jueves, 20 de junio de 2013

Los lirios del centro peninsular



            Los lirios son uno de los géneros de plantas con una de las flores más llamativas del reino vegetal. Tal es su belleza que algunas especies se han naturalizado tras su cultivo masivo en jardinería, mientras que otras por contra están desapareciendo por una recolección excesiva. De antemano, disculpad el exceso de ambiguos nombres científicos y vernáculos de esta entrada.

Crecimiento masivo del lirio español tras un invierno y primavera lluviosos

             Tal belleza ha sido la causa de una quizá excesiva admiración por ellos, desde su bajorrelieve en la puerta de Ístar en Mesopotamia, hasta su unión con la tradición monárquica francesa y por simpatía, con toda la heráldica europea. Incluso el símbolo de la flor de "lis" se usó para la orientación de los mapas como hoy se usa la rosa de los rumbos. También es símbolo de la belleza, la pureza, la limpieza, el cielo (los pétalos hacia arriba) y la tierra (los pétalos hacia abajo), la trinidad, los “boys scout” y un largo etcétera.

Visión zenital del simétrico lirio hediondo Chamaeiris foetidissima

            El nombre lirio no genera confusión, pero el heráldico y afrancesado "flor de lis", también ha valido para la no menos bella, flor del martagón, Lilium martagon y para su amarilla raza pirenaico-cantábrica el Lilium pyrenaicum que es la "flor de lis" de los Pirineos franceses. Los nombres vernáculos de los lirios sí son un lío, pues varían con las regiones y se cambian de unas especies a otras; lirios de monte, de roca y de agua, hay muchos, además los botánicos andan de mudanza y "recortes" de especies, por eso, y con perdón, voy a usar aquí los nuevos nombres.

Lirio de junquera Chamaeiris reichenbachiana anterior Iris spuria subsp. maritima

            Las iridáceas son una de las familias más fáciles de reconocer, pues las características formales de sus flores no dejan lugar a dudas; otra cosa es acertar con la especie y otra traducirlo a como ha quedado el género de los lirios, “Iris”, después de su reciente cambio tras concienzudos estudios filogenéticos que lo han “deconstruido”. Como todo cambio, desconcertante, pero creo que acertado y razonado. El anterior género Iris se ha descompuesto  en otros varios géneros, de tal manera que el actual solo tiene tres especies, uno el cultivadísimo Iris germánica, el menos cultivado, I. canescens y el autóctono y calizo, Iris lutescens.

Hojas de Iris lutescens. Como en todos los lirios, tanto las hojas como las flores, son inconfundibles

    De la nueva clasificación taxonómica en Flora Ibérica desaparecen algunas especies; unas con buenas explicaciones y otras no tan convincentes, como el lirio amarillo extremeño, el Iris lusitanica que a pesar de sus flores amarillas, se argumenta que en todo lo demás, es idéntico al lirio español Xiphion vulgare. Aquí prefiero la escuela botánica de Salvador Rivas Martínez que da tanta o más importancia a la ecología propia de la planta que a los meros caracteres taxonómicos, y este lirio amarillo, la tiene su ecología en los secos pedregales y arenales ribereños más occidentales.


Lirios de junquera compitiendo/cohabitando con los juncos, mientras que el lirio acuático lo hace con cárices, carrizos y espadañas

            Los nuevos géneros son: son Xiphion, Chamaeiris, Juno y Limniris. Permanecen Iris y Ginandriris. Los lirios que aquí voy a tratar, quedarían como sigue:


        Nombre vernáculo               Nombre anterior           Nombre actual

        Lirio español                        Iris xiphium                    Xiphion vulgare
        Lirio acuático                       Iris pseudacorus             Limniris pseudacorus
        Lirio de junquera                 Iris spuria                        Chamaeiris reichenbachiana
        Lirio hediondo                     Iris foetidissima              Chamaeiris foetidissima
        Lirio de invierno                  Iris planifolia                   Juno planifolia
        Lirio de loma                                          Iris lutescens                              (no cambia)
        Patita de burro                              Ginandriris sisyrinchium                     (no cambia)


Lirio de invierno, Juno planifolia lleno de flores acaules, es decir, sin tallos

            Los abundantes e incluso naturalizados Iris germanica, usados tanto por su belleza como por su contención de taludes, pueden vivir muchos años; hace tiempo en un lugar imposible, un alto espolón yesífero sobre la vega del Jarama y frente al antiguo puente del tren de Arganda (el que pita más que anda), encontré una gran mata de estos lirios; al tiempo me contarían –historia creíble o no- que se trataba de la tumba de una brigadista muerta en la Batalla del Jarama.

Rodal de Iris germánica sobre un espolón en los yesos con el  rio Jarama al fondo

             Todos los lirios del centro peninsular son éstos, salvo un lirio que llega desde las Subbéticas a alguna localidad de la Ibérica conquense (Xiphion serotinum) y existe una cita de Xiphion filifolium en el oeste de Ciudad Real que pongo muy en duda. El aludido Iris lusitanica es del centro-occidente extremeño, bien podría aparecer en los arenales toledanos del Tiétar,  ver (Alberto Gil Chamorro en Desde el Torreón) y, finalmente, Xiphion latifolium de las altas montañas del norte llega a contadas localidades boscosas y prados de siega de  Ayllón, en el norte de Guadalajara y Madrid. 


El lirio acuático Limniris pseudacorus, tal vez sea el lirio más fácil de ver de toda la península, aquí en el Guadiana

         El resto de los lirios ibéricos, con la excepción de Xiphion filifolium del extremo sur, son del norte: el escasísimo Xiphion boissieri del noroeste (galaico-portugués) y Chamaeiris graminea del norte central.

Lirio de junquera en plena llanura de inundación del Guadiana evidenciando la buena salud de ésta

            De todos los lirios que voy a tratar, prácticamente solo es relativamente fácil observar, el lirio de agua (Limniris pseudacorus) en ríos y arroyos, más o menos permanentes y el lirio de monte (Xiphion vulgare) en montes y canturrales. A éstos le seguiría, con mayor dificultad de observación, en llanuras de inundación e incluso en zonas salobres bien conservadas, el lirio de junquera (Chamaeiris reichenbachiana).


Los raros lirios hediondos en su mejor localidad ciudarrealeña

            Menos extendidos aún, en el extremo sur occidental meseteño, el pequeño patita de burro (Ginandriris sisyrinchium) y el lirio de invierno (Juno planifolia) y todavía más escaso, en áreas  más térmicas, húmedas y umbrosas, el lirio hediondo (Chamaeiris foetidissima); y ya, de manera absolutamente puntual y localizada, el lirio de loma (Iris lutescens) en enclaves calizos montanos.
  

            El lirio español Xiphium vulgare es relativamente abundante, pues un año lluvioso da gusto verlos al viajar o andar por los montes del centro peninsular, donde entre las piedras, en vaguadas y cunetas llega a crecer en masa, aunque nunca de manera tan concentrada como lo puedan hacer el lirio acuático y el de junquera, con el que alguna vez llega a mezclarse, siendo entonces algo confundible por la flor, pero los frutos y la mata que forman, son totalmente diferentes.


            Es un lirio muy grácil, de alta talla que se sobrepone al matorral o pastizal dominante, muy variable en tonalidades y tamaños. Es tan versátil que aparece desde los frescos robledales a pedregosas solanas y admite todo tipo de litologías, aunque una de mis localidades favoritas está sobre calizas paleozoicas.


            El lirio acuático, Limniris pseudoacorus, tolera aguas ligeramente contaminadas y es abundante en casi todos los ríos y arroyos españoles, a veces me ha llamado la atención la cantidad de ellos en angostos arroyos de Montes de Toledo, creciendo entre la maleza de sauces y zarzales. Llega a formar vegetación, creciendo la masa de hojas en competencia con espadañas y carrizos.


             Un lugar donde siempre es abundante es el magnífico Bullaque, río que debería estar integrado en el Parque Nacional de Cabañeros. A diferencia del lirio de junquera, no tolera para nada la sal, el año pasado intenté con Rubén de Pablo una repoblación en el sureste madrileño y a pesar de elegir aparentemente un buen lugar, las plantas fueron muriendo por la salinidad del arroyo de los Migueles en Rivas.

Lirios de junquera en una pradera húmeda, de fondo el amarillo Tetragonolobus maritimus

    El lirio de junquera, Chamaeiris reichenbachiana, es muy ocasional, pero sabiendo donde buscarlo, llega a aparecer incluso en apretadas formaciones. Una de ellas la descubrí el año pasado, pero este año, la climatología no le ha sido favorable, pues a pesar de encontrarlo en floración (tras varias visitas), no era, ni de lejos, tan  masivo como el año anterior.

Increíble concentración de lirios de junquera recién "pasados"; este año no ha salido ni parecido
Ejemplar de arroyos salinos madrileños, hojas más claras y estrechas y solo una flor por tallo


            Es el lirio indicador de la buena salud de las praderas-juncales y de las llanuras de inundación, y en algún caso lo he visto crecer prácticamente sobre costra salina, como en el arroyo de la Cañada de Valdemoro en Madrid, de esto le vino el haber sido descrito como Iris spuria subsp. maritima. Creo que, finalmente, ha desapareció de las lagunas endorreicas manchegas. Afortunadamente hemos descubierto varias poblaciones en arroyos salobres madrileños, aunque una ha sido barrida con bulldozers del arroyo de los Migueles para urbanizar la zona, y me resulta bastante diferente del tipo, por lo que pienso que sí que puede haber una especie más marítima que la otra.

Detalle de la esquiva flor del lirio hediondo (perdón por el nombre)

            El lirio hediondo, llamado así porque huele algo mal al frotar fuertemente las hojas, de todo el centro peninsular que yo sepa, solo aparece en el extremo sur y occidental ciudarrealeño, en arroyos temporales y nacederos muy umbrosos y en alguna localidad alcarreña como el valle del Tajuña y muy probablemente aparezca también en bosques galería del Júcar y en la albacetense sierra de Alcaraz. En el norte peninsular es casi una "mala hierba" de los prados húmedos.


             La primera vez que vi este lirio fue, en gran cantidad, a la sombra de un rarísimo quejigar-avellanar; estaba sin flor y no lo reconocí, me llevé un esqueje y lo planté en un jardín, pasaron años hasta que un día abrí las ramas de la hortensia que los cobijaba y aparecieron las esbeltas flores de este lirio, dejándome absolutamente boquiabierto.

Grupo de patitas de burro Ginandriris sisyrinchium

          Los "patita de burro" (Ginandriris sisyrinchium) son abundantes en los suelos pobres y pedregosos de las dehesas andaluzo-extremeñas y llegan al extremo sur occidental de Ciudad Real y al extremo suroeste toledano. Florecen en lugares duros, secos e inhóspitos como un milagroso regalo de la tierra.


        A pesar de su pequeño tamaño son de una belleza enorme, destacando en una estación en la que el campo apenas empieza a barruntar la primavera. Podría ser que el calentamiento global esté detrás de la ampliación de su areal hacia el centro peninsular. Ya está a menos de 30km de Ciudad Real, hace años solo llegaban al valle de Alcudia.

Lirio de invierno, Juno planifolia

            El lirio de invierno Juno planifolia, no llega ni siquiera a asomarse a la primavera, en otra entrada exclusiva sobre ellos, ya conté que incluso los he visto en Ciudad Real a comienzos de diciembre, pero asoma por allí alejándose mucho de su meridional área de distribución. También y de mucho menor tamaño, salen en las calizas del Campo de Montiel.

Como todo el género Iris, aparece "barbado" el Iris lutescens

            La sorpresa de este año ha sido el lirio de loma, el calizo Iris lutescens, un lirio “barbado” que ya conocía del Maestrazgo castellonense, donde lo llamaban lirio de llomba. Me parecía increíble que entre las rocas calizas, en lo más seco y pedregoso pudiese crecer un lirio tan aparentemente delicado. En su área de distribución más oriental llega a hacer honor al nombre lutescens -amarillo- y suele tener dos flores (ex Iris biflora).


           Pero no se trata para nada, de una planta delicada ni crece, solo en esas regiones calizas de la iberia oriental. Gracias a Álvaro Nicolau me enteré de que existía en una zona caliza toledana, junto con otras rarezas basófilas como la orquídea Orchis italica. Gracias Álvaro por este regalo.


4 comentarios:

  1. la primera de las fotos es una delicia

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  2. Brillante entrada, muy ilustrativa y bien documentada. Las fotos, una maravilla.
    Gracias por este regalo.
    Nos vemos por el monte.
    Saludos

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  3. Magnífica entrada, estupendas fotos y bien documentada. Mi enhorabuena.

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  4. Extraordinario, Enrique, se aprende un montón con este artículo. Magnífico blog el tuyo.

    Y muchas gracias por identificar mis fotografías de la "patita de burro" en Las Villuercas.

    José Ignacio López Colón, 27 de octubre de 2014, Rivas-Vaciamadrid,

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