domingo, 30 de abril de 2023

Incineradora de Valdemingómez

 


    Creo que ya lo comenté en otra entrada de este blog, la manera en la que nos deshacemos de nuestras basuras es la que marca claramente nuestro nivel de desarrollo, la calidad de nuestra cultura o lo avanzado de nuestra civilización. Solo hace falta ver las afueras, los arrabales de cualquier gran ciudad del mundo, para comprobar realmente la validez o el buen hacer de esa ciudad o por extensión, de ese país. Si lo encontramos llenos de basuras, de solares acumulando desechos, de caminos atestados de montoneras de cascotes en sus cunetas, estamos claramente, en un país tercermundista, por usar ese reductivo e imperfecto ranquin anglosajón. Desgraciadamente, basta acercarse por los aledaños de cualquier ciudad española, al menos, del tercio norte para abajo, para poder afirmar, a las claras, que los españoles somos tercermundistas, aunque nos vendamos o presumamos de primermundistas o como nos consideren otros países o ránquines.

Sacas medio rotas con las cenizas tóxicas procedentes de la incineración

         En las civilizaciones antiguas, agrícolas, las que venimos llamando “atrasadas”, las basuras servían para darnos de comer por medio de su aprovechamiento en el abonado y fertilización de los campos y huertos que les alimentaban a ellos o sus animales. Hemos logrado salir de ese atraso y ahora, ya más civilizados, hemos conseguido que nuestras basuras nos envenenen, aumenten nuestros cánceres y enfermedades de nuevo cuño o hagan improductivos nuestros contaminados suelos de la vecindad de los vertederos.


Concentración en el Ensanche de Vallecas, previa a la larga marcha de protesta 2022

         Como la muerte, la pobreza o todo lo que consideramos feo, apartamos de la vista los lugares que dedicamos a estos “sucios” menesteres, hasta tal punto que muy poca gente tiene una idea espacial o una imagen siquiera, de cómo son en realidad, los lugares a los que van destinados nuestros propios deshechos caseros que generamos diariamente. Muy pocos tienen una cierta idea del ciclo de la supuesta desaparición de lo que compramos o consumimos diariamente, bueno, también hay que decir que es triste que tampoco tengamos una idea relativamente precisa de cuál es el ciclo de los productos hasta que llegan al lugar donde los adquirimos. Estamos en la sociedad del no mirar, usted no tiene que preocuparse por nada, nosotros nos encargamos de todo, usted solamente cumpla pagando sus impuestos y siendo un mero consumidor, allá penas.


Final de la marcha de  2023 delante de la incineradora de Valdemingómez

         Así nos va, hemos hecho dejación de funciones o incluso dejación del seguimiento de esas funciones que otros hacen por nosotros y el tratamiento de las basuras se ha convertido en un negocio, en un buen negocio, a veces legal y otras no tanto, y por supuesto, la gran mayoría de las veces en ese estrecho límite de lo legal, pues en apurar esa línea es donde está la rentabilidad económica. Recuerdo mi asombro en una conferencia en Daimiel de Domingo Jiménez Beltrán, exdirector de la Agencia Medioambiental Europea, donde señaló que, claramente, el futuro del planeta estaba en el uso de energías limpias y, sobre todo, en la buena gestión y reciclaje de nuestros deshechos.


Infografía del tratamiento e incineración

     Las basuras no se tiran o se queman, se "valorizan", bien por las labores de recogida y de tratamiento, bien por el reciclaje o por medio de la producción de energía con su incineración, aunque lamentablemente hay estudios que atestiguan que simplemente se queman y no en pequeñas proporciones. A las grandes empresas, muchas de ellas filiales de grandes constructoras, se unen algunos particulares sin escrúpulos, que a precios más asequibles y sin tantas exigencias legales ni condiciones, consiguen deshacerse de basuras de maneras más bien misteriosas, por no decir de verdaderos atentados ecológicos.


La basura llama a basura, las cunetas tienen kilómetros de residuos

         Usualmente, surgen todo tipo de sinergias y usos compartidos en los grandes espacios dedicados a estas labores, por lo que esta industria, por llamarlo así, tiende a concentrarse en determinados lugares, con los distintos tratamientos en parcelas vecinas, colindando lo público con lo privado, y lo privado legal con lo privado ilegal, con solares en abundancia y todo tipo de situaciones marginales, estalajes y sombrajos. El ejemplo perfecto de una megalópolis de la basura es Valdemingómez en Madrid, en un entorno rodeado de grandes e impactantes infraestructuras, aunque con terrenos de buenos valores naturales en su vecindad, como el Parque Regional del Sureste, se desarrolla el gran Parque Tecnológico de Valdemingómez, con multitud de naves y grandes solares particulares para tratamientos de basuras varias.


Plano de Parque Tecnológico de Valdemingómez


         Una de esas empresas ilegales de basura, fue responsable de que medio Rivas-Vaciamadrid pasara una semana de ola de calor con las ventanas bien cerradas a primeros de julio de 2015. Un incendio subterráneo, estilo al famoso incendio subterráneo de turbas de Daimiel de 2009, soltando gases tóxicos por conejeras y grietas del terreno al oeste de la autovía de Valencia durante una semana entera. Pero es el pan nuestro, hace un par de semanas, el 15 de abril de este 2023, asistimos a un gran incendio en una nave de acumulación de materiales en el centro de tratamiento de Las Lomas. 

 


     Para colmo y pobrecitos los que allí viven, ahí está la Cañada Real Galiana, usurpada no solo por los que no tienen mejor lugar donde vivir, sino por muchas de estas empresas surgidas al socaire del vertedero. A los gases y humos medio legales, se une la quema de residuos de la cañada, pues no tienen ninguna recogida ni limpieza y cuando la basura se acerca al medio metro, siempre hay alguien que prende para limpiar con fuego; incluso hasta hace poco eran comunes en esta zona las quemas de cable de cobre, para recuperar este preciado metal. Los venenosos humos de la incineradora huelen poco, el olor característico de esta área se refiere a estos numerosos incendios, y desde hace más de dos años, tras el inhumano corte de suministro eléctrico a estos miles de personas, se les une el humo de los numerosos generadores caseros de electricidad.



         Lo ilegal da para mucho, pero vamos con lo legal, que ya es bastante y malo, muy malo, hasta el punto de que al menos en el área de Rivas Vaciamadrid más cercano a la carretera de Valencia, el número de cánceres y enfermedades raras es mucho más alto que el de las zonas más alejadas de Valdemingómez, al igual que les pasa a los propios trabajadores del PTV. Veo muy difícil negar la evidencia, sé de demasiados casos de bloques de pisos, donde el número de personas muertas o afectadas es intolerablemente alto y la verdad es que la rosa de los vientos no hace más que confirmar la prevalencia de vientos dominantes procedentes de Valdemingómez. 



    Por eso han surgido colectivos tales como Rivas Aire Limpio o la Plataforma Incineradora No, para luchar por el cierre de esta incineradora o, al menos, que se cumpla escrupulosamente la legalidad y las mediciones reales sobre las emisiones o la afección a elemento vivos del medio o a las personas del entorno. Esta lucha no es nueva, aquí hay mucha gente que lleva moviéndose desde casi 35 años cuando se inauguró la incineradora en 1993, tras muchas movilizaciones, cortes de la carretera de Valencia, etc., para intentar impedirlo y que no siga 30 años más.


Marcha para tratar de impedir la instalación de la incineradora en 1993

         Hemos convocado a numerosas sesiones informativas con el apoyo de expertos, médicos, científicos que desinteresadamente se han ofrecido para apoyar la lucha contra la incineración, en Rivas llevamos ya tres marchas de San Cinerato, desde Vallecas Villa se han organizado varias manifestaciones multitudinarias, desde el Ensanche de Vallecas se han organizado tres marchas hasta la Incineradora, contando con una muy buena asistencia a pesar de los 14 km andando por los campos vallecanos. En las puertas de la Comunidad de Madrid en Cibeles han tenido lugar numerosas protestas e incluso la creación de la misma Plataforma Incineradora NO. 


Concentraciones varios años consecutiva a la puerta de la sede de la CAM en Cibeles

      De la comunidad de Madrid solo se ha recibido la callada por respuesta, el anterior ayuntamiento de Madrid prometió el cierre de la Incineradora antes de 2025, pero el actual, no tiene la menor intención y eso que, por otro lado, está promoviendo la construcción de 150.000 viviendas en las inmediaciones más cercanas a la Incineradora. Incluso el supuestamente progresista ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid hace oídos sordos a este asunto, pues no quiere que se estropee su buena imagen de ciudad idílica y ecológica o que se puedan devaluar los precios de los inmuebles, por encima de la salud de sus ciudadanos.


Operaciones urbanísticas en curso en la vecindad de la Incineradora

         La incineración no es la solución, pero es una solución fácil y rentable, para quien tiene que hacerlo o buscarle beneficio, si es que no se tienen escrúpulos, pero es la peor solución a nivel ecológico y una fuente de sustancias peligrosas para el aire que respiramos. Recomendar la lectura de la novela Estramonio del italiano Ugo Riccarelli del ya lejano 2003, donde se trata de la vida de un barrendero y del negocio de la incineración.


Los tóxicos duendes humíferos de Valdemingómez

         Llevamos muchos años luchando contra la incineración de residuos, no solo en Valdemingómez, sino apoyando cualquier otra lucha a lo largo del país, no pedimos que se lleve a otro sitio, que se deje de castigar al sureste madrileño, pero no deseamos una incineradora ni cerca de la casa de nuestro peor enemigo. El humo, los contaminantes liberados al aire a esas alturas, no entiende de fronteras, se va acumulando y aunque, como reconocen estudios del Hospital Carlos III, lo peor se lo lleven los que viven en un radio inferior a los 5 km de una incineradora, estos contaminantes afectan a toda nuestra atmósfera.


Dentro del radio de acción y fijándonos en la rosa de Getafe (Fte. Meteoblue)

     Los olores, abundantes, provenientes de plantas de compostaje o también de biometanización, no son lo peor, incluso en ese crisol de experimentación química que es un horno de incineración a altísimas temperaturas (hay una norma fácilmente incumplible de no superación de los 800°C), es difícil controlar o medir todas las partículas generadas en estos procesos. La dificultad de medir, qué productos medir, cuándo, cómo, etc., son motivos de discusión cuando no de manipulación. Lo exigible, por ahora, son las mediciones de dioxinas (procedentes de la quema de plásticos), los furanos, las partículas de ciertos tamaños PM(n), o los pfas o sustancias "eternas". Simplemente que se cumpla la ley o que se adapte a los nuevos conocimientos sanitarios y, por supuesto, que se midan en continuo. 



     Pero aun así no interesa estudiar escrupulosamente estas emisiones y menos, la de sus efectos en la salud de los vecinos, el negocio es el negocio. Recientemente ha salido un informe de Toxico Watch promovido por varias organizaciones ecologistas y vecinales, los datos son claros, pero el ayuntamiento no lo reconoce por razones de método, incluso reconociendo contaminaciones innegables, se acoge a la dificultad de atribuirla a Valdemingómez. El negocio de pocos parece, de nuevo, prevalecer sobre la salud de muchos.


Marcha de 14 kms a Valdemingómez para denunciar su precariedad e incumplimientos

     Quizás sea un poco largo, pero todo queda resumido en un manifiesto como este que sigue, leído al borde del talud de sacas rotas de cenizas (otra de las flagrantes chapuzas concurrentes en estas instalaciones) provenientes de la incineración, bajo la torre de dispersión de la Incineradora, tras una larga marcha de siete kilómetros que no dudaron en recorrer personas desde muy mayores hasta muy pequeñas, para mostrar el apoyo a esta lucha vecinal. Ojo a todos los posibles compradores de pisos en los próximos Desarrollos Urbanísticos del Sureste, este es el panorama que os vais a encontrar y del que no os van a hacer una maravillosa infografía quienes os los vendan.

 


 

Comunicado de la 4ª Marcha por el Cierre de la Incineradora de Valdemingómez 2023


No quieren cerrarla, pero no vamos a parar hasta conseguirlo

El Ayuntamiento de Madrid se ha quitado definitivamente la careta con la Incineradora de Valdemingómez. Recientemente ha enviado al Consejo Social de la Ciudad y a los grupos municipales un borrador de estrategia de residuos que refleja sin ambages sus planes de preservar la incineradora, en el que se dice textualmente que se propone un “Nuevo contrato en la planta de Las Lomas que mantiene la capacidad de incineración actual a partir de 2025”.

Esta declaración equivale a perpetuar la incineradora funcionando a pleno rendimiento, hasta 2030 o más allá, igualando o superando los máximos históricos de incineración. Es decir, que el alcalde José Luis Martínez Almeida quiere que la Incineradora siga quemando unas 330.000 toneladas de residuos al año, a escasos dos kilómetros de nuestras casas.

Argumentan su decisión en un, más que cuestionable, futuro crecimiento de la población de Madrid y en la mayor generación de residuos vinculada al aumento del consumo, sobre el que han renunciado a influir. En realidad, no renuncian porque nunca han pretendido que se reduzca la generación de residuos. No olvidemos que es un gran negocio para una serie de empresas que tienen repartida convenientemente la explotación de las distintas plantas que componen el Complejo Tecnológico de Valdemingómez.

Sólo la incineradora nos costó a las madrileñas y madrileños en 2019 la friolera de 27.254.794,18 €, a razón de 53,75 €/tonelada. Con un gobierno municipal postrado a los intereses empresariales, parece evidente que nuestra salud les resulta algo secundario y canjeable por un buen acuerdo de colaboración público privada, de esos que tanto les gustan.

Y es que Almeida y el delegado de Medio Ambiente, Borja Carabante siempre han querido que la incineradora siguiera operando a pleno rendimiento, costase lo que costase y de la forma que fuese, con o sin estrategia, con o sin contrato. Poco les importa que el único estudio epidemiológico realizado por el Ayuntamiento de Madrid señale una presencia de dioxinas y furanos en el Ensanche de Vallecas que triplica a la obtenida en la calle Montesa del distrito Salamanca.

Estos compuestos peligrosos que pertenecen a la llamada “docena sucia”, un grupo de productos químicos muy peligrosos, también forman parte de los llamados COP o Contaminantes Orgánicos Persistentes, señalados en diferentes estudios por su relación con el incremento del riesgo en la población de contraer diversos tipos de cáncer (pleura, vesícula, estómago o páncreas) y enfermedades graves (como el linfoma no Hondgkin o malformaciones en recién nacidos).

Pese a que es abundante la literatura científica que avala nuestras preocupaciones y que coinciden en que «existe un incremento significativo del riesgo de muerte por cáncer en las localidades próximas a incineradoras e instalaciones para la recuperación o eliminación de residuos peligrosos”, el año pasado decidimos iniciar un nuevo estudio, en este caso un biomonitoreo de vegetales y alimentos en el entorno de Valdemingómez, de la mano de la fundación holandesa ToxicoWatch y coordinado por Zero Waste Europe y que hemos repetido en 2022.

Los resultados obtenidos en el biomonitoreo de 2021 mostraban niveles alarmantes de contaminantes peligrosos para la salud de la población y el medio ambiente. De hecho, los niveles de dioxinas en los huevos recogidos en los alrededores del PTV superaron el límite legal de 5 picogramos por gramo de materia grasa establecido por la Unión Europea, alcanzando un nivel de dioxinas de 13 picogramos por cada gramo. Es decir, no sería aconsejable el consumo humano de esos huevos.

Igualmente, los resultados de los análisis de dioxinas en musgos mostraron concentraciones muy elevadas, siendo significativamente más altos que otros obtenidos en investigaciones de biomonitoreo entre 2019 y 2021 en Incineradoras de otros países de Europa.

En 2022 la situación se mantiene con resultados similares, tanto en los huevos de gallina como en las muestras vegetales. El análisis de musgos coincide con los datos de 2021, apreciándose una elevación de dioxinas sobre todo a unos 2 km al suroeste de la incineradora, el mismo aumento de dioxinas que ha mostrado la investigación sobre agujas de pino en 2022.

A todo esto hay que añadir, que en plena toma de muestras para el biomonitoreo de 2022, descubrimos que en la montaña/vertedero de sacas de cenizas, al estar almacenadas a la intemperie en vez de ser enterradas como corresponde, habían empezado a reventar decenas de ellas, como consecuencia de su deterioro por exposición a las inclemencias meteorológicas. Pese a haberlo denunciado al SEPRONA, aún no hemos recibido respuesta alguna de la investigación. Mucho menos del consistorio o la Comunidad que, eso sí, en declaración a los medios se han dedicado a echar balones fuera, culpándose mutuamente del desaguisado.

Parece evidente que en Madrid los residuos y la salud importan bien poco a quienes gobiernan. Pero, para su desgracia, han topado con huesos duros de roer y pese a su insistencia en mantener la incineradora y su contaminación, las organizaciones que componemos la Mesa por el Cierre de la Incineradora de Valdemingómez vamos a seguir trabajando para que la ciudadanía conozca el riesgo de la incineración de residuos y concretamente de la vetusta Incineradora de Valdemingómez y no descansaremos hasta verla cerrada. Por ello, y en base a todo lo anterior, Ecologistas en Acción de Madrid, la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) y el Grupo de Acción para el Medio Ambiente (GRAMA) exigimos:

  • El diseño y ejecución de un Plan de Cierre de la Incineradora de Valdemingómez, que respete el plazo de cierre definitivo en 2025. Si pudiera ser antes, mejor que mejor. Más años de incineración sería un disparate.
  • La licitación y puesta en marcha del contrato de mediciones mensuales en inmisión de contaminantes orgánicos persistentes, en el entorno del Parque Tecnológico de Valdemingómez, realizadas por un organismo o empresa de independencia acreditada y que dé público acceso a los datos de forma transparente y continua.
  • La creación de una Comisión de Seguimiento del Plan de Cierre de la Incineradora de Valdemingómez, participada por entidades sociales, vecinales y ecologistas.
  • La aprobación de una Estrategia de Prevención y Gestión de Residuos de la Ciudad de Madrid en la línea de la de 2017-2022, esto es, una estrategia con sus planes correspondientes dedicados a la implementación de políticas responsables de reducción significativa de la generación de residuos y a su gestión enmarcada en los principios de la economía circular, el respeto al medio ambiente y el cuidado de la salud pública.
- Muchas gracias a Alberto de comprarcasaberrocales.es por su ayuda.