miércoles, 31 de mayo de 2017

Por la Costa Murciana


        La subprovincia biogeográfica Murciano-Almeriense es una excepción africana en el sur de Europa, como ya comenté en otra entrada antigua. Antes se decía despectivamente de España que Europa comenzaba en los Pirineos, la realidad geológica es que África comienza en las Béticas, pues a nivel de placas, la micro-placa de Alborán está mucho más relacionada con la gran placa Africana que con la Europea y las Béticas tienen su extremo NE murciano.

La albaida Anthyllis cytisoides en flor y cultivos de almendros y algarrobos

        De la amplia gama climática que gozamos en nuestra piel de toro, ninguno tan extremo como el de esta esquina del sureste, aquí podemos disfrutar o sufrir, según se mire, de dos de las variantes del clima mediterráneo menos comunes en Europa, el piso bioclimático Termomediterráneo y más excepcional, el piso Inframediterráneo, ambas franjas altitudinales con su vegetación característica, aunque ambos afectados por una pluviometría intermedia entre lo semiárido, lo árido y, puntualmente, lo desértico.



        La lluvia no solo es escasa, sino que también es tremendamente irregular, baste el ejemplo del reciente año hidrológico (octubre-septiembre) que en la zona de Níjar este pasado 2015-2016 ha estado entorno a los 70mm. y que en lo que va de 2016 hasta abril de 2017 supera en muchos puntos los 300mm. y aún faltan la mitad (aunque la más seca) del año. 


Cistanche phelypaea una llamativa planta a veces arrancada para adorno

       La vegetación que encontramos aquí, obviamente es aquella capaz de soportar estas altas temperaturas y esas escasas e irregulares precipitaciones, mostrando todo un elenco de adaptaciones para ello.



        La zona en la que he estado unos días es la costera, la más alterada y afeada por nuestras crematísticas formas de tratar el medio natural; es decir urbanizando sin control o cultivando con aguas sacadas de la chistera. Los paisajes de plásticos, los chalets o las pistas desmoronando las cuestas de los montes que dan al mar, las ramblas llenas de basuras de todo tipo o las lamentables áreas periurbanas de cualquier municipio a medio camino entre un proyecto de urbanización de lujo o de vertedero.


        Siento decirlo, pero no se ha hecho ni medio regular en casi ningún punto, a no ser que nada se pudiese hacer, por tratarse de acantilados, arenales o zonas inundables. Incluso amplios glacis del pie de los montes que tenía por naturales, comprobé que habían sido transformados para antiguos y faraónicos proyectos agrícolas que por falta de agua se abandonaron.


La pinchuda Centaurea saxicola excepcionalmente al borde pedregoso de una playa

        Hace muchos años iba por cabo de Gata, pero las últimas veces ví que la figura de protección de Parque Natural casi más que proteger, que lo hace, lo que hacía era promover la urbanización en las zonas permitidas con un marchamo de calidad ambiental que no tendrían otras áreas, algo así como lo ocurrido y especulado con el flamante Parque Nacional del Guadarrama madrileño.



        Años más tarde y añorando esos temibles ultravioletas empecé a conocer el litoral murciano que precisamente no acaba en La Manga. Fue un acierto y aunque ya lo conozco, no me importa repetir y apurar esa línea costera tan espectacular.



        Este año las lluvias caídas, aunque llevamos ya más de quince días sin una gota y con temperaturas bastante por encima de la media, como todo el comienzo de abril a nivel nacional, el campo está espectacularmente florido, sobre todo en las áreas marginales de cultivos y ramblas. A pesar de ello, en apenas cuatro días de estancia se ha notado que al marchar quedaba todo bastante más seco que cuando llegué.


Farallones calizos al borde del mar

        La cobertura vegetal es mayor de la contemplada en otras ocasiones debido a estas lluvias, ha sido una pena el haber encontrado numerosas orquídeas recién pasadas, pero las laderas estaban cubiertas en muchos casos de amarillo de los jaramagos y en otros de morado, como ha sido el de la abundancia del gran Limonium caesium que embellecía numerosas postales costeras.


Grandes manchas moradas de la mayor de las acelguillas Limonium caesium

        Todo este tramo costero es muy variado y lleno de pequeños y grandes acantilados que en el entorno de la Bahía de Cartagena se hacen verticalmente espectaculares. Áreas difíciles de andar, por lo abrupto del terreno, su inestabilidad y los pinchos de la vegetación, desde las esparragueras a las rascavierjas Launea arborescens, ahora adornadas con todas sus flores que parecen sostenidas en una madeja de alambres de espino o las tremendas espinas del capítulo floral de la endémica Centaurea saxicola.



        En el entorno de Cartagena han quedado como figuras turísticas del pasado los restos de las numerosas baterías que aseguraban el mayor puerto militar de nuestro Mediterráneo, hoy convertidos casi en un parque temático con unas vistas espectaculares en unas montañas en las que hay que tener buenas piernas y equilibrio para andar por ellas, con una verticalidad que ha impedido que el urbanismo las afee más de lo que han hecho las baterías o las muy escasas pistas costeras.


Altos acantilados costeros rodean la bahía de Cartagena

        Uno de las más típicas figuras geomorfológicas, que también pueden verse en cabo de Gata, son las gredas sometidas a erosión diferencial. Son blandas rocas sedimentarias que contienen en su interior finas capas carbonatadas o lentejones de cantos y conchas de fósiles que poseen una dureza mayor que la del resto de la roca arenisco-margosa, usualmente de llamativos tonos amarillentos.



        Sobre estos materiales actúa la erosión con unos vientos constantes que, cerca del mal, acarrean arenas que van percutiendo en las capas bajas de estas laderas de greda, erosionándolas y haciendo resaltar las partes superiores o socavando aquellas protegidas por esas capas duras.



        El resultado es un relieve extra-plomado y de formas retorcidas que ha dado lugar a “ciudades encantadas”, además la facilidad de excavación también ha llevado a que desde antiguo el hombre creara cuevas y habitáculos, más o menos profundos en esta greda amarillenta. Lugares como las gredas de Bolnuevo son uno de los reclamos turísticos de la zona de Mazarrón.



     Estamos en una complicado contexto litológico, en el extremo noreste de los mantos béticos que en general posee una serie de capas, siendo silíceas las más interiores, formadas básicamente por micaesquistos y calcáreas las más exteriores, por si esto fuera poca complejidad se añaden fenómenos puntuales de vulcanismo.



      Esta mezcla es la que ha dado a toda esta región del sureste ibérico su legendaria riqueza minera que también ha sido una de las mayores fuentes de deterioro ambiental desde la más remota antigüedad, con la desaparición de los bosques, para entibar las galerías o para abastecer a la numerosa población trabajadora.



       Hasta hace bien poco uno de los últimos desastres ecológicos más sonados de la región fue el destrozo y avenamiento de la magnífica bahía de Portman, salida marítima de la gran región minera de La Unión.



        Parte de este legado minero, ahora en desuso ha creado un tipo peculiar de paisaje de gran belleza estética y posibilidades turísticas, el de los grandes taludes coloridos, las erosionadas balsas de decantación, la arqueología industrial o las montañas de escorias. 



       No conozco lo mejor que debe estar en los montes que rodean La Unión, pero los paisajes de las minas de alumbre de Mazarrón son marcianos, murcianos y formidables.


Perfecto cono volcánico asomando cerca de la costa

        La mayoría de las fotos que muestro son de mi gusto por las formas geológicas costeras, con algún cono volcánico marino, materiales de la zona interior bética y amarillentos acantilados de gredas. Las sierras que dan a la costa tienen que soportar un clima tan duro que andar por sus cimas y cuestas se hace complicado por la caída de bloques y la inestabilidad de un sustrato muy móvil a falta de suelo que lo aglutine y compacte.


Acantilado sobre materiales volcánicos

        Botánicamente es una época ideal, pero por desgracia no puedo hacer las excursiones que a mi me gustaría.


La extraña planta Halocnemum strobilaceum llega a hacerse masiva en ciertas vaguadas como:

        Veo cosas cerca de la carretera y me acerco a un especial saladar lleno una muy poco común planta arbustiva crasicaule, es decir, de tallos suculentos para poder adaptarse a la alta salinidad del suelo, es Halocnemum strobilaceum solo presente en contadas localidades donde llega a ser la vegetación dominante de esas vaguadas salinas junto con otra chenopodiaceas como:



 Arcthrocnemum macrostachium, Anabasis articulata  o diferentes tipos de suaedas o almajos.



        Siempre hay que buscar unos días para bucear en otros mundos, tenemos un país muy rico y variado, pocas personas logran tener de él un conocimiento profundo de esta diversidad que estos maravillosos lugares se hace tan patente.