Llevo ya muchas entradas con el Guadiana a cuestas, que es lo mismo que decir el agua de toda La Mancha o lo mismo que hablar de la salud del supuesto Parque Nacional, sí, el de las Tablas de Daimiel. Explicarlo todo daría para varios libros, un libro que bien pudiera titularse como El Gran Fraude del Agua en La Mancha. Hoy en día, todos sabemos que La Mancha es una región que, igual que hablamos de una España Vaciada, bien podemos hablar de una España Desecada. En el imaginario de la desertización, acudimos a menudo a ejemplos bastante ajenos, como la desaparición del gran lago Chad en África o el mar de Aral en Asia central, pero viene a ser aquello de "ver la paja en ojo ajeno y no ver la viga en el nuestro", porque aquí mismo, casi debajo de nuestros pies, tenemos uno de los mejores ejemplos para hablar de desertización, hablo de La Mancha.
Y no se trata de un área desprotegida y alejada de la mano de
Dios, hablo de toda una Reserva de la Biosfera, la de la Mancha Húmeda, que no
solo engloba, numerosas lagunas más o menos permanentes, sino a un Parque
Natural, el de las Lagunas de Ruidera, y a un teóricamente flamante Parque
Nacional, sí, el de las Tablas de Daimiel. Este Parque Nacional, por desgracia,
se ha convertido en un símbolo o más bien un síntoma inequívoco de lo que son
las relaciones de nuestra sociedad con la naturaleza en la que vivimos, unas
relaciones malsanas, manipuladas, malentendidas o incluso parásitas. En varias décadas,
digamos que, de los años 60 hasta hoy, hemos pasado de un paraíso a un
flagrante desastre ecológico. Reflejo vivo y claro indicador ecológico de las
relaciones económicas del hombre con el territorio natural, del aprovechamiento suicida de
una tierra que más pronto que tarde, nos mostrará a las claras los tristes
despojos que de ella estamos dejando.
Este pequeño, pero en su día valioso, Parque Nacional, nació ya
envuelto en la polémica, declarándose para intentar parar in extremis las obras
de canalización promovidas por ilustres latifundistas que finalmente
consiguieron sacar tajada del Dominio Público, cargando las tintas en una
insalubridad que no era tal. Obras que, a pesar de dicha declaración,
prosiguieron Guadiana abajo y por el Gigüela arriba, aun tratándose de la natural
continuidad (eco)lógica del ecosistema a proteger. Incluso en un breve tiempo, se
excavaban las zanjas de día, para ser tapadas de nuevo por la noche, a manos de organismos administrativos contrapuestos. Con la
decisión salomónica y absurda de hacer desaparecer las Tablas de Villarrubia,
igual de valiosas y cortar con una línea recta transversal, la perfecta
continuidad de los ecosistemas, excluyendo la posibilidad de haber acogido en
el Parque Nacional ecosistemas excepcionales como las estepas ibéricas de
interior (Los Ojuelos de Villarrubia) o las formaciones dunares aledañas, amén de
las muy buenas áreas de marjales y tarayales del Gigüela aguas abajo de
Villarrubia de los Ojos. Junto con la no menos absurda decisión, de no llevar
los límites del Parque a su verdadero origen y fuente, es decir a los Ojos del Guadiana, en un recorrido lleno de manantiales y tablas de agua dulce hacia el
este.
¿Es un Parque Nacional?, todavía sí, además el año que viene se
celebrarán, y seguro que a bombo y platillo, sus cincuenta años de vida, por no
decir de agonía. Pero, ¿Qué es un Parque Nacional?, pues en teoría: un
espacio natural de alto valor natural y cultural, poco alterado por la
actividad humana que, en razón de sus excepcionales valores naturales, de su
carácter representativo, la singularidad de su flora, de su fauna o de sus
formaciones geomorfológicas, merece su conservación una atención preferente y
se declara de interés general de la Nación por ser representativo del
patrimonio natural español. Debe ser representativo de su sistema natural,
tener una superficie amplia y suficiente para permitir la evolución natural y
los procesos ecológicos, predominar ampliamente las condiciones de naturalidad,
presentar escasa intervención sobre sus valores naturales, continuidad
territorial, no tener genéricamente núcleos habitados en su interior, y estar
rodeado por un territorio susceptible de ser declarado como zona periférica de
protección.
Hoy inexistente cauce del Guadiana, lagunas cerca de Daimiel y en esquina izquierda, la Laguna de las Islas, hoy llamada Tablas de Daimiel
De estas premisas que solo cumplía a medias en su primera
andadura, ha ido desligándose para ir incumpliendo casi todas, rematando esta
temporada en un alejamiento absoluto de esas condiciones de naturalidad y
escasa intervención, para identificarse más con un bebedero para patos
totalmente artificial, con cuatro presas, con un gran aparcamiento y
edificios administrativos y demás, con pozos de bombeo, con el entubado
conectado a la Tubería Manchega de agua de la cuenca del Tajo; es decir, muy lejos de un
ecosistema poco intervenido. Como colofón a todo esto, se están realizando unas
obras descomunales para que siempre pueda tener agua y que la puedan ver sus
visitantes bajo las pasarelas del parque, con un supuesto decapado que es toda
una excavación, vendida por medio de unos criterios "científicos" difícilmente
explicables. Claro, tampoco hay que olvidar que el Parque sigue siendo una
máquina de producir millones, con presupuesto y subvenciones incluso para obras
contrarias a los intereses ecológicos del propio Parque.
El Parque además de un continuo sumidero de aguas, con un largo
historial de trasvases fallidos y semi-fallidos que ha propiciado una
especulación y proliferación de pozos y regadíos en su inmediato límite, bien
por tener el agua más superficial de toda la masa de agua o por tener más
garantizada el agua por vivir a la “sombra” de un Parque Nacional que no iba a
dejarse morir de sed, también es un verdadero sumidero de millones. Si se
pudiera hacer una contabilidad, una simple tabla de Excel con los costes y las
entradas de millones, tanto de pesetas como de euros, que ha supuesto el
mantenimiento y funcionamiento del Parque Nacional, así como las políticas para
limitar el exceso de pozos y extracciones, y por otro lado, se pudiera
contrastar con las mejoras ecológicas o ecosistémicas de dichas inversiones,
sería una verdadera vergüenza nacional e internacional, no olvidemos que Europa
financia y penaliza (multas por falta de depuración, etc.). Es una vergüenza
consentida, interesada, silenciada pues la red clientelar, la lluvia de euros
que se ha producido en la zona o en determinadas instancias, tanto de un signo político como del otro, hacen un muro de silencio o una clamorosa y plañidera solicitud
de más fondos, para gastar en ayuntamientos, para compensar agriculturas, para
alicatar la piscina de las Tablas, etc.
La política del Parque va desbarrando cada vez más y olvidándose
de la base que dio origen a que aquello fuese un lugar digno de protegerse, la
creación de cada vez más presas, la balsa de tormentas llena de obras y desvíos
de cauces, las repoblaciones con especies que no hay de forma natural, la
proliferación de pistas, la desaparición de lagunillas en la zona periférica de protección, los vivares que más bien parecen alojamientos
rurales para conejos, la destrucción de los escasos arenales manchegos del
Parque, la campaña contra las carpas a sangre y fuego, la profusión reciente de
cartelería prohibiendo el paso y uso de los caminos, y ahora, el decapado para
llevarse la supuesta inmundicia contaminante del Parque y de paso, profundizar
las tablas bajo las pasarelas (que al parecer son las únicas que importan).
En la Mancha se está dilapidando, se está desperdiciando la enorme
oportunidad para la gestión del agua que supone tener un enorme aljibe
subterráneo que podría ser la base para el uso y manejo de toda el agua de la
Mancha, tanto de boca como de riego. Las aguas manchegas están siendo
esquilmadas por una agricultura sin el más mínimo prejuicio en quedarse con toda
el territorio y el agua de la Mancha, de hecho, actualmente, las aguas que se han dedicado a consumo
humano a través de la Tubería Manchega, no son aguas ahorradas, sino que son
detraídas del acuífero para su aprovechamiento por los regantes. Según los agricultores no hay exceso de consumo, sino que es la pertinaz sequía la que merma los niveles piezométricos.
Se perdieron las buenas condiciones de equilibrio entre los
consumos racionales y las aportaciones pluviométricas en el momento en que
dejaron de manar los Ojos del Guadiana ya en el lejano 1984. Ese era el
verdadero rebosadero de todas las aportaciones entrantes, no solo de las de ese
Guadiana que desaparecía bajo tierra, aguas abajo de las lagunas de Ruidera
pasado Argamasilla de Alba. Esos ojos son el verdadero indicador ecológico del
buen uso de las aguas manchegas que estuvieron a punto de volver a rebosar en
el 2012 tras varios episodios de lluvia favorables. De hecho, en el Plan
Hidrológico del Guadiana se contemplaba que teóricamente deberían manar
determinados Hm3 al año tras alcanzarse unas determinadas condiciones
cuantitativas de consumos, frente a las fluctuantes entradas hídricas. Aquellas
buenas condiciones hídricas no se aprovecharon, sino al revés, fomentaron más
pozos y consumos hasta llegar a la situación actual. Peor aún, dando charlas
por algunos altos foros y ayuntamientos, se pasea un hidrólogo iluminado
(Francisco Turrión), diciendo que la Confederación nos engaña y que hay
muchísima más agua disponible de la que nos dicen; conspiracionismo que tiene su legión de partidarios y argumento recurrente para solicitar más
agua todavía.
Aunque lo pueda parecer, esto no es una diatriba contra la agricultura,
lo es contra todos aquellos que han permitido o fomentado que esta subvencionada
agricultura o, mejor dicho, el regadío, haya llegado hasta estas cifras
imposibles. Entre los agricultores hay de todo y mucha buena gente, pero como en cualquier otro gremio, si alguien encuentra un requiebro para producir más, para pagar menos o para
acelerar un trámite, cuando otros lo hacen y sin castigo, no va a quedar por tonto y
dejar de hacerlo él también y así, hasta donde le dejen. La agricultura es uno
de los pilares del mantenimiento de la vida rural, pero no el único, ni
tiene derecho a ser la única usufructuaria del agua y del territorio, hay más
sociedad, hay más españoles que, aunque no vivan allí tienen derecho, igual que
a comprar esos productos manchegos agrícolas, a disfrutar de sus lagunas,
sus llanuras de inundación y de su naturaleza. El tren que empuja con sus
rápidos beneficios económicos a esta agricultura, está llamado a estrellarse,
bien contra un muro marcado por la disponibilidad de agua o lo que sería peor, por derivar a
productos de mala calidad, si sigue el empeoramiento de la calidad del
agua subterránea que los riega.
Frente a tal desastre ecológico, largamente larvado por bancos o
cajas, todopoderosas organizaciones agrarias o políticos varios que todavía
siguen huyendo hacia adelante, con tuberías manchegas, con legalizaciones, al fin,
de todos los ilegales, con el mercado de derechos de agua, con el abrumador
incremento superficial de cultivos de leñosos en regadío que, aunque venga una
buena sequía, tienen derechos para que no se pueda dejar de regar, etcétera,
etcétera. Ante esta situación no tengo por menos que suscribir y publicar en
este blog, el documento de Ecologistas en Acción o el de Ojos del Guadiana
Vivos (con mayor incidencia en las obras en Las Tablas de Daimiel) tras el
último sarao mediático de la C.H.G. y Junta de Comunidades, “El Alto Guadiana,
una responsabilidad de todos”, pregonando que el desarrollo no está reñido con
la ecología, en reuniones con las Comunidades de Usuarios de Aguas
Subterráneas, ecologistas y agentes sociales, como el que tuvo lugar el día 28 de
septiembre en Alcázar de San Juan u otros anteriores.
¿Es que nadie ve lo que está ocurriendo?, ¿Es que nadie ve hacia
dónde vamos?, lo siento, siento ser tan claro, lo podía ser más, aportar datos
espeluznantes, cifras, etc. Es más que lamentable, supongo que estamos en el mundo
de “el que venga atrás que arree” o el de “que nos quiten lo bailao” y parece
que mucha gente es de ese parecer, por sus actos o por sus silencios. En todo
caso, ¡¡Vivan las notas discordantes!!
LAS
JORNADAS DEL ALTO GUADIANA CERTIFICAN EL LAMENTABLE ESTADO AMBIENTAL EN QUE SE
ENCUENTRA ESTE TERRITORIO
La
situación es peor de lo que se pensaba y no hay capacidad de gestión según
Ecologistas en Acción de Ciudad Real
Miembros de
EA-CR han asistido a las jornadas del Alto Guadiana organizadas en el día de
hoy por la Confederación Hidrográfica del Guadiana y han corroborado con los
datos expuestos por el Presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana
la absoluta situación catastrófica y de emergencia ambiental del Alto Guadiana.
Todos los
indicadores relacionados con el estado cuantitativo, cualitativo y ecológico de
las masas de aguas subterráneas y superficiales del Alto Guadiana son
calamitosos y confirman el brutal saqueo al que ha sido sometido el recurso
agua en este territorio por parte de los agricultores con la complicidad de los
distintos gobiernos regionales y del estado español. Una situación vergonzosa
que debería llevar a la dimisión o a la destitución de los distintos
responsables públicos y al procesamiento judicial de todos ellos.
En cuanto a
las demandas de agua actualmente existentes en el Alto Guadiana, la
Confederación ha expuesto que las demandas ascienden a 657 Hm3, de las cuales
572 Hm3 corresponden a cultivos de regadío, cuando el recurso disponible
renovable sin embargo solo asciende a 350 Hm3. EA-CR ponen como ejemplo
entendible que sucedería en una familia media de Ciudad Real si gastara un 40 %
más de lo que ingresa en su casa, acabaría en la ruina, aunque incluso pudiera
pedir un préstamo (un trasvase) a medio plazo ese hogar quebraría. Algo tan
sencillo como este ejemplo de economía doméstica no les entra a los
agricultores de regadío, al contrario, han emprendido una huida hacia adelante
trumpista negacionista y se atreven a decir sin ningún rigor científico que hay
recurso disponible en acuíferos confinados con agua milenaria que se pierde en
el mar, algo sencillamente imposible de que exista. Es como decir que hay
burros que vuelan.
En lo relativo
al estado químico de las aguas subterráneas la situación es penosa, por
contaminación de nitraros y otros productos agroquímicos, de tal manera que, de
las 12 masas de agua subterránea existentes en el Alto Guadiana, 11 están en un
lamentable estado cualitativo, evaluando la Confederación que anualmente entran
a las masas de aguas superficiales más de 9 millones de kilos de nitrógeno y
más de 12 mil kilos en las masas de aguas subterráneas. Literalmente el agua de
los acuíferos del Alto Guadiana no es potable actualmente, de ahí la necesidad
de la tubería de la llanura manchega.
La situación
ecológica de los humedales y de Las Tablas de Daimiel es simplemente
inexistente, las Tablas solo cuentan con unas 120 hectáreas de superficie
encharcada y hoy solo mantienen agua aquellas lagunas que reciben aguas
residuales con mayor o menor grado de depuración, en cualquier caso aguas
dulces con un alto contenido de materia orgánica que están destruyendo los
valores ecológicos y limnológicos de la Reserva de la Biosfera al destruir a
los ecosistemas y hábitats salinos, su flora, su fauna y sus procesos
geoecológicos que eran el principal valor de los humedales manchegos.
Ante este
lamentable escenario de auténtica “guerra ambiental”, los ecologistas denuncian
que las únicas armas para luchar contra esta situación se limitan al indecente
y fariseo trasvase de la tubería manchega y a rescatar el fracasado Plan
Especial del Alto Guadiana que lo único que hizo fue dilapidar millones de
euros de todos los españoles y europeos que fueron a parar a unos pocos
acuatenientes, sin resolver el problema del agua.
EA-CR añade
que la organización ecologista WWF ya denunció en el año 2012 como el principal
instrumento del PEAG, el banco del agua del Guadiana, dilapidó 66 millones de
euros en adquirir derechos "de papel" de fincas sin riego en los
últimos años y para legalizar a ilegales, de tal manera que no sólo no se
ahorró agua, sino que se consolidó un consumo que mantiene la actual
sobreexplotación de los acuíferos del Alto Guadiana.
Ante esta
situación tan lamentable de emergencia ambiental del Alto Guadiana lo único que
queda es destituir a los responsables estatales del agua, entre ellos al
Secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, por su incompetencia y
retirar las competencias en materia de Agricultura y Medio Ambiente de
Castilla-La Mancha aplicando el artículo 155 de la Constitución Española, ante
la insumisión y rebeldía que muestra el gobierno regional.
Ojos
del Guadiana Vivos
La Asociación
Ojos del Guadiana Vivos (AOGV), de la que forman parte científicos,
investigadores y técnicos, califica la situación de "catástrofe
ecológica" que supone la sobreexplotación del agua en el Alto Guadiana,
fruto de un modelo de desarrollo "obsoleto y suicida" que ha
dilapidado en las últimas décadas el principal patrimonio de esta tierra, de
esta comunidad autónoma y una de las singularidades más notables de este país y
del continente europeo, como es el agua.
La celebración
este miércoles, en Alcázar de San Juan de una jornada organizada por la
Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) bajo el título 'El Alto Guadiana,
una responsabilidad de todos', en las que participará el Secretario de Estado
de Medio Ambiente, Hugo Morán, hay que matizar que, no es cierto que la
responsabilidad de la situación en la que se encuentran los acuíferos y las
masas de agua del Alto Guadiana sea una responsabilidad de todos, sino,
"de unos cuantos políticos y otros agentes cómplices que han consentido, a
sabiendas, que prosperase un modelo de desarrollo obsoleto y suicida que ha
dilapidado un recurso como es el agua".
Ojos del
Guadiana Vivos denuncia cómo se "ningunea al sector más concienciado sobre
esta problemática", mientras se da protagonismo a "los autores
materiales del crimen, que son los agroexplotadores y regantes", con los
que "buscan una complicidad perversa que acaba siempre en mayores
beneficios para los culpables y en la sistemática malversación de los fondos
públicos".
También denuncia
la gestión que actualmente se lleva a cabo en el Parque Nacional de Las Tablas
de Daimiel, con la dirección y el Patronato a la cabeza, a los que se acusa de ser
complacientes con los que mantienen el problema desde hace más de quince años. En
este sentido, la dirección de este espacio protegido sobre el papel, y olvidado
por Parques Nacionales, distrae el problema que existe con obras contrarias a
las exigencias de las instrucciones de la arquitectura ambiental, pues desde
que se aprobó la Ley sobre reclasificación del Parque Nacional de Las Tablas de
Daimiel en 1980, se conoce quiénes son los responsables de la ilegalidad, de la
sobreexplotación y de la contaminación de las aguas.
El Parque
Nacional de Las Tablas de Daimiel va a cumplir 50 años de despropósitos e
insensateces y este año sufre uno más, como es la llamada obra de
"restauración ecológica" que no pretende otra cosa que los visitantes
vean agua en el entorno de las pasarelas, disimulando el gran fraude que este
espacio natural refleja.