jueves, 14 de junio de 2012

CTC de Coslada: Un paraíso botánico entre naves industriales y escombreras


         Hace un par de meses colgué una entrada rápida sobre un lugar con una riqueza botánica impresionante en un lugar absolutamente impensable, desde el punto de vista de su integridad natural. Esa entrada vino motivada por la urgencia de poner en conocimiento de todos el peligro inminente de urbanización de esta inclasificable localidad botánica.

En el solar, cerca de las vías aparecen unas espigas poco comunes fuera de los sembrados

         Se trata de unas escasas hectáreas en un entorno urbano-industrial a las afueras del municipio madrileño de Coslada, al este de la capital, casi en la línea de aterrizaje de los aviones que llegan a Barajas. Este lugar ya estaba en nuestro “cuaderno de campo” (véase el blog de Javier Grijalvo). Pero como otros tantos lugares interesantes botánicamente con alguna valiosa joya, era preferible mantenerle en su pacífico anonimato. Hace unos años hablando con Juanma Martínez, el botánico que mantenía esta localidad en estudio y a buen recaudo, le pregunté, como mejor conocedor botánico de toda la región este de Madrid en sentido amplio, por su localidad botánica preferida. Me dejó perplejo al no remitirme a ningún cañón escondido,  ignoto quejigar o sierra perdida, sino a un descampado en el entorno industrial madrileño.

Tras un sofá desvencijado un gran Astragalus alopecuroides

         Pero desgraciadamente en este Madrid nervioso y voraz, en este desrregularizado Rincón de Espe, nada permanece libre de peligro. Y en efecto, a pesar del abandono de naves y locales en polígonos, a pesar de la contracción de los procesos urbanizadores, estas hectáreas libres del Puerto Seco del Centro de Transportes de Coslada (C.T.C.), fueron adjudicadas para la creación de un centro logístico de la empresa farmacéutica COFARES. Se plantó un cartel en la parcela y la entrada de máquinas era inminente.

El magnífico solar, a nivel botánico, adquirido por la empresa COFARES

         Las acciones emprendidas por asociaciones ecologistas (Ecologistas en Acción, ARBA, Jarama Vivo, GRAMA, El Soto, etc.), asociaciones vecinales y de todo tipo, promovidas por Juanma, Javier Grijalvo y numerosos científicos e Instituciones han parecido tener cierto efecto con la ralentización del proceso urbanizador. A pesar de todo, hace poco aparecieron vertidos de escombros y basuras en el interior de la parcela, a pesar de la vigilancia por parte del Ayuntamiento de Coslada, que parece estar más interesada en que no se metan “ecologetas” a que se tiren escombros y basuras en su interior.

Cynara tournefortii rodeada de escombros

         Esta parcela como ya comenté en la entrada express, contiene joyas botánicas que ni siquiera están en la lista roja de las especies madrileñas en peligro, por la total ignorancia sobre su existencia madrileña, por la escandalosa falta de actualización de dicho catálogo o porque hacía más de 150 años que no se veían en Madrid. Aquí está la única población madrileña de Malvella sherardiana y una de las dos del cardo gigante (más bien alcachofa) Cynara tournefortii , también aparecen las muy raras (al menos en Madrid), Convulvulus humilis, Teucrium spinosum, Klasea flavescens, Geropogon hybridus, Scolymus maculatus, Minuartia hamata, etc. y otras poco corrientes como, Silene muscipula, Astragalus scorpioides, Astragalus alopecuroides, etc. Pero hace poco se ha determinado con rotundidad una gramínea, aquí y solo aquí abundante, el trigo originario de nuestro trigo del pan, Triticum boeoticum, una planta de Turquía y algunos puntos del extremo suroriental de Europa.

El bello Geropogon hybridus en una de sus escasas localizaciones madrileñas

         ¿Quién puede creerse esto viendo las inmensas escombreras, obras, vías de tren y demás incongruencias que rodean a estas pocas y atormentadas hectáreas?
         La explicación sobre la presencia de estas especies parece estar en la poco común combinación litológica de estos terrenos donde aparecen interestratificados lentejones de sílex, capas finas de sepiolitas, de dolomías, de arenas, etc. pero el material principal son arcillas verdes. A nivel geológico estamos en una zona de contacto o transición entre la Cuenca sedimentaria de Madrid y el final de la rampa de la sierra, en un punto en que la gran variedad de facies laterales de borde de la Cuenca de Madrid tiene una originalidad, por así decirlo “planetaria”. Estamos en uno de los pocos puntos de gran abundancia de magnesio, que da su personalidad bioquímica a las poco comunes arcillas verdes y a las menos corrientes aún sepiolitas, mostrando éstas aquí su mayor concentración mundial, muy explotadas en la vecindad, en Vicálvaro, lugar que probablemente, junto con la hoy inexistente localidad botánica clásica de El Cerro Negro, en Vallecas, poseería un tipo de vegetación parecido. De hecho muchas de las extintas citas de esta localidad clásica han “resucitado” en el CTC de Coslada.

Cynara tournefortii, una alcachofa silvestre escasísima, la joya de Coslada

La presencia del magnesio, que hace que aparezcan ciertas plantas ligadas a este mineral, es una incógnita geológica que trae de cabeza a los científicos, al parecer es condición indispensable para estas acumulaciones, la existencia de fenómenos volcánicos junto con una gran acumulación de sales. La segunda parte se cumple pero la primera solo podría haber ocurrido por medio de manifestaciones hidrotermales, la única teoría, hoy por hoy, algo convincente.

Klasea o Serratula flavescens, una planta dependiente del magnesio

También hay que valorar el paso de una cañada real, foco de movimiento de especies por medio del vector ganadero, como me hizo ver claramente una vez Gilfer, mostrándome en una cañada principal, cerca de su Cabañeros, el cervuno Nardus stricta, impensable en Ciudad Real, traído, sin duda alguna, por el ganado. También hay que considerar el largo abandono de la explotación agropecuaria de estos terrenos en perpetuo “barbecho industrial”. El estar rodeado por terrenos industriales antiguos, las líneas de tren, con sus servidumbres, terrenos accesorios y expropiados; las zonas mineras vecinas, los solares destinados a escombreras, etcétera, ha propiciado que muchas superficies gozaran de una “libertad vegetal”, libre de presión, nada común en nuestras tierras.

Malvella sherardiana entre lascas de sílex

Más difícil de explicar parece ser la existencia del ancestro de nuestro trigo, un trigo de Asia Menor. Aquí me marco mi propia teoría: Esta región Madrileña es de las pocas de España en las que el sílex es un material abundante. Hace pocos años al abrir las trincheras para construir la M-50, en el estudio de impacto arqueológico se trabajó en uno de los yacimientos, relativamente comunes por aquí, de restos de una explotación neolítica del sílex, en Casa Montero, la parte de Coslada más cercana a Rivas. Las conclusiones fueron sorprendentes, estas gentes se dedicaban a la extracción, industria y comercio del sílex, actividad  confirmada con la aparición de materiales y productos del este del Mediterráneo y de otros lugares peninsulares. Por mi parte, incluyo este trigo arcaico entre las mercancías objeto de comercio y posterior uso en esta zona, de la que no salió con éxito por competir con otras costumbres nutricionales locales y por la posterior hegemonía de otros trigos de mayor provecho.

Trigal de trigo primigenio, Triticum boeoticum, una singularidad botánica a nivel europeo

Esto hablando de plantas, pero la riqueza entomológica de este lugar no se queda al margen, apareciendo especies muy poco comunes, en las que ya no estoy tan versado como para atreverme con los datos.
El planteamiento de Ayuntamiento y Comunidad, es quitarse de encima “la papeleta”, proponiendo un traslado de las especies en peligro al vecino Parque del Sureste de Madrid, pero sería tan absurdo como intentar trasladar las arcillas verdes y esa rara mezcla de materiales. Además la Comunidad acaba de mostrar su total ineptitud en la protección de especies en peligro, ya que propuso el traslado total de plantas a Parque Sur en Leganés, donde estaba la otra población madrileña de Cynaras; pues bien, esta población acaba de ser recientemente “barrida” con los trabajos de desbroce con tractor por la empresa TRAGSA, a pesar de estar las plantas protegidas y convenientemente señalizadas.

Astragalus hamosus

Todo pasa por dar valor a lo que lo tiene y hacer de este lugar una Micro-reserva. Solares industriales hay hoy en día para elegir, incluso una empresa farmacéutica ganaría en publicidad más que con cualquier otro tipo de campaña si supiera poner en valor su ejemplar acción realizada sobre tan importante localidad botánica. También se han llevado a cabo, por lo que veo, trabajos de inventariado, marcación y limpiado-aislado de las plantas, pero creo que está teniendo un efecto adverso, con un mayor pisoteo y secado al retirarles la protección de otras especies.

Cynaras medio secas tras ser inventariadas, controladas y "limpiadas"

Estos días en el Jardín Botánico de Madrid se muestra la Exposición “Por qué hablamos de Descampados”, instalada después de años de trabajo de prospección e investigación por parte de: Juan Manuel Martínez, Andrés Revilla, Javier Grijalbo y Emilio Blanco. En ellas se muestra claramente el importante papel jugado por estos tortuosos espacios libres en la ecología de nuestras ciudades y extrarradios. Una exposición importante y sorprendente que culmina botánicamente en lugares como el CTC de Coslada. Felicidatarles a todos ellos y darles las gracias por intentar abrirnos los ojos sobre una realidad que se nos escapa de las manos.
Parece que queda lucha para rato, esperemos que las apelaciones a las autoridades europeas y a la empresa COFARES, rindan finalmente los frutos que todos deseamos.

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