domingo, 4 de marzo de 2012

Las primeras flores del año


Hoy voy a hablar de las primeras flores del año por estos pagos, lo hago con quince días de retraso desde que tengo todo el material a finales de febrero, con lo que hoy ya veríamos algunas flores ya pasadas y otras desaparecidas.


Narciso de pedrera, el primero en aguantar el frío sin perder el tipo

Por todo el centro de España seguimos con la sequía, desde el cuarenta de mayo la lluvia que ha caído ha sido más testimonial que otra cosa, incluso este otoño, prácticamente, no ha habido temporada de setas, a pesar del agua de noviembre que no ha sido capaz de levantar una otoñada sedienta. En la época del año que más tiene que llover, no ha caído ni una cuarta parte de lo que sería habitual para estas fechas.

Muy poco corriente, pero muy madrugadora la primera de las orquídeas Barlia robertiana

Sigo con mis paseos habituales con cierta desgana, por las malas condiciones en que se encuentra el campo, aunque siempre aparece algo interesante o nuevo. No puedo dejar de comparar el campo, con otros años por estas fechas, aunque hay que reconocer que los dos últimos años han sido excepcionales. La sequía se nota mucho, este año no está el campo ni mínimamente verde, aunque ríos y arroyos siguen viviendo de las rentas de esos dos fantásticos años.

Los garbancillos abundan por ser venenosos para el ganado

La temporada, que en el campo comienza, como en los colegios, en septiembre, empezó seca y más calurosa de lo normal, el invierno llegó tarde pero fuerte, no por desviarse excesivamente de las medias climáticas, sino más por el contraste con los meses previos. A primeros de año estuve por Cuenca, increíblemente, desayunando al exterior al sol, cuando diez días más tarde las temperaturas bajaron varios días seguidos de los diez bajo cero. En todo el centro ibérico no solo las temperaturas y la humedad han sido muy bajas, sino que se ha mantenido así un mes, hasta finales de febrero, en que el invierno se va despidiendo en las tardes, que no por las mañanas.

Romero en flor

 Como de costumbre sigo el ritmo del almanaque natural y voy buscando las primeras floraciones del año. La primera gran flor del año la mostré en mi última entrada, un lirio de invierno, Iris planifolia, un no muy común lirio andaluz que llega hasta los terrenos volcánicos del Campo de Calatrava y poco más; posteriormente fui a buscarlos en su momento álgido, a finales de enero y principios de febrero. Hay plantas que florecen cuando tienen que florecer, caiga la que caiga; es el caso de estos lirios que solo veo en su esplendoroso “delirio”, uno de cada cuatro años, pues lo normal es que el hielo no les deje mostrar su plenitud.



La primera flor del año, el lirio de invierno Iris planifolia

 Este año se veían muchas más plantas “fanés y descangallás” que en buen estado, además el entorno reseco no contribuía al espectáculo. Incluso las grandes, duras e invernales hojas de la cebolla albarrana (Urginea maritima) estaban hechas una pena por los fríos y la sequía.

Cebolla albarrana quemada por las heladas

En cambio otras plantas son capaces de retrasar un poco su floración, es el caso del almendro y la mimosa que este año, aunque engordaron sus yemas en su tiempo, todavía no los he visto floridos en campo abierto, sino alguna rama en algún jardín protegido. Me han comentado que cerca de Sierra Morena algunos han florecido pero que han perdido esas flores con los hielos. Para mí el almendro es quien anualmente da el pistoletazo de salida a la temporada fotográfica.

Coronillas de fraile Globularia alypum

Quienes sí que me han sorprendido este año han sido los narcisos, ya se ve alguno florido en jardines, los olorosos junquillos, aunque en situaciones algo protegidas, pues aún no están en su apogeo. Pero me refiero a un narciso mentiroso, por el nombre poco afortunado que le dio algún descuido botánico, el Narcissus cantabricus, un pequeño y grácil narciso blanco que crece en lo más bravío y pedregoso del monte mediterráneo silíceo (nada Cantábrico); parece que las grandes heladas no les han molestado en absoluto.

Narcisos de pedrera (Narcissus cantabricus)

Otra planta por lo general poco corriente, pero que donde crece lo hace en grupo, (caso parecido al del lirio de invierno) es la, “teóricamente” levantina, coronilla de fraile, Globularia alypum, que florece de forma explosiva en esta época y cuya flor, por su forma, realmente parece una “tonsurada” cabeza de fraile. Me ha costado encontrar esta planta en Ciudad Real, pues es básicamente caliza y del este, pero poco a poco voy localizando unas cuantas poblaciones, siempre en solanas descarnadas. En el sureste de Madrid también estoy comprobando su presencia cada vez mayor, lo que puede ser un indicio del cambio climático pues desde el levante, en sentido amplio, se va extendiendo poco a poco, hacia el interior peninsular, como vienen haciendo toda una serie de plantas.

Coronilla de fraile (Globularia alypum)

La coronilla de fraile es una de esas bellas plantas arbustivas con las que uno se pregunta si no habrá que pasársela a los floricultores holandeses para que puedan llegar a nuestros viveros y jardines, como ha ocurrido con los tomillos y otras plantas mediterráneas que no valoramos hasta que ellos las introducen en nuestros mercados. Como ésta, hay muchas otras autóctonas ornamentales que además están perfectamente adaptadas a nuestro clima.

La coronilla de fraile en pleno monte mediterráneo

 Muy madrugadora, pero muy escasa y puntual es el cólchico Colchicum triphyllum, un pequeño regalo entre la escarcha, en zonas calizas y arcillosas manchegas y casi extinta en Madrid. 


Otras plantas que comienzan ahora son ya los más abundantes pequeños y péndulos, narcisos amarillentos, el Narcissus pallidulus, también llama la atención ahora, otro abundante geófito, la estrella amarilla, Gagea sp. abundante en las ralas praderas de hierbas bajas y entre las peñas. De mayor tamaño los garbancillos (Astragalus lusitanicus) prosperan pronto en situaciones protegidas, haciéndose masivos al no ser comenstibles para fauna y ganado.

/Narcissus pallidulus)

          También empiezan ahora a florecer muchas de las plantas más corrientes que van llamando a las puertas de la primavera, aquellas de los bordes de caminos y sembrados, los zapatitos de la virgen (Lamium amplexicaule) los pequeños, pero bellos geranios silvestres (Erodium primulaceum, etc.), las caléndulas silvestres, como las de jardín pero en miniatura y posteriormente otras muchas más.

Estrellas amarillas (Gagea spp.)

           En el monte comienza la temporada del romero que se puede tirar floreciendo más de tres meses, no como hace el brezo colorado (Erica australis) que deja de florecer con los primeros calores de finales del invierno o comienzo de la primavera.

Flores de brezo colorado, más tardía que las anteriores

          A partir de estas flores comienza la explosión floral de los almendros. No hace falta ser fotógrafo para disfrutar como abejas de los almendros en flor; los japoneses tienen en un altar a sus cerezos, nosotros tenemos abandonados nuestros almendros y, junto con la encina, pocos árboles más agradecidos. Bien sea porque es barato comprar la almendra a otros países, porque no nos las roben los vecinos, o por falta del mínimo cuidado que requiere, el almendro ha ido desapareciendo de nuestros campos y linderos.

Atardecer de uno de los días más fríos y ventosos sobre la laguna de Caracuel


2 comentarios:

  1. Qué gran reportaje, Enrique. La foto final una pasada, por cierto.

    Sobre las especies que citas en el texto, al Narcissus cantabricus le tengo ganas (nunca lo he visto), y en Los Alcornocales se ven en flor bastante antes (durante diciembre) tanto Erica australis como Globularia alypum (esta última en la Sierra de las Cabras, uno de los reductos calizos de aquellas sierras).

    Un saludo.

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    1. El Narciso de pedrera tiene una distribución un poco caprichosa, aparece en terrenos muy pedregosos que no se hayan labrado nunca, le gustan las cuarcitas del centro del suroeste ibérico, los Alcornocales es otro mundo, tanto en rocas como en flora, que me gustaría conocer; solo he estado de pasada, pero es lógico que florezcan antes. Por aquí el año pasado empezaron con el año. Una cosa rara de Ciudad Real es que la Globularia aparece sobre suelos ácidos, pero algo suavizados. Hoy la busqué por el extremo suroeste ciudarrealeño y no la he visto a pesar de que estaban todas las termófilas que la suelen acompañar.

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