Hacía ya
unos pocos años que no pasábamos unos días en el Toledillo. Unos años que se
han hecho eternos y que olían a final de una época y una manera de vivir el campo.
El
Toledillo es un quinto, una finca, una de los varios cientos de dehesas que
junto con las fincas de caza de las altas laderas y los olivares al pie de
ellas, conforman el valle de Alcudia. Tras un otoño e invierno lluviosos, si
exceptuamos diciembre en que apenas llovió, el valle, como es conocido
popularmente, no puede estar más verde, de hecho el pantano de Montoro ha
tenido que abrir las compuertas para desaguar tras alcanzarse la cota máxima de
su recrecida presa.
El pantano de Montoro en su nivel máximo
El valle de Alcudia no es
exactamente un valle y si lo fuese sería el mayor valle de España, pues tiene más de 80 km de largo por unos 15 de ancho, quizás hace varios millones de años
era un valle que vertía sus aguas por el oeste hacia un Guadiana más extremeño
que manchego, pero desde entonces la erosión remontante del Guadalquivir poco a
poco aserró una gran hoz o cañón en el río Jándula cortando Sierra Morena y sus
estribaciones norteñas para acceder y desaguar toda la parte oriental del valle
y otros del sur de la Mancha ,
creando un fuerte desnivel que fue profundizado todos los valles y vallejos al hacerlos drenar
hacia la depresión bética. Esto creó una gran disimetría entre la parte occidental
del valle, más plana y llena de enormes dehesas y pastizales de arroyos que
inciden poco en la antigua penillanura y que drenan al Guadiana; y los fuertes
desniveles que llenan de abruptos vallejos, hoces y riscales de toda la parte
oriental del valle.
Dehesas de encina cubren casi todas las lomas del valle
Entre ambas sierras al norte y al
sur se extienden enormes dehesas y
pastizales, con muy escasos cultivos de cereales y olivares en las laderas de
la solana y cercanos a sus escasos pueblos (San Lorenzo de Calatrava, Mestanza,
Hinojosas de Calatrava, Cabezarrubias del Puerto y el Alamillo). Recientemente
el valle junto con Sierra Morena, ha sido nombrado Parque Natural.
El valle cerca del Puente de Alcudia, nombre de la zona divisoria de aguas Guadiana-Guadalquivir
Siempre que he estado en el
Toledillo ha sido en grupo, compartiendo comidas a lumbre de leña y bebidas a
lumbre de luna. Por mi mujer y ciertos rebotes familiares, siempre hemos estado
unidos al Toledillo, al igual que otros amigos, familiares y co-propietarios de
la finca, lo que ha llevado, y ya desde muy antiguo, a que alrededor de la casa
nos hayamos movido una buena cantidad de gente de todo tipo y condición.
Pero esto
se interrumpió hace poco más de cuatro años, cuando se decidió el recrecimiento
de la presa del Montoro, comenzaron las expropiaciones, la finca perdió más de una
décima parte, la casa del pastor y, lo más importante de todo, su antigua casa que a pesar de quedar claramente fuera del alcance de las aguas, tras litigiar,
fue expropiada. Entonces se acabaron las reuniones, las comilonas y
el disfrute del campo, se fueron retirando los antiguos muebles reciclados y ya
hubo quien se atrevió a pegar una patada a la puerta para ver si había alguna
cosa de valor dentro. No sé si dieron por prácticamente arruinada la casa porque
no la tiraron, pero en cualquier momento podrían venir con las máquinas a
tirarla.
Todo ha
cambiado mucho, pero poco a poco han ido volviendo algunos muebles y como el
alma de la casa, que es su enorme chimenea, sigue viva, hace poco decidimos
reunirnos como en los viejos tiempos. El primer cambio ha sido la cercanía de
una enorme lámina de agua de un Montoro en su máxima cota y desaguando. Este
lluvioso invierno y con lo que ha jarreado estas dos semanas de marzo, han
convertido el campo en una esponja pletórica de verde. No quiero ni pensar en
la magnífica primavera que está a punto de reventar en cuanto salga el sol.
La
tradición colectiva del Toledillo viene de antiguo, de los tiempos de antes del
pantano, de cuando en las ciudades aún no se había inventado el concepto de
vacaciones. Aquí en el pueblo nada más acabar las fiestas de San Bernardo,
nuestros ancestros, también amigos o familiares de los dueños, bajaban con
caballerías o alquilaban los servicios de un camión, y cargados de niños, sacos
de patatas, víveres, animales vivos y alguna caña o trasmallo, pasaban una temporada de descanso del bueno.
Preparando un cocido de puchero
Antiguamente
abajo no había pantano, discurría el zigzagueante Tablillas para reunirse algo
más adelante con el Montoro. Hoy todo el paisaje que se divisa es de cientos de
lomas cubiertos de encinares o pastos y algunas casas de fincas en lo alto de los
cerros. Años atrás a este paisaje había que sumarle el sinuoso curso de los
ríos y las huertas en los terrenos propicios, amén de algunos molinos en uso
con sus azudes, puentes y huertas. Incluso en una vaguada frente a la casa del
Toledillo había una famosa fuente agria a la que acudía la gente a recoger su
burbujeante y curativa agua anaranjada.
Bajo estas aguas se encontraba la fuente agria, yo la conocí en 1995 al final de una fuerte sequía
Todo esto
cuando me lo contaban me sonaba como algo antediluviano, pero hace años cayó en
mis manos un libro tan espectacular como descatalogado, se llamaba "Viaje al
Valle de Alcudia" de Alfaguara, creo que es el primer libro de rutas y mochila
editado en España. Es de un viaje que en 1964 realizaron dos intrépidos
periodistas cruzando a lo largo de poco más de un mes el valle de Alcudia de un
extremo al otro. El camino lo hacían en etapas cortas durmiendo en las casas de
las fincas, chozas de pastores, molinos, minas, alguna pensión e incluso una
noche en un calabozo. En el libro se habla de la vida en un valle que hoy
suena a otro planeta, de las numerosas minas de plomo, con el gran pueblo minero
de Minas Diógenes, con iglesia, tiendas, poblado y cuartelillo de la guardia
civil; con mucha gente, pastores y carboneros viviendo en míseros chozos, con
los molinos y sus moradores, sus ovejas y caballerías e incluso sus lobos y sus ceperos.
El río Montoro forma la hoz de Valdoro ( fondo derecha) al pasar de Sierra Morena al Valle de Alcudia
De todo
aquello que hablaba el libro, solamente quedan las ovejas y muy mermadas, pues
se las sacaba dinero por la carne, los quesos y la lana, cuando hoy en día solo
están por la carne, una carne excelente que tiene el mismo precio que hace
quince años. De lo demás, lo que fueron los molinos y huertas están bajo el agua
como la fuente agria. Ya no se cultivan cereales o legumbres y los olivos, solo
presentes en las faldas de las dos sierras que cierran el valle por el norte y
el sur, continúan con muchas fincas
abandonadas por los difíciles accesos y su escasa rentabilidad, lo que puede
hacer que en cuanto mermen las subvenciones, los que están en la sierra de
Valdoro, la del lado de Sierra Morena que cierra el valle por el sur, sean abandonados
por no compensar los gastos de gasoil dada su lejanía del pueblo.
El campo
está que se sale, a punto de explotar y muy cercano de su zénit anual, pues se
trata de pastizales de oveja, es decir majadales que tienen una fenología que
alcanza su punto álgido ahora mismo, a comienzos de primavera, pues todo el valle
tiene unos suelos muy pobres y con la roca paleozoica, quizás la más vieja de
España, casi a ras de suelo y en cuanto comienzan los primeros duros calores
primaverales se agostan y las ovejas y sus moradores tienen que
emigrar a otros pagos.
Las ovejas son el alma y motor del valle que fue el invernadero de la Mesta, incluso aún existe, cercano a la moderna línea del AVE, el apeadero de Alcudia-Veredas para el transporte de ovejas en tren
Aunque estemos en la región manchega, estamos en la provincia
botánica Luso-Extremadurense, el pastizal está dominado por dos pequeñas y
discretas especies, una gramínea, la
Poa bulbosa y otra leguminosa aún más discreta, el trébol Trifolium
subterraneum, ambos ahora en su mejor momento. Este es el óptimo de la dehesa,
cuando comiencen los calores habrá otra explosión floral más vistosa con las
compuestas (cardos y margaritas varias), pero menos suculento y diverso. Incluso éste es el momento, y este es el primer año que he
aprendido a buscarlas, de las criadillas, las trufas blancas Terfezia arenaria. Es un comestible hongo
subterráneo (hipogeo), que apenas si llega a remover o asomar un poco en la superficie del
terreno. Viven en simbiosis sobre la Tuberaria guttata, la llamada "madre de las criadillas".
Apenas asoman las criadillas, rodeadas de las anchas hojas casi violáceas de las Tuberarias
Casi todas estas dehesas, en un altísimo
porcentaje, se encuentran muy envejecidas y por debajo de su número ideal de
encinas, esto se produce porque no hay renuevos, no se protegen del ganado a
los pimpollos de encina y las que quedan se van avejentando o van siendo
heridas por los rayos en una decadencia que, salvo en algunas fincas donde se han
plantado y protegido con mallazo, está acabando poco a poco con las encinas del
valle.
A pesar de la crudeza del calvero sobre roca, florece el lirio patita de burro Ginandriris sisyrinchium que apenas penetra en la meseta sur
En fin, unos días gloriosos, como
una vuelta a un pasado no muy lejano que hemos podido celebrar aunque no sé por
cuanto tiempo. Las comidas, siempre las tradicionales de aquí, cordero, cocido
de puchero, arroz con gallo, asadillo, etc. Ha sido como una fiesta de la
primavera, que este año tiene pinta de convertirse en una larga y continuada
fiesta bien regada por los cielos.
Precioso reportaje, me encanto. Saludos.
ResponderEliminarun placer la lectura y las fotografías!
ResponderEliminarUn gusto leer este blog, lástima que no haya posts con más frecuencia!
ResponderEliminarMuy buen relato y muy buenas fotos, soy un enamorado del Valle de Alcudia y cada vez que puedo desde mi modesta "TierradeLinces" intento mostrar lo que puedo de esta zona. Quisiera preguntarte si sabes de la existencia de alguna bibliografía sobre El Valle, además de la que mencionas y que está descatalogada.
ResponderEliminarGracias y un saludo
Antonio Macías
"Tierradelinces"
Hola, que bonita forma de contar las maravillas de este Parque Natural. Me gustaría saber si puedo contactar contigo vía e-mail para hacerte unas preguntas sobre el lugar. Te lo agradecería muchísimo.
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