Esta sorprendente noticia lo es más, al constatar que para
colmo no está localizado en las alturas vecinas al Peñalara (2430m.) sino muy cerca de
la cota inferior madrileña (560m). La noticia, tan poco
rigurosa como el autor de este blog, pudo ser posteriormente confirmada. En la
Semana de la Ciencia, tuve el gusto, como aparecerá en otra entrada, de dar con
unos amigos una charla e Itinerario Geobotánico por un lugar del sureste
madrileño, allí coincidí con un hombre que se apuntaba a todas las actividades
relacionadas con la geología y el medio ambiente del sureste madrileño, él me
habló de un “glaciar de sal”.
Conocida mi afición por la geomorfología
glaciar, no pasaron unas pocas horas sin que me empleara en su búsqueda en San
Google, y buscando buscando, apareció. Tal como se ve desde el cielo, este
amigo tenía toda la razón, era un glaciar hecho y derecho, con sus ojivas,
crevasses, lóbulos frontales..., la única “pequeña diferencia” consistía en que se
trataba del material de rechazo de una explotación de fosfato sódico, compuesto
por gran cantidad de sales que daban al residuo un gélido color blanco.
Al poco me organicé una
salida para confirmar esa informática realidad y, de paso, ver los yesares
del sur del Tajo, en tierras toledanas aunque lindando con las de Cuenca y
Madrid. Dí con el lugar rápido, rodeé toda esta zona e hice un
intento de meterme dentro; pero no estaba por la labor de hundirme en sal,
aunque me conservase estupendo. Es más, me llamó la atención las numerosas huellas
de jabalíes que seguro, vienen por la sal que se deposita en eflorescencias
superficiales.
La
extracción de sulfato sódico (Na2 SO4) se obtiene a
partir de otras sales, Glauberita y, principalmente, Thenardita que se
encuentran en profundidad y a las que se accede por medio de grandes túneles
para el paso de camiones. Este sulfato no es peligroso e interviene en la fabricación
de detergentes, papel, vidrio, textiles, excipiente farmacéutico, etc. España es el único país productor
de la UE gracias a esta mina y a otra, algo mayor, en Burgos, ambas de la
empresa Minera Santa Marta.
Todos los materiales que aparecen en la zona son evaporitas,
es decir, minerales formados en un ambiente de lagos interiores salinos sin
salida al mar. Estos lagos se formaron a partir de la orogenia alpina que rodeó
la región de montañas, con el Sistema Central al norte, los Montes de Toledo al
suroeste y la Cordillera Ibérica al este, entre las cuales quedó confinada una
depresión, llamada Cuenca de Madrid. Las aguas fueron realizando un lavado y
arrastre de materiales desde las montañas hasta estos lagos, cargándose en su
recorrido de minerales, tanto en disolución como en suspensión, acumulándolos
en esa cuenca.
El
ambiente paleoclimático originario era de mayor aridez y temperatura que el actual, con lo que al ser mayor la evaporación que la alimentación,
aumentaba la concentración de solutos en las aguas, en la salmuera, hasta que
precipitaba, formando sales y yesos. En las áreas de borde existe toda una
gama de facies laterales con sílex, alabastro, sepiolita, arcilla, etc.
La
cuenca de Madrid tiene tres unidades principales, una superior carbonática, que
se corresponde con las duras y rojizas “calizas del páramo”, luego una unidad
intermedia, formada por yesos e intercalaciones de estratos o lentejones de
calizas, dolomías, margas, arcillas, etc.; y una unidad inferior, en la que nos
encontramos, formada por yesos y sales. Al parecer la presencia aquí, de estas
sales sódicas, indica que nos encontramos en lo que fue la parte central y más
profunda de esa cuenca, con predominio de sales y formación de yesos a partir
de la hidratación de las mismas (yesos secundarios).
Glaciar salino, al fondo, hotel y ermita del Castellar
La actividad minera parece
ser muy antigua en la zona, pudiéndose encontrar bastantes bocaminas, mostrando
una gran gama temporal. Frente a esta minería subterránea perdura, aunque en
reciente desuso, la obtención de sales por el método de evaporación de aguas cargadas
de sales, las salinas, como las de Belinchón, toda una cultura de la sal, a
punto de desaparecer ante nuestras narices.
Según me han contado, ha existido una contaminación por la salida de la depuración de la cercana ciudad de Tarancón hacia el área fuente de las aguas que alimentan estas salinas. Algo factible, como una mejor depuración o un cambio del punto de salida de aguas depuradas, podría resucitar una fuente renovable de recursos como son estas salinas.
Según me han contado, ha existido una contaminación por la salida de la depuración de la cercana ciudad de Tarancón hacia el área fuente de las aguas que alimentan estas salinas. Algo factible, como una mejor depuración o un cambio del punto de salida de aguas depuradas, podría resucitar una fuente renovable de recursos como son estas salinas.
Salinas de Belinchón
A ojos de un profano, estamos en un semi-desierto, por
dos razones, aquí en el centro de la cuenca, las precipitaciones son más escasas
que en sus bordes, y fundamentalmente que los materiales geológicos, salvo las calizas
del páramo al sur (mesa de Ocaña) y los suelos aluviales de la vega del Tajo, son
fundamentalmente yesos, uno de los materiales menos propicios para la vida de
las plantas.
Los paisajes actuales, suelen ser ralos tomillares gypsícolas (jabunales) y espartales, aunque se presenta toda la gama vegetal posible que en el mejor de los casos, es un monte muy abierto de encinar manchego o de pinar, la mayoría de repoblación, pero con un pinar que yo creo totalmente climácico, el pinar de La Encomienda, aunque los botánicos no se pongan de acuerdo en este extremo.
Los paisajes actuales, suelen ser ralos tomillares gypsícolas (jabunales) y espartales, aunque se presenta toda la gama vegetal posible que en el mejor de los casos, es un monte muy abierto de encinar manchego o de pinar, la mayoría de repoblación, pero con un pinar que yo creo totalmente climácico, el pinar de La Encomienda, aunque los botánicos no se pongan de acuerdo en este extremo.
Ante los yesos, a las plantas no les queda otra
táctica que la de la especialización, las aguas tienen una infiltración
rapidísima, el suelo tiene compuestos casi venenosos para ellas, las sales compiten con las plantas por el agua, el polvo de yeso lo blanquea todo, la
falta de suelo bien formado es dramática... Ante esto las plantas recurren a
todo tipo de estrategias: enanismo, vellosidades, epidermis gruesas o céreas,
colores blanquecinos, espinas, eliminación de hojas, raíces desmesuradas,
metabolismo crasuláceo, reducción de número y tamaño de estomas,...
Un caso especial, ya en el
colmo de la adaptación, son las plantas que viven en terrenos ricos en sales,
con todo un gradiente catenal desde las zonas de borde a centro de
saladar. Estas comunidades están en los límites de su areal, baste decir que son el ecosistema en situación más dramática del
centro peninsular, donde sólo quedan unos pocos saladares llenos de plantas
raras o en peligro. Aquí en estos
barrancos salobres vemos como abundan, las osagras (Atriplex
halimus), las acelguillas saladas (Limonium
dichotomum) y más escaso el albardín (Lygeum
spartum).
Vegetación salina: osagra (Atriplex halimus), albardín (Lygeum spartum) y el rojizo Limonium dichotomum
Es notorio como coloniza la
flora del aljezar (el yesar) los bordes del área de vertidos, con los lepidios,
resedas, incluso las osagras,
contempladas en los planes de restauración de la explotación minera para
revegetar la zona, están invadiendo, por sí solas, taludes y barrancos.
Cuando me metí a andar por la vecindad de los cantiles que
dan al Tajo y los que dan al vallejo que viene del sur, me pude percatar de la
enorme dificultad que tiene andar por estos andurriales, incluso en una ocasión, entre unas efedras, (prehistóricas retamas), me hundí en una grieta hasta el
pecho, y pude ver por doquier enormes grietas, con profundidades verdaderamente peligrosas. Al
ver en San Google el terreno, no pude sino confirmar el enorme peligro que
tienen estos barrancos, como ya conozco de Rivas con sus desprendimientos,
también presentes y recientes por aquí.
Ladera desmoronándose en progradación de grietas
La dinámica de derrumbes
tiene lugar por medio de “fallas panameñas”, al caer un paquete rocoso se
desestabiliza la nueva pared y comienzan a aparecer grietas que por
descompresión y por infiltración del agua, van profundizando la grieta
hasta repetir el episodio, como en la caída de páginas de un libro apoyado
sobre su canto.
Además,
por este motivo, no apuesto mucho por el tan horrible como poco rentable hotel (****),
asentado al borde del barranco (no sé quién habrá sido el “lumbreras”). Este vacío
hotel de 60 hab. rompe definitivamente el paisaje de los cortados con la bella
ermita del Castellar recortándose sobre el abismo y que ahora queda a sus pies,
como su limpiabotas.
Desde el borde del hotel se puede apreciar un
amplio paisaje dominado por la llanura aluvial del Tajo, rodeada de cantiles
yesíferos a ambos lados, más altos y desgajados los del sur, donde como es
habitual se puede apreciar un gran desprendimiento reciente que fue a parar al
mismo río. En esa rampa que ha quedado pelada, asoman petrificados chorros
salinos que se corresponden con la veta de las sales en explotación.
Afloramiento de sales en el talud barrido por un gran derrumbe
La
vegetación ribereña está dominada por los álamos blancos y los tarays, y en las
laderas destacan poderosamente las bolas grisáceas de las grandes efedras,
(aquí incluso en orientación norte cuando en Madrid y Guadalajara solamente
aparecen orientadas al sur), y las bolas blanquecinas de las osagras, orzagas, saladillas o salado
blanco (Atriplex hallimus).
Osagra (Atriplex halimus) y sisallo (Salsola vermiculata) colonizando taludes
Todo
el monte hacia Villarrubia de Santiago se encuentra repoblado con pino
carrasco, pero me recuerda mucho a las fracasadas repoblaciones en los
castellanos “tesos” que aparecen en el libro Las Ratas, de Miguel Delibes. Con
los pinos plantados en surcos y pequeñas terrazas que desmoronan la ladera, en
la que parece que andas entre los bastos surcos de un huerto. Al menos en
algunas laderas, parece que prospera el pinar, pero el éxito no llega al 50%.
Esta región es de las más dejadas de todo el centro peninsular, en la parte madrileña, el "Rincón de Espe", las carreteras pueden pasar, sin exagerar y para colmo de la comunidad más rica, por las peores de España. También es la zona de “debajo de la alfombra” madrileña, aquí vienen a parar las industrias más nocivas u olorosas, con un rosario de proyectos pendientes o en ejecución y ambientalmente peligrosos, como cementerios de residuos peligrosos, centrales térmicas, incineradoras, etc.
Desde las alturas de estos cortados se puede ver el fuerte impacto minero de graveras y grandes areneros, yeseras (ahora de capa caída), y minas como la descrita, impactante pero sin grandes problemas ambientales.
Toda la tarde estuvieron pasando las grullas por el "pasillo" del Tajo
Tras un rebote de correos me cuenta Javier, geologo de Belmonte de Tajo que: El glaciar son descargas de los vacies (vaciados) de la mina de El Castellar; se extraen, thenarditas (sulfato de sodio puro) pero también se extraen yesos de la falla de Valdepuerco (serie gris del mioceno), halita, sal común y glauberita (sulfato de sodio y calcio), también hay margas grises (caliza mas arcilla); como extraen todo esto tienen que tirar todo lo que no es sodio y lo tiran encima de la mina muy saturado en agua que junto con el agua de lluvia, empapa todo el residuo y eso es lo que hace que fluya creando colados de barro de color blanco. descargas de los “vacies” (vaciados) de la mina del Castellar, se extrae yeso, thenardita (sulfato de sodio puro), pero también extraen los yesos de la falla de Valdepuerco (serie gris del mioceno), halita (sal común) y glauberita (sulfato de sodio y calcio) y también hay margas grises (caliza más arcilla)