viernes, 20 de mayo de 2016

Serapias, ¡¡Por fin!!


Llevo ya varios años intentando realizar esta entrada sobre una de las orquídeas ibéricas más llamativas, pero por fin he podido rematar el elenco de especies para Castilla la Mancha, con la guinda de la localización de la poco común Serapias perez-chiscanoi para Ciudad Real.


Las Serapias son un género de orquídeas fácilmente identificables, las peculiaridades de su flor no aparecen en ningún otro género de orquídeas. Se caracterizan porque pétalos y sépalos forman un “casco” puntiagudo que encierra la cavidad estigmática, y por su particular labelo, estrechado en su zona central dejando una parte exterior, el epiquilo, colgado más o menos verticalmente y una interior, el hipoquilo, ensanchado formando dos lóbulos laterales que hacen de paredes laterales del casco.

Serapias lingua de tonos muy claros con la "lengua" oscura sin apenas acanalar en su interior.

   Brácteas y piezas florales suelen tener muy marcada nerviación y en general, son de tonos rojizos, aunque alguna especie o plantas, por carencia de color (hipocromatismo), sean verdoso amarillentas.


Para diferenciarlas es fundamental el epiquilo, su tamaño, posición, coloración, pilosidad y también una estructura en la base del labelo, en el interior del casco, la “lengua”, suele tratarse de un compacto resalte acanalado o no, de color oscuro.

Lengua, solo  muy ligeramente acanalada de Serapias lingua

Es un género cicrummediterráneo que en España se dá en las áreas silíceas, siendo Extremadura la región más abundante en cantidad y variedad. Se distribuyen por el oeste peninsular, desde Cádiz a Galicia, Sistema Central, partes bajas de la Cordillera Cantábrica y Pirineos, la Cataluña silícea, puntos aislados del Sistema Ibérico y Menorca, donde existe una espectacular especie endémica, Serapias nurrica que no trato aquí.

Forma de Serapias lingua relativamente parecida a S. stritiflora

A pesar de que no es un género complicado de orquídeas, como otras que ahora mismo no sabría como nombrar, hay tendencia a separar especies con características diferenciales, como Serapias occidentalis (labelo intermedio entre S.cordigera y S. vomeracea) o Serapias strictiflora subsp. elsae (intermedia entre S. strictiflora y S. cordigera).


La especie más común y abundante es Serapias lingua, tiene buena capacidad colonizadora. Es muy variable como podéis ver en las fotos, pero es fácilmente reconocible por su "lengua" fácilmente distinguible en el interior de la garganta (casco) de la flor, compacta y sin apenas acanaladura. 

Para complicar la búsqueda de S. perez-chiscanoi, aparecen forma claras de S. lingua

Serapias lingua es de ambientes húmedos temporalmente, aparece en los bonales, solo en las partes más secas y también en todo tipo de vaguadas e incluso jardines regados, donde compite con éxito con las gramíneas.

Serapias cordigera con un huésped

Serapias cordigera es una planta mayor que la anterior, a veces con varios tallos, una flor mucho mayor y enorme labelo y acorazonado (cordígera), aunque puede aparecer alguna hipocromática, casi siempre es de tonos rojo oscuro y brácteas grisáceas. Faltando Serapias nurrica en estos territorios, menorquina, es difícil de confundir.

Serapias vomeracea, foto de Gonzalo Moreno Moral para Flora Ibérica 

Serapias vomeracea es parecida a la anterior, aunque suele presentar una mayor talla, siendo más estilizada. Parece una S. lingua a lo bestia, alta y corpulenta, de labelo perfectamente triangular y los mismos tonos que S. cordigera. Tiene una distribución mucho más puntual que las anteriores, este de Badajoz (su núcleo más extenso), suroeste de Cáceres, Guadarrama, Costa Brava y puntos aislados de Salamanca. Supuestamente está en el extremo oeste de Ciudad Real, pero no la he encontrado.

Curioso ejemplar de Serapias lingua bicolor


Serapias parviflora

Serapias parviflora, como indica su nombre latino, es de flor pequeñita aunque la planta es grande, tiene un labelo triangular mínimo, siendo grande la desproporción entre la altura de la planta y lo pequeño de las flores, mucho menores que las brácteas que la acompañan. Presenta, como S. lingua una gran variedad de tonalidades y no es raro encontrar ejemplares hipocromáticos. Es de ambientes con humedad duradera, bonales y bordes de arroyos y cunetas. Está por todo el suroeste ibérico, norte centro-oriental y puntos dispersos desde Galicia a Levante.

Ejemplar hipocromático de Serapias parviflora no muy lejos de donde estaba S. perez-chiscanoi

Serapias strictiflora, se parece mucho a S. lingua, incluso tiene una lengua parecida aunque algo más  dividida. Es en todo mucho más delgada (stricti) que ella, con una lengua muy fina, a veces horizontal o curvada. Aparece en los extremos del suroeste, fundamentalmente en Cádiz y Huelva, pero no llega al centro peninsular.

Serapias strictiflora, foto de Gonzalo Moreno Moral para Flora Ibérica

Serapias perez-chiscanoi era la especie más localizada de todas. En un principio se denominó S. viridis, un nombre que yo abogaría porque retornase. Aunque su descubridor D. José Luis Pérez Chiscano merezca todos los honores y alguno más, por su labor investigadora y defensora del medio ambiente, no concibo nombres de personas en seres vivos o en accidentes naturales. Esta especie es claramente verdiamarilla con una marcada nerviación roja; solo en Portugal aparecen ejemplares más rojizos.

Por fin se dejó ver la muy escasa Serapias perez-chiscanoi

Esta Serapias apareció cerca del Guadiana, siempre en su parte sur y se creía exclusiva de Badajoz; luego apareció en el sur de Cáceres y era una orquídea propia de la cuenca del Guadiana. Más tarde apareció en el noroeste de Cáceres y siguió siendo un endemismo extremeño. Pero la cosa empezó a cambiar al descubrirse una población en La Jara toledana.


        A partir de entonces se comprobó que se había extinguido de varias poblaciones iniciales y, dada su escasez, entró en la triste lista de especies "en peligro de extinción", de la que salió al par de años, para considerarse “vulnerable” tras descubrirse una muy buena población en el centro de Badajoz. Ya más adelante se encontraron más localizaciones allí, al sur del Guadiana y, hace un par de años, otra en los  toledanos Quintos de Mora.



Tenía que aparecer en Ciudad Real. Para mí es una especie claramente luso-extremadurense, si bien no sube por encima de los 650m y no soporta el frío. En 2010 encontré en un blog una entrada de Jesús Víctor García y María Dolores Fernández, con el hallazgo de esta orquídea en un pueblo del oeste de Ciudad Real, desde entonces he ido hasta seis veces hasta allí para localizarla, pero sin éxito.

Enorme ejemplar de Serapias perez-chiscanoi fotografiado por Jesús Víctor García

     Tras un intento fallido con mi amigo Valentín Rubio en La Puebla de Don Rodrigo, (por culpa de ejemplares hipocromáticos de otras especies), y otro en la localidad actual  sin encontrarla, este año hemos repetido el viaje con Leovigildo Flox e Iván Fernández (que fue quien gritó “aquí está”), todos buenos conocedores de las orquídeas y de los bonales de Ciudad Real, (a parte de Ramiro García Río), y por fin apareció la susodicha.

Un bello acompañante de las Serapias luso-extremadurenses es la Scilla ramburei

Como dice mi amigo Daniel Sánchez, "una planta no existe hasta que no está en un pliego de herbario”. Pues esta planta va a seguir sin existir hasta que no encuentre más poblaciones y numerosas, pues no pienso arrancar ni una. Es más creo que allí está en serio peligro. Las que encontramos no estaban en “su sitio”, sino en el vecino jaral, un jaral-brezal bastante húmedo, pero esta es planta de pastizal, no hace falta que sea demasiado húmedo, de un bonal se quedaría en los márgenes, no iría dentro como S. cordigera.


Algo me dice que las plantas de las praderas de ese bonalillo fueron arrancadas, pues eran grandes ejemplares adultos y muy visibles, con muchas flores y que estarían en pleno vigor en el momento en el que fuimos o cuando fui yo otros años. Estos terrenos son de varios particulares, por su llamativa belleza, para trasplantarlas a un jardín particular o por miedo a que les “quiten” terreno para proteger unas hierbas que no van a ninguna parte, puede haber espoleado a que algún “avispado” para quitarlas de en medio y "muerto el perro se acabó la rabia".

Por la forma acorazonada se trata de ...

       Pero no hace falta ese miedo a una compra-expropiación-limitación de usos;  una cercana localización en otro bonalejo, este año aparecía cercado y con un rebaño de ovejas en su interior, con lo que las orquídeas que abundaban el año pasado, este año eran inimaginables. La parcela de al lado, también con algo de bonal, quemada; otra parcela arada a fondo,...


La gente tiene la idea general de las orquídeas  como plantas selváticas o de floristería, pero si se parasen un momento a observar la belleza de estas “pequeñas” joyas, no dudarían en hacer lo posible por garantizar su existencia e incluso, su abundancia. Las poblaciones desaparecidas en Badajoz, responden a un arado de la tierra sin más. Sobre el papel están protegidas, pero no existe un mínimo control sobre el terreno de las buenas poblaciones o de aquellas más en riesgo. Hoy hay lugares (al menos dos en Extremadura) que presentan orquidiarios y rutas de la orquídea, amparados por las instituciones, haciendo valer su belleza y la de los pueblos y lugares vecinos, enorgulleciendo a propios y extraños de estas maravillas de la naturaleza, sigamos su ejemplo y pregonemos su valor y su belleza.




4 comentarios:

  1. Preciosa entrada, me encanta. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Enhorabuena.

    También he ido algún año hasta los preciosos y desconocidos bonales de la Puebla y hasta Arroba esperando que en algún momento saltara la liebre, pero no he tenido esta suerte.

    Saludos.

    ResponderEliminar