viernes, 30 de julio de 2021

Las Médulas por fín

 



      Esta entrada quizás solo sea una excusa para mostrar las fotos que hice en una excursión largamente postergada a la Las Médulas, en El Bierzo de León. Lugar ya clásico en el turismo de naturaleza y cultura, ejemplo de paisaje manipulado por el hombre, de quien pensamos que sólo en el último siglo ha sido capaz de transformar sustancialmente la superficie terrestre. Últimamente podrá haberse acelerado ostensiblemente esa alteración radical del medio natural, pero está claro que llevamos varios miles de años haciéndolo.



        Realmente hemos alterado tanto el planeta que hemos dado un cambio tan radical a las condiciones del planeta que llevamos varias décadas metidos en un nuevo período geológico, el Antropoceno. Esto viene dado porque geológicamente los cambios, los cortes temporales que suponen un cambio de período, han venido de la mano de un brusco cambio en las condiciones de vida del planeta, como la caída de un gran meteorito, una aceleración de la actividad sísmica,  cambios climáticos de importancia, etc., todo cambios dramáticos, y desde el punto de vista científico, hemos pasado un umbral, marcado por nuestra actitud y uso del planeta, una actitud que todavía no sabemos y, en general, preferimos no saber a dónde nos va a llevar.

Cueva de la Encantada y abajo la Cuevona

     He estado poco tiempo por esta zona, demasiado poco para sacar conclusiones demasiado claras o novedosas, pero, como de costumbre me voy con más ganas de volver de las que ya tenía. Algo sabía ya, pero revisando mapas y carreteando por ahí, he podido cerciorarme de nuevo que estamos ante una de las grandes áreas naturales peor conocidas y valoradas de la península. Empecé el viaje por Sanabria, con su lacustre reclamo turístico.


Pero el verdadero reclamo lacustre es el verdadero desconocido e ignorado de esta montuosa región que debió tener en la última glaciación la mayor “montera glaciar” o glaciar de montera de toda la península, es decir un pequeño casquete glaciar sobre un amplio conjunto montañoso de cumbres bastante planas o alomadas, y con lenguas glaciares centrífugas hacia los diferentes valles y cuencas hidrológicas, es decir hacia el Miño, hacia la cuenca del Cantábrico y hacia la del Duero. Esta región entre Sanabria y El Bierzo, entre la autovía de A Coruña y la que va a Ourense, podría estar la región de los mil lagos que tantos países nórdicos o alpinos proclaman poseer. Pocos lo saben, menos aún son los que han subido a los lagos más allá del de Sanabria, pero estos montes, que son muchos montes, atesoran lagunas en abundancia desde los 1400m hasta los 2000 o más. Siendo la Peña Trevinca y el Teleno las mayores cotas de estos montes.

No muy lejos de los imperantes castaños, madroños, carquesas, cantueso,...
No muy visible, pero es un gran alcornoque

A parte de esta constatación, me quedó claro el carácter mediterráneo de gran parte de la región, incluida esa parte suroriental gallega, cuyos castañares y carballedas, no ocultan la verdad de unas solanas con encinas y sotobosque de madroños y otros arbustos mediterráneos por mucha carquesa que haya también. Con muchas ganas me quedo de explorar las muy escasas áreas calizas gallegas que existen en la vecindad, otro hallazgo inopinado. Pero el verdadero protagonista de estos montes es el castaño, castaño que dirían que plantaron los romanos para dar de comer a la legión de trabajadores/esclavos que tenían. 


Zona minera menos espectacular y apenas visitada de las Médulas


La aparición de madera o frutos de castaño en ya bastantes asentamientos prehistóricos, me hace poner en duda tan generosa plantación, probablemente expansión, pero introducción de los castaños, no creo. Igual ocurrió con los olivos de Jaén, que quién plantó esos olivos, pues también se dijo que los romanos, o los griegos, pero más tarde alguien vino a demostrar que o ya los había o se injertaron púas del Mediterráneo oriental en acebuches o en olivos que ya existían en esas sierras subbéticas.




Otra prueba ineludible del carácter mediterráneo, por desgracia, la gran abundancia de incendios, incendios de verano, de pos-verano e incluso de inviernos cálidos. Es una pena, pero los montes están abandonados, aunque pueda sonar muy idílico a algún ecologista de sofá, eso de montes dejados a su suerte, no es nada bueno. 

Espeso castañar en una ladera de las Médulas

El monte hay que trabajarlo, tiene que ser vivido, usado, con sus caminos limpios, con sus prados despejados. Pero no es así, la propiedad privada también es un obstáculo a la eliminación de basuras o a la extracción de leñas o madera, incluso el ganado suelto serrano, tiene que ver con la desaparición de muchas vallas, para que puedan pasar a comer en más zonas aún.




En algunos pueblos de esta zona se están asentando colonias de gente joven, muy a menudo urbanita que intentar vivir aquí, y generalmente son obstaculizados y desanimados a continuar poblando algunos de estos montes. Craso error, la gente en el monte es casi siempre algo bueno, de hecho, estamos en una de las zonas con mayor abandono rural de España, salvo las zonas bajas o las zonas vinícolas que ahora están arrancando con fuerza debido a la buena calidad de sus caldos, ya sean mencías o godellos.


En medio del monte brillan los tejados de pizarra

Sobre el desastre minero romano que ahora parece bonito e interesante creador de nuevos paisajes, hay que empezar aclarando que aquello fue esclavitud, capitalismo puro y duro y un atentado ecológico de enormes proporciones (piénsese en la riqueza pesquera de esos ríos a los que llegaban salmones y lampreas y que daban de comer a tanta gente y tantos animales, y el destrozo ecológico o el destrozo social en la población autóctona que tuvo que ocasionar. Canteras y destrozos de montes que no solo se produjeron en Las Médulas sino en un área mucho más basta.



Pero no hace falta mirar al pasado, solo con aumentar un poco el visor de Iberpix o de Google Earth, basta para ver el enorme destrozo actual, con miles de hectáreas de entraña terrestre al aire, con pueblos colgados al borde de barrancos, con ríos que tienen que soportar la contaminación y la turbidez de una actividad minera sin límites. 


Al fondo puede apreciar el mordisco minero de una cantera, esta vez de piedra caliza, comparada con la minería de la pizarra o la del carbón, prácticamente no es nada en el paisaje

Si en la vecindad sur y suroccidental del Bierzo están las enormes cicatrices de la minería de la pizarra, en el noroeste del Bierzo, en los valles hacia Villablino y traspasando la frontera astur, aparece la minería del carbón destrozando las tripas de la tierra, mostradas a cielo abierto.

En la vecindad de Las Médulas, veáse tamaños compartivo, las cicatrices de la minería de la pizarra

Muchas de esas explotaciones monopolizadas por un solo cacique local que como otros “emprendedores” nacionales, nadie o, más bien todos, sabemos por qué no están entre rejas. Para colmo, estos personajes son los "referentes" para empresarios en ciernes que los ven como triunfadores  que salieron de la pobreza para convertirse en magníficos emprendedores y hombres hechos a sí mismos. Qué oportunidad perdida, qué mál ejemplo para un país y que desastres ecológicos que dejan a las generaciones futuras con las secuelas de esos supuestos buenos negocios económicos, con las cicatrices vivas de la tierra. Puede haber negocio con el mineral, pero antes, en la balanza, hay que contar con todo, incluso con lo dejas para el futuro.



A pesar de esas sombras que estoy contando, creo que estamos en una tierra con futuro, quizás bastante más que otras. El buen clima, la abundancia de agua y de recursos, la puesta en valor de su capacidad y diversificación agraria así lo apunta y además, todavía tiene población no emigrada y que disfruta de su tierra, gente además, bastante concienciada y amante de su terruño, algo que en otras partes parece no verse o incluso brillar por su ausencia. Qué ganas tengo de seguir conociendo los rincones gallegos, leoneses y zamoranos de estas desconocidas montañas.