivos escombros y estructuras bajo el terreno del Soto de las Juntas

     Este ramal es la muestra más evidente de desbordamiento, apareciendo varios más de menores dimensiones, en cuanto a su incisión en el terreno, aguas abajo, hasta otro que conectaba casi directamente con la laguna de los Veneno.

Punto de salida intermedio del Manzanares hacia la laguna. Véase las raíces anaranjadas de los fresnos y también el magnífico papel de la vegetación en la protección física de las orillas y la captación de los arrastres

       También aguas abajo, se ve, en el lado convexo de los meandros, como la fuerza del agua ha ido comiéndose las orillas, llegando el río hasta la inmediata vecindad del camino, cuando antes había más de diez metros. 

El río se ha comido hasta casi el camino (véase a los caminantes)
Nuevo canturral aportado por la riada

        Así mismo, la acción del río ha sido tremenda en la otra orilla, la de los magníficos cortados yesíferos, ahí se ha creado un nuevo meandro que se ha llevado una buena parte del cultivo. 

Nuevo meandro, de frente y desde arriba

        En los laterales inmediatos del río, se han depositado nuevas zonas arenosas o de cantos rodados, esas acumulaciones tan buscadas por las numerosas explotaciones de áridos que han dejado en la vega del Jarama decenas de lagunas, como las inmediatas del Porcal, uno de los mejores conjuntos lacustres del interior peninsular, sin duda muy superior al Parque Nacional de las Tablas de Daimiel.

Casi se crea un nuevo canal en paralelo al río a partir del nuevo meandro. Al fondo lagunas del Porcal

        El agua aportada por los pequeños-medianos desbordamientos, uno muy cercano a la laguna interior y otro que venía de más arriba, fueron subiendo el nivel de esta laguna, hasta un punto en que el terreno se rompió hacia el río Jarama, creando una grieta de desagüe que volvió a recuperar el nivel previo de la laguna. Lo curioso es que ya pasado este episodio, el arroyuelo sigue corriendo por ese surco que conecta laguna y río Jarama.

Corte del camino por la brecha entre laguna y salida hacia el Jarama
Salida de la laguna (tapada por un árbol) y rotura del camino perimetral

    En mi opinión, el agua saliente es agua de infiltración del Manzanares a la laguna y de ésta al río, cosa que estoy seguro también pasaba antes de la riada, pero que ahora, ha quedado expuesta al aire. La presión simplemente explotó una grieta ya existente por la que corría un hilo de agua que ahora continua corriendo. Los bordes del camino roto, están precintados, pero la gente sigue pasando y ha hecho un puentecillo de piedras para no mojarse el calzado. Casi todo el mundo sigue este trazado bajando, cruzando la pequeña corriente y subiendo al antiguo camino, para terminar de dar la vuelta a la laguna y volver por su otra orilla. 

Uno de los observatorios de aves, desde donde se tomó esta foto, ha quedado basculado

       Estaba tomando fotos casi cenitales desde lo alto de los cortados, para entender lo acontecido en la ribera tras esta riada, cuando leí en una revista de Rivas, la explicación de los técnicos de la Comunidad de Madrid sobre este violento episodio. Unos técnicos que hacen un buen análisis y que proponen más estudios técnicos y plantean las alternativas actuales, reconstruir caminos o adaptarlos a la reciente dinámica y a las venideras. 

Análisis de los técnicos de la C.A.M.

        Buen artículo y buen análisis, pero esperemos que las decisiones finales tengan que ver con el dejar hacer a la naturaleza y, al menos en estos lugares, protegidos bajo la figura de Parque Regional del Sureste (o más largo: P. N. entorno a los ejes de los cursos bajos de los ríos Manzanares y Jarama), la naturaleza y la dinámica fluvial, en un lugar que apenas tiene afecciones a espacios humanizados, predomine para reconfortarnos con su variedad de ambientes y biodiversidad, para colmo, en un lugar tan accesible y cercano a Madrid capital.

miércoles, 31 de enero de 2024

Neveros

 


Como me gustan las situaciones fuera de lo corriente, estudio las peculiares vegetaciones de los sustratos más variopintos, tales como arcillas, arenas, yesos, etc., y ahora me voy a meter con la vegetación de un nicho ecológico no menos peculiar, cada día más escaso, aunque eso ya empieza a valer para todo, y de difícil acceso. Se trata de la vegetación de alta montaña adaptada a los lugares de mayor acumulación de nieve, es decir, a la vegetación de los neveros, también llamados ventisqueros u hoyos.

Variadas posiciones topográficas para la acumulación nival, arriba sobre manto de alteración

Obviamente habría que irse a los Alpes para estudiar una gama lo bastante completa de vegetación de este tipo, aunque en los Pirineos también queda algo de ella, así como en la Cantábrica, donde queda poco menos, dada su menor altitud media y su cercanía al mar, factores ambos que van en contra de la permanencia de estas manchas de nieve de larga duración. Pero si ya es escasa esta vegetación, más lo es aún localizarla en cordilleras como el Sistema Central, donde apenas aparecen un par de especies exclusivas de estas comunidades vegetales.

Terraza de crioplanación por la unión sucesiva de neveros sobre manto de alteración

La nieve suele acumularse en todo tipo de situaciones, normalmente vaguadas protegidas a sotavento de los vientos dominantes, al pie de paredes rocosas o bajo resaltes de todo tipo; pero lo hace principalmente en unas determinadas localizaciones, geomorfológicamente llamadas nichos de nivación, concavidades sin apenas vegetación adosadas a una pared o al mando de alteración de ciertas superficies cimeras. Cuando se conectan entre sí, pueden dar lugar a las llamadas terrazas de crioplanación o de nivación.

Gran terraza de crioplanación sin apenas vegetación orientada al noreste

 Aunque la nieve se puede acumularse en multitud de situaciones topográficas, la vegetación de este tipo solo lo hace en lugares donde puedan durar entre cinco y nueve meses, y cuya base tenga suelos con finos o una mezcla de bloques y finos), donde pueda desarrollarse esta vegetación quionófila que es como se denomina a la vegetación dependiente de una presencia prolongada de la nieve sobre ella.

Nicho nival de pared bastante tendida

Aunque la nieve caiga de una manera aparentemente uniforme, el viento juega un papel fundamental en su distribución, pues casi más eficacia que la nevada lo tiene la ventisca, llegando a acumular metros y metros de nieve en determinados puntos en detrimento de la nieve caída en lugares expuestos a barlovento. El papel de los vientos, en cuanto a su dirección y fuerza, no parece haber cambiado sustancialmente a lo largo de los milenios.

Sobre una ladera al pie de cortados, concatenación de varios neveros

   En nuestras latitudes templadas, donde estamos a la merced predominante de los vientos del oeste, los famosos westerlies de los ingleses, las situaciones de acumulación nival se dan de una manera mucho más clara y rotunda, en laderas y valles con orientaciones de componente este.


Disimetría entre la exposición E , con la roca madre al desnudo por la acción del hielo y la nieve, y la W con piornal y bloques. Foto tomada de norte a sur. Abajo dos valles consecutivos muestran sus caras orientadas al este, erosionadas por los hielos

En la zona centro, suele aparecer una disimetría, una diferencia en cuanto a cobertura nival, entre las dos grandes cadenas montañosas de Gredos y Guadarrama, aparentando muy a menudo, tener mucha más nieve Guadarrama, con una altitud media 100-150m menor, que la más occidental sierra de Gredos que además suele recoger más precipitaciones. Esta disimetría es motivada por su ligera diferencia de orientación que, aparentando tener una orientación este-oeste, donde Gredos sí está orientado E-O y Guadarrama está más en dirección SW-NE, lo que lleva a que esta última,  acumule más en orientaciones al sur. Todos tenemos la idea general de que las laderas de componente norte retienen mucho más la nieve, lo que sí que sucede claramente en Gredos, donde a veces no vemos absolutamente nada de nieve desde el sur, mientras las caras nortes, donde además tarda mucho más en fundirse, están bien cargadas de ella.

Vista zenital de un nevero de pared, con el nicho rodeado de bloques y exterior de cervunal

Los nichos nivales son situaciones geomorfológicas transitorias entre una ladera normal y una glaciada u ocupada por un glaciar. Pues una ladera normal, con una buena posición topográfica para la acumulación nival, si el balance neto anual es favorable a la acumulación nivosa, será el origen y arranque para el desarrollo de aparatos glaciares. La nieve se irá acumulando un año tras otro hasta que se vaya convirtiendo en neviza, y está en hielo que, según vaya acumulándose, tendrá capacidad de fluir ladera abajo por gravedad.

Laderas con orientación E que albergaron glaciares en el pasado, ahora con neveros de cabecera

   De igual manera, laderas que estuvieron glaciadas en el pasado, son lugares propensos para que en su cabecera tengan nichos de nivación. Por lo tanto, no aparecen en áreas actualmente glaciadas, sino en las etapas iniciales del glaciarismo o a partir del momento en que exista una desconexión de aparatos glaciares en retroceso, con su área inicial de alimentación.

Este lugar sin vegetación hoy ocupado por neveros de manto, fue el origen inicial del glaciar de Los Conventos en Gredos

      Gredos y Guadarrama todavía conservan en su área cimera los restos de un manto de alteración del pasado, antes de que estos bloques fueran elevados por los empujes tectónicos. En algunas zonas llanas, quedan restos de granitos alterados previamente al levantamiento tectónico. En algunas cumbres este manto de alteración nunca fue barrido por los glaciares que nacían de las nieves acumuladas sobre y en sus bordes, donde se iniciaban los glaciares a partir de algunas mesetas  heladas, llamadas monteras de hielo que conservaron bajo ellas esta mezcla de finos y bloques sobre la roca madre que se iba descomponiendo lentamente.

Superficie cimera de manto de alteración, aún con nieve de finales de primavera cubriéndola

      Tras estudiar muchos neveros quedó claro que había dos grandes grupos de ellos, unos al pie de cantiles, preferentemente con orientación norte y otro grupo de neveros cimeros adosados a un gran rebaje del manto de alteración que por zonas se pueden unir formando una terraza de crioplanación. Estos neveros mucho más expuestos, prácticamente han perdido la vegetación propia de neveros, hace años veía en su seno, la infalible Omalotheca pusilla, pero ya hace mucho que no la he vuelto a encontrar en ellos. Supongo que motivado por el recrudecimiento de los veranos en las últimas décadas y la disminución de las precipitaciones sólidas. 

Sobre la roca madre, restos del manto de alteración cimeros. Abajo nevero ya sin vegetación quionófila, por abajo dan la humedad suficiente para el inicio de pastizales más húmedos
Abajo, nicho nival sobre manto de alteración con un ralo pastizal de Agrostis truncatula


      Ahora casi la totalidad de los neveros con vegetación propia son neveros adosados a paredes rocosas con orientación norteña, bien al resguardo de los rayos solares y con una acumulación que puede llegar a tener muchos metros de nieve en los años buenos. A veces la reunión de neveros bajo las paredes o en ciertas canales deja por delante, las morrenas de nevé como decíamos, pero concatenadas y dispuestas en formas caóticas de bloques que casi más asemejan formaciones morrénicas, es decir de bloques movidos por el hielo, más que de su caída asistida por un espeso manto nival.

Hace varios miles de años, el hielo bajaba en cascada hasta las lagunilla de abajo, hoy este escalón intermedio está ocupado por neveros y las morrenas de nevé exteriores a ellos, que a veces, asemejan cordones morrénicos

      Esta vegetación no es precisamente, y como pueda inicialmente pensarse, una vegetación muy adaptada al frío, bien al contrario, si se dan años en que no exista una capa de nieve que pueda hacer de aislante térmico, de la misma manera que un igloo impide heladas muy por debajo de los OºC, esa vegetación puede llegar a desaparecer. 

Fondo de nicho nival con su vegetación completa. Abajo con Silene elegans

     Esto es lo que está ocurriendo nen nuestras regiones. Los veranos son cada vez más duros y puede acabar con esta vegetación, pero mucho peor puede ser los inviernos sin nieve, pues a esas cotas, normalmente en el entorno de los 2000m o más altura, las heladas invernales pueden superar los -20ºC, acabando con estas plantas por congelación.

Acumulación de Sedum candollei (ex Mucizonia sedoides) en la base de un nevero

En la alta montaña, la distribución de la flora, ya es de por sí complicada, por su muy variada topografía, determinante para la exposición de los vientos, la acumulación de agua o la dificultad a su acceso, las situaciones sombreadas o demasiado expuestas, las muy variadas texturas de unos suelos usualmente muy expuestos, los procesos interiores de los suelos en relación a la congelación y a ello, debemos unir el factor de la permanencia de la nieve, determinante para muchas especies, pero imprescindible para varias de ellas que solo podrían vivir en estas situaciones tan determinadas y determinantes.

Mancha de Omalotheca supina, arriba con Carex furva

La vegetación quionófila no empieza a aparecer hasta mediados o finales de mayo, cuando tiene la posibilidad física, al retirarse el espeso manto de nieve y exponerse a la luz directa. Entonces, bien regada por el deshielo del menguante paquete de nieve, tiene un rápido desarrollo para completar su ciclo biológico antes de que los calores veraniegos de finales de junio, agosten estas plantas. El nevero no solo aporta agua, también los finos que han quedado capturados en el paquete nivoso durante toda la temporada, cantidad nada desdeñable en estas altitudes y que contribuye a la fertilidad de su escaso suelo, aunque algo más abajo, en los bordes externos del nicho nival, el deshielo anterior, el aporte continuado de agua y finos de muchos años, ya dan otro tipo de vegetación ya más cercano a lo que es un cervunal o un pastizal húmedo de altura.

Pastizal psicro-xerófilo cercano a un nevero, con algo más de humedad que la media

Toda esta vegetación quionófila pertenece a una clase de vegetación denominada Salicetea herbacea, pues en altas latitudes y altitudes, son este tipo de sauces enanos (Salix herbacea, S. retusa, S. reticulata, etc.) los que señalan esos lugares de máxima permanencia de la nieve junto a otras especies que ya no llegan a las montañas centro-ibéricas (Anthelia juratzkana, Phleum gerardii, Sibbaldia procumbens, Soldanella alpina, Veronica alpina, etc.), aunque sí al eje cántabro-pirenaico, con varias especies de sauces apenas comparables con lo que usualmente entendemos por sauces.


La comparación entre la vegetación del nevero y la exterior al mismo suele ser drástica y con escasas coincidencias. La vegetación adaptada al frío y la ausencia de nieve del pastizal psicro-xerófilo de alta montaña, es donde destacan los arbustos achaparrados, casi pulvinulares, del piorno Cytisus oromediterraneus, el cambrón Echinospartum barnadesii* y el enebro rastrero Juniperus alpina, algunas plantas vivaces de buen porte, como Genciana lutea, Senecio pyrenaicus, las duras gramíneas (Festuca spp., Agrostis rupestris, A. truncatula, Corynephorus canescens, Koeleria crassipes, etc.) y otras como Jasione crispa, Leucanthemopsis pallida, Minuartia recurva, Jurinea humilis, Reseda gredensis, Dianthus gredensis, Rumex angiocarpus, Linaria alpina, Hieracium spp., Paronychia polygonifolia, Sedum brevifolium, etc. que no aparecen entre la vegetación quionófila.

Sedum candollei con algunos Sedum melanantherum

       La vegetación de los neveros es de muy escaso porte y cobertura, donde aparecen especies exclusivas como el Sedum candollei (antes Mucizonia sedoides) y Omalotheca supina var. pusilla*, y otras también presentes en áreas húmedas y nivosas, pero ya también fuera de los neveros, como Campanula herminii, Cerastium cerastoides*, C. ramossisimum, Luzula carpetana, Poa legionensis*, Valeriana tripteris*, Veronica cantabrica, Festuca iberica, Avenella iberica, Rumex angiocarpus, Silene elegans y pocas más.  Si es un medio más pedregoso abundan el helecho Cryptogramma crispa.   (*) Solamente en Gredos

La rara Omalotheca supina var. pusilla, planta exclusiva de los neveros que no llega a Guadarrama

       Se trata de una vegetación en franco retroceso, solo hay que comparar fotografías aéreas de los años setentas y comparar con las de la última década para comprobar, como esas áreas nivales, sin apenas cobertura vegetal por la permanencia de la nieve, están siendo ocupadas rápidamente por otra vegetación como los piornales. El calentamiento climático no perdona y esta vegetación no puede ascender a zonas más altas, porque ya está en la zona más alta.

Vegetación de nevero en un medio más pedregoso, con Campanula herminii y Crytogramma crispa

 Además, es triste que estas áreas tengan que bregar ahora con el exceso de fauna cinegética, bien por la superpoblación de cabras monteses (terrible en Gredos e incrementándose en Guadarrama, salvándose por ahora la sierra de Béjar) o por la proliferación alarmante de jabalíes en los piornales altimontanos. No me podía creer hace ya casi veinte años, la primera vez que vi el fondo de un nevero totalmente levantado por una piara de jabalíes.

Neveros poco funcionales con su vegetación quionófila ya perdida en las caras sur

       No es difícil ver nichos nivales inactivos o ya sin acumulación nival, pues es muy corriente que los que se dan al pie de paredes rocosas, estén rodeados de una gran vallonada de grandes bloques de distintos tamaños que parecen subrayar el límite externo del nevero. Esa formación geomorfológica se llama morrena de nevé, pues dada la gran cantidad de nieve acumulada, los bloques que a lo largo de los años caen de las paredes, son redirigidos en su caída sobre el gran cono de nieve dura ahí acumulada hacia el exterior, juntándose todos los bloques rodeándolo.

Nevero no funcional en orientación sur, con bloques blancos sin líquenes. Véase el reborde de morrena de nevé exterior

       Un recuerdo de la importancia que llegaron a tener estos lugares en un pasado no demasiado remoto, es el de los arrieros que transportaban a finales de primavera y verano, la nieve desde la sierra hasta la capital madrileña, para usos farmacéuticos o para industrias que necesitasen de frío. Con la llegada de maquinaria eléctrica capaz de fabricar hielo, esa profesión tan dura, pasó a mejor vida, pero su huella ha quedado en la sierra, con caminos de arriero, pozos de nieve, vallas para potenciar la acumulación en áreas proclives, etc. De hecho, algunos tenían dueño y recaudaban, como el famoso ventisquero de la Condesa al este del cerro Guarramillas (también llamado La Bola del Mundo).

Deshielo  generalizado a finales de primavera. ¿Una imagen del pasado?

          Cuando más se fija uno, más cosas encuentro que están ahí como despidiéndose de nosotros y sin que apenas nos demos cuenta de su existencia. Ya me pasó con la vegetación de las arcillas y otras más. Parece que al ritmo que llevamos, no nos da tiempo a pararnos y reconocer la belleza que nos rodea, a disfrutar esa variedad que ahora llaman biodiversidad y que en este caso está completamente enlazada más bien con la geodiversidad o geomorfodiversidad.  Tenemos que lograr bajar entre todos, la apabullante velocidad de pérdida de riqueza natural a la que asistimos y que, forzosamente, ha de tener repercusiones negativas sobre nuestra vida de humanos inconscientes. Hagámonos más conscientes, seamos inteligentes y valoremos y disfrutemos de las maravillas que nos rodean y hagamos todo lo posible para que no desaparezcan.


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