Aprovechando al bueno de San Isidro Labrador nos hemos ido a la playa unos días y, como de costumbre, yo me he ido tanto para el agua como para la arena, pero no la arena del borde, sino a la de las dunas de más adentro. Como sabéis últimamente estoy bastante arenoso, me ha dado fuerte por este tipo de vegetación tan especial de la que llevo varias entradas.
Pero esta entrada tiene que ver con las arenas mediterráneo-levantinas, en concreto con las alicantinas, en una de sus mejores localidades, las dunas de La Marina que desde las salinas de Santa Pola al norte, van hasta la desembocadura del Segura y llegan a tener hasta más de dos kilómetros de anchura. También, por mi natural mesetario, visité unos arenales de interior, por los pelos pertenecientes a Albacete, en el término municipal de Caudete, aunque del conjunto, claramente alicantino, de los arenales de Villena.
Los pequeños arenales interiores de Caudete
Las dunas de La Marina, están estabilizadas desde antiguo por varias repoblaciones de pinares e incluso de eucaliptos o palmeras. En ciertos lugares se ve muy claro el aporte de arenas en las primeras dunas que se meten con empuje hacia el interior, formando, como en Doñana, los célebres “corrales”, donde las dunas, en su avance, van cercando zonas deprimidas interiores y comiéndose a los estáticos pinos que acaban sucumbiendo a su paso.
La arena comiéndose lentiscos y sabinas de una "mallada" interior a las dunas
Conocí este lugar hace ya muchos años. Se llegaba con el coche al borde del agua tras atravesar una línea continua de chiringuitos y casillas ilegales. Un día llegué y se había aplicado la Ley de Costas, encontré un paisaje post-bélico de casas derruidas y basuras al borde de la playa. Aquello no tardó en limpiarse y quedó una de las líneas de costa más limpia y natural del Mediterráneo levantino.
Años después, de los múltiples accesos hasta el borde de la playa, solo han permanecido un par de ellos en esos casi 10 km. de costa, con lo que al resto de playa había que llegar andando, lo que disminuyó algo el número de visitantes y exponencialmente la acumulación de basuras al borde de la arena. Como resultado final tenemos una de las mejores playas con un amplio cordón dunar en buen estado general que la separa de las no muy elevadas edificaciones turísticas del interior.
Aquí se pueden ver en un solo lugar todas esas figuras de protección dunares de los Hábitats Prioritarios de la red Natura 2000: dunas pioneras (2110), dunas móviles (2120) con Ammophilla arenaria, dunas fijas (2130) con Crucianella maritima, dunas fijas con vegetación anual (2230), depresiones intra-dunares (2190) y dunas completamente estabilizadas: ya sea (2240) con vegetación herbácea, (2250) con Juniperus, (2260), con vegetación esclerófila de Pistacea lentiscus, etc. o (2270) con pinares; todas estas últimas ya en transición a la vegetación zonal.
Echium sabulicola, Lotus creticus, Pseudorlaya pumila, Cutandia maritima en las dunas móviles
Por definición, toda la vegetación de las arenas, sabulícola o psammófila, como prefiramos llamarla, está protegida, por su rareza, su muy escasa representación territorial y su fragilidad. Pero la clasificación de Hábitats europea en el mundo mediterráneo peca de una gran indefinición. Por un lado los arenales interiores, a pesar de tener una clara vegetación sabulícola no están caracterizados adecuadamente en la legislación, bien por falta de estudios florísticos y fitosociológicos que las definan o por la escasísima representación territorial de comunidades en buen estado.
Campo dunar estabilizado con palmeras. Indicadoras del piso termomediterráneo semiárido
Por otra parte, están separadas arbitrariamente en arenas atlánticas (21) y mediterráneas (22); y lo digo, no porque no haya una clara separación entre ambos mares, sino porque aunque haya una geografía diferente, no hay una respuesta, ni climática ni vegetal acorde. No es lo mismo Almería que Coruña, pero entre Cádiz y Málaga o Huelva y Murcia, no lo es tanto. Ni siquiera hay una concordancia entre ambas clasificaciones en la secuencia dunar y vegetal de mar a tierra adentro.
Depresión intra-dunar con juncales, Hábitat reconocido por la Red Natura (2190), pero para el Atlántico
En la comunidad valenciana, las dunas son ya un bien escaso dada la galopante urbanización de la mayor parte de su costa. Ni siquiera las áreas más accidentadas se han salvado de la construcción. Pero la construcción en arenales siempre ha sido complicada, al igual que la contención de la arenas. Estos espacios y los humedales son los únicos espacios que se han salvado (parcialmente) de la construcción.
Campo dunar con la línea blanca de las torres turísticas de Santa Pola al fondo
Al ser una comunidad relativamente “rica”, algo se ha invertido para compensar tanto desastre medioambiental. Valencia cuenta con la mejor red de micro-reservas de toda España y es pionera en la conservación de sus ecosistemas playeros, siendo típico el acceder a playas, relativamente congestionadas en verano, a través de pasarelas de madera que salvan los primeros cordones dunares y su vegetación.
Pasarela para salvar las dunas cerca de la desembocadura del Segura
Algunas de esas actuaciones son visibles en estos arenales santapolenses, siendo recomendables los recorridos habilitados por medio de pasarelas, inmediatamente al sur de las salinas de Santa Pola, donde podemos ver claramente el tránsito de ecosistemas marinos a lacustres a través de buenos cordones dunares, con un variado elenco florístico que va de lo halófilo a lo sabulícola.
Arcthrocnemum macrostachyum, al pie de las dunas y al borde de las salinas de Santa Pola
Tras la zona arenosa más móvil, aparece otra más estabilizada que no lo es tanto como se puede comprobar con los numerosos pinos enanizados que están siendo colapsados por la arena. A partir de aquí aparecen depresiones intradunares, unas secas y otras con restos de aguas temporales y vegetación higrófila y salina. Finalmente viene un amplio campo dunar ya estabilizado colonizado por el pinar, a veces de carrasco y otras de piñonero.
Pseudorlaya pumilla, presente tanto en la costa como en los arenales de interior
No es raro encontrar palmeras; el palmito Chamaerops humilis aparece aisladamente, pero hablo de palmeras de verdad, del género Phoenix, pues no me atrevo a decir que todas son palmeras canarias pues se cree que en estos medios arenosos y en algunas escarpadas ramblas del sureste quedan ejemplares de la palmera española Phoenix hispanica, una palmera que aparece en los registros fósiles de yacimientos de la costa del sureste y que se ha reconocido (por sus dátiles menores y otras características) en algún campo dunar como éste.
Palmeras sueltas entre las dunas móviles y el pinar. Launaea fragilis en primer término
Es difícil, por no decir imposible, encontrar una catena vegetacional en perfecto estado en estas playas que muestre la perfecta sustitución de especies y comunidades desde el borde del agua hasta lo más alejado de la influencia marina. El efecto del pisoteo y la dura historia reciente, lo hacen muy difícil; aun así, se aprecia una buena diversidad de especies. Yo me las prometía muy felices, dada la meteorología favorable de esta primavera, pero las lluvias no han llegado a esta zona y está todo achicharrado; no hay ni rastro de los terófitos, de las anualitas que yo pensaba encontrar por aquí. Adiós Maresia nana y otras, ya nos conoceremos en otra.
Silene ramossisima llena de arena por el viento marino y por su viscosidad
En los ecosistemas costeros existe una franja que no se aleja mucho de la costa que es el área influenciada por los vientos marinos que aportan humedad y salinidad, es la "maresía", algo que los arenales de interior nunca tendrán. Esa influencia marina hace que las plantas de tengan que adaptarse a esa salinidad, apareciendo plantas halófilas o plantas con adaptaciones típicas de éstas, como la carnosidad, la retención de líquidos para poder competir con el agua del suelo con las sales, las cutículas duras y brillantes, etc.
Cakile maritima en la vanguardia playera aprovechando la nitrificación aportada por el mar
La primera franja arenosa, apenas tiene vegetación; es la más pisoteada y tapada por toallas o hamacas. Es la más alterada por lo aparecen plantas nitrófilas comoe Cakile maritima o Salsola kali, siendo menos frecuente encontrar el cardo marino Eryngium maritima o el lirio marino Pancratium maritimum.
Hojas acintadas del lirio marino Pancratium maritimum con un huésped
La segunda línea arenosa, sigue siendo móvil, pero menos que la primera. Al haber sido el lugar en el que estuvo durante años la línea de chiringuitos y casetas, lo que describo es lo que queda de ella. Aunque sea el área de la bella gramínea Ammophila arenaria, aquí es dominante el “casi matorral” de Lotus creticus que estabiliza la arena al punto de que por erosión y movilidad de la arena, la mata queda resaltada en alto.
Dunas en resalte gracias a la protección de las matas de Lotus creticus
Su abundancia y la presencia de la Centaurea seridis subsp. maritima denotan alteración del medio, lo que no va a faltar en un lugar turístico. Aquí también se ven rodalillos de la juncácea Scirpus capitatus y plantas de Echim sabulicola, Silene ramossisima, Pancratium maritimum y mucha Pseudorlaya pumila.
Ammophylla arenaria y Lotus creticus florido entre la arena movida por el viento
La tercera franja de playa ya corresponde a grandes dunas mayormente estabilizadas. El elenco florístico se incrementa y se entrevera con la anterior, apareciendo aquí Crucianella maritima, Ononis ramossisima, Teucrium dunense (que no ví), Helichrysum stoechas, Launaea fragilis, etc.
Crucianella maritima abunda donde ya se empieza a estabilizar la arena
Entre esta tercera franja arenosa y los pinares de las dunas ya fijadas y en lo claros de ambas franjas, aparece la vegetación anual (terofítica) de la Malcolmietea, Hábitat 2230. Es una vegetación solo apreciable después de las primeras lluvias primaverales o de fin del invierno, son pequeñas plantas como Malcolmia sp.*, Maresia nana, Pseudorlaya pumila*, Loeflingia hispanica*, Silene littorea, Erodium laciniatum*, Polycarpon tetraphyllon* y pequeñas gramíneas como Corynephorus fasciculatus*, Cutandia maritima, Desmazeria hemipoa o Vulpia membranacea* entre otras.
Centaurea seridis subsp. maritima aparece en las primeras dunas si están algo alteradas
Esta vegetación anual coincide en muchas especies (*) con la vegetación anual de dunas del interior peninsular que solo pueden prosperar sobre lechos arenosos.
La vegetación autóctona arbustiva queda en las últimas arenas antes de las repoblaciones
Las grandes dunas ya completamente fijadas por el pinar sería la última franja a tratar. En sus escasas representaciones fuera del pinar dominante, están colonizadas por una alto matorral de lentiscos Pistacea lentiscus, sabinas moras Juniperus phoenicea subsp. turbinata, efedras Efedra dystachya, albaida Anthylis cytisoides, etc.
Efedras, lentiscos y pinos contribuyen a estabilizar definitivamente las arenas
Intercaladas entre estas últimas franja, existen depresiones intradunares (Hábitat 2190) que en algún punto llegan a dibujar pequeñas lagunejas o juncales halófilos, son las “malladas”, por la forma de corralillos que tienen y porque en un pasado más ganadero, era de los pocos sitios en que podían comer las ovejas. Aparecen todo tipo de juncos tolerantes con la sal y tarajes.
Mallada o depresión interior con juncales y vegetación higrófilo-salina
Aquí también son abundantes las acelguillas como Limonium cossonianum, junto con gramíneas y carrizos. Podemos ver, aprovechando la salinidad pequeñas anualitas crasicaules como Messembryantemum cristalinum y el más rojo M. nodiflorum, Salicornia ramossisima o Suaeda splendens y también la amarilla parásita Cistanche pheliphea.
Limonium cossonianum en las depresiones salinas interiores a las dunas o sus bordes
Messembryanthemum cristalinum, aunque su congénere M. nodiflorum teñía de rojo grandes áreas
Los arenales del interior alicantino sí que tienen unas características propias diferentes a otros tipos de arenales, tanto costeros como otros interiores.
Al pie de la sierra del Cuchillo se acumula la arena remontante de los Arenales de Caudete
En algunos casos llegan a coincidir con especies de las partes más internas de los campos dunares marinos, pero las peculiares condiciones micro-climáticas y la mayor influencia edáfica, hace que algunas especies se hayan adaptado a estas condiciones, de tal manera que se han separado de las originales. Es decir, han especiado, se han adaptado perfectamente a este entorno, también arenoso pero más continental, sin la influencia de la maresía y la templanza del mar.
Helianthemum guerrae, un endemismo de los arenales del sureste
Destacan en estos arenales plantas tan especiales como Helianthemum guerrae, Sideritis chamaedryfolia o la bellísima Linaria depauperata subsp. hegelmaieri; estas tres, junto a Orobanche tunetana, son exclusivas de este tipo de arenales de interior. También hay otras especies comunes con la costa como Teucrium dunense, Maresia nana o Pseudorlaya pumila. No me fue difícil encontrar las primeras pues dada su escasez y especificidad, deben estar en algún programa de seguimiento y se encontraban marcadas para su mejor localización.
La escasa Sideritis chamaedryfolia propia como la anterior de este tipo de arenales
Linaria depauperata subsp. hegelmaieri, como la Sideritis y el Helianthemum, es un muy escso endemismo de Alicante con un par de localidades en Murcia y otra en Albacete. Antes conocida como Linaria arabiniana es una flor bellísima que puede ir del amarillo con rallitas rojas al rojo con rallitas amarillas.
Linaria depauperata subsp. hegelmaieri
Son unos arenales sumamente pequeños, también debido al mordisco continuo de la agricultura o a la explotación de las arenas para el boom urbanístico desde los años 60. Se formaron en épocas más áridas, más incluso que en la actualidad; con unos vientos dominantes de origen marino.
Sideritis chamaedryfolia, Romero, Romerina (Cistus clusii), Helianthemum syriacum, etc.
Como el interior está formado por multitud de sierras (la esquina nor-oriental de las sub-béticas) que separan el mar de la meseta, muchos de estos arenales actualmente son remontantes, escalando las faldas de esas serretas, y mezclándose con la vegetación zonal que los rodea o interfiere en ellos.
Chaenorrhinum robustum
Los arenales de Caudete son una micro-reserva de Castilla la Mancha en pleno dominio levantino, apenas tienen unas pocas hectáreas. pero su elenco florístico le ha hecho merecedor de esa categoría. En Caudete, casi nadie tiene idea de que exista esa joyita natural en su municipio, quizás es que allí están rodeados de bellas sierras, lagunas saladas y una naturaleza más exhuberante que la aparente aridez que creen reconocer los viajeros que van a la playa, aunque sea para tumbarse en unas de las arenas más áridas de toda la costa española.